Me enamoré de ti

XLVIII

Despierto con una sensación asfixiante, siento calor y como un cuerpo me aplasta. Abro los ojos y lo primero que veo es una pared color negro y ropa tirada en el piso. Localizo la mía a un lado de la puerta.

Rápidamente las imágenes de lo sucedido de ayer me vienen a la cabeza, mis mejillas se sonrojan recordando cada detalle, mi piel cosquillea cuando llega a mi mente muchas sensaciones, su piel sudorosa contra la mía, los besos repartidos por toda mi piel...

Trago saliva y hago todo lo posible para salir pero es absurdo, me tiene atrapada entre sus brazos, su brazo está sobre mi abdomen y su cabeza está enterrada en mi cuello en donde puedo notar su pausada respiración, sus piernas están enredadas con las mías

Con cuidado me desenrosco de sus piernas y agarro su brazo y lo dejo a su costado, lentamente me deslizo fuera del contacto de su cabeza y la apoyo en la almohada. Lo miro, luce exageradamente atractivo durmiendo y no me importaría amanecer con esta vista todas las mañanas. Me levanto de la cama y tomo la otra almohada para hacer que la abrace, rápido él se aferra a esta.

Me alejo y recojo mi ropa. Ayer fue increíble y no me arrepiento, pero eso no quiere decir que no sienta un poco de remordimiento por lo que hice, si, engañé a Marcos y no se lo merece. Me coloco la ropa interior, quisiera darme un baño pero no tengo tiempo, me coloco la ropa y me maldigo internamente cuando no aguanto las ganas de ir al baño. Entro a la puerta y me demoro haciendo mis necesidades, lavo mi rostro y robo un poco de pasta dental. Me detengo en las marcas en mi cuello y no quiero ni pensar en las de mi pecho, joder ¿cómo oculto esto?

Miro los productos que tiene en su tocador, no hay nada que me pueda ayudar.

-maldito Oliver.

Me acomodo el cabello sobre los hombros y logro disimular un poco.

Suspiro y salgo. Cierro la puerta con lentitud y me volteo, me congelo cuando veo la figura frente a mi.

Me topo con su torso desnudo, viste unos pantalones de chándal y su cabello está desordenado, por último, su mirada profunda me examina como si supiera que escondo algo.

-pensé que te habías ido -es lo primero que dice.

-es lo que tengo pensado hacer.

-¿qué? No te vas a ir Kate

-me tengo que ir -paso por su lado, pero su mano en mi brazo me detiene -ya obtuviste lo que querías, ¿qué más quieres?

Conecto los ojos con los suyos, estos me miran seriamente.

-¿crees que esto es un juego? -pregunta y me encojo de hombros. -No eres un juego para mí.

-está bien, ahora me tengo que ir, de verdad.

-¿por qué?

Abro mi boca para hablar pero no sale nada y me frustro.

Me zafo de su agarre y tomo mi cartera, no reviso mi celular porque sé que habrán millones de mensajes.

-no puedo creer que siempre salgas corriendo como una completa cobarde.

-si eso crees que soy, pues si, lo soy. Prefiero ser eso a estar compartiendo el mismo espacio contigo.

Sonríe con ironía.

-joder, ¿sabes? haz lo que quieras, pero, no vas a irte sola, yo te llevo.

-no -contesto enseguida.

-no te estoy preguntando, es una orden.

Me muerdo la lengua para no soltar una maldición.

-y deberías darte un baño.

Me dice para luego salir de la habitación. Aprieto mis labios con furia y entro en el baño. Me quito la ropa y la dejo en un perchero. Me meto en la ducha y el agua fría logra despertarme, no me importa la temperatura debido a que ya estoy acostumbrada.

Dejo que el agua me relaje y como pensé hay muchas marcas alrededor de mi pecho y cuello. Termino y tomo una toalla. Me seco rápido y me cambio en el baño, ya vestida, salgo y la habitación está vacia. Miro los alrededores buscando mis zapatos, los tomo y me los coloco.

Ya estando presentable, camino fuera de la habitación y bajo las escaleras. Oliver ya está vestido y ¿qué hace? Me acerco y veo que está sirviendo un desayuno.

-siéntate -indica.

-no tengo tiempo.

-deja la terquedad, tienes que comer bien.

Me rindo y me dejo caer en la silla. Empiezo a comer en silencio bajo su atenta mirada. Termino y me levanto a dejar el plato y vuelvo a la sala. Oliver también termina de desayunar y toma las llaves de su carro. Me tenso cuando siento su mano sobre mi espalda baja y me guía hasta la salida.

Llegamos hacia la salida y ya estando afuera, él busca su carro y lo saca del estacionamiento, me abre la puerta de copiloto desde adentro y subo. Me coloco el cinturón y conduce. Hay un silencio sepulcral en el transcurso, solo se escucha la música de la radio y nuestras respiraciones.

Le echo un vistazo por el rabillo de mi ojo, está concentrado en la carretera manejando, su ceño está fruncido y de vez en cuando noto como aprieta el volante, como si algo le molestara. Vuelvo a mirar por la ventana.

Cuando llegamos me bajo y me sorprendo cuando miro que también lo hace. Camino hacia el edificio con él siguiéndome, entramos al ascensor y marco el número de mi piso. Espero los segundos evitando su mirada, cada vez que lo veo, las escenas de la noche de ayer me consumen.

Las puertas se abren y salgo, camino hasta que me quedo estática en mi sitio, Oliver también lo hace y yo no sé dónde carajos meterme. Marcos está frente a la puerta de mi casa. Veo como toca pero nadie responde y entonces se voltea y sucede lo inevitable.

Sus ojos mieles chocan con los míos para luego caer sobre los azules de Oliver. Su expresión es confusa pero luego logra comprender todo, ésta cambia a una de completo enojo, noto como avanza con decisión hacia mi. Oliver coloca su mano en mi cintura y me pega a su pecho, mi corazón late frenético. Sus pasos se detienen frente mio, me mira y me muerdo el labio nerviosa.

-¿dónde estabas? Ayer te esperé luego de que fuiste al baño, nunca te apareciste -dice, sus ojos solo me miran a mí y empiezo a sentir la culpa.

-Marcos, yo... -trato de explicar pero no se me ocurre nada.



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En el texto hay: romanace

Editado: 03.08.2024

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