Me alejo no queriendo ver su reacción, soy patética, nunca me imaginé al borde de sentimientos para declararlos, mi mente da mil vueltas procesando todo. Estoy nerviosa y empiezo a sentir el desazón en mi corazón previendo lo que va a decir ahora y no sé si estoy lista para sus palabras. No, cuando no sé si me va a hacer pedazos.
No le doy la cara, no soy capaz de hacerlo.
Su silencio me desespera, quiero que diga lo que sea, ya sea bueno o malo, solo necesito una respuesta ya.
-Katerine -por fin habla, el latido de mi corazón en mi pecho no deja de sonar en mis oídos.
Siento como su piel hace contacto con la mía cuando me agarra de los antebrazos hasta hacerme voltear. Lo miro a los ojos y no sé que es peor, si lo que me hace sentir con solo un roce o su cara de ya lo sé, por lo menos esperaba que me rechazara y me dijera que no quiere nada.
-¿qué sientes tú? -pregunto por fin.
-no lo sé -su respuesta me decepciona un poco. -sé que me gustas pero, no creo tener los mismos sentimientos fuertes que tú sientes.
Las lágrimas se acumulan en las esquinas de mis ojos, agradezco su sinceridad, la prefiero antes de que me esté endulzando el oído diciéndome aquello que quiero escuchar.
-está bien, no tienes que fingir nada que sientes -me alejo de su toque, quito todo rastro de lágrimas de mi rostro y vuelvo a mirarle. -entonces ya aclaramos todo.
-¿cómo te sientes?
-no sientes lo mismo, supongo que tengo que hacer borrón y cuenta nueva -hago un amago de sonrisa que termina en una mueca.
-me gustas -no quiero subir mis ilusiones, pero inevitablemente vuelven.
Lo malo es que no es suficiente porque yo estoy enamorada de él, colada hasta los huesos. Un gusto es diferente a estar enamorado, el primero se puede ir en cualquier momento y el segundo es más difícil que desaparezca.
-bien.
Se acerca y mis sentidos se ponen en alerta, roza su nariz con la mía, desde aquí puedo sentir su loción, huele delicioso y no es justo, porque sabe lo débil que soy ante él y se está aprovechando de eso.
-dejemos las etiquetas a un lado y solo disfrutemos el uno del otro -susurra, mis ojos caen en sus labios y empiezan a parecerme apetecibles.
¡Cielos! Quiero besarle.
-no quiero ser tu amiga con derechos.
Se echa a reír.
-lo digo en serio.
-nada de etiquetas.
Bufo.
-¿cómo sé si no estás jugando conmigo?
-dejándote llevar -susurra en mi oído.
-para ti es fácil decirlo, no eres la persona que va a salir lastimada de todo esto -no pienso lo que digo.
-¿a qué le temes? -sus manos toman mis mejillas haciendo que lo mire.
-yo... No quiero que me hagas daño.
-no es mi intención hacerlo, permite que estemos juntos y veamos si funciona o no, equivoquémonos juntos -roza sus labios con los míos.
-no se...
-déjame convencerte.
Y me besa, con ansias y fervor, se aferra a mi boca como si fuera lo único que le quedara, me aprieta con él, muerde mis labios y mi boca suelta un sonido ahogado cuando me agarra del cuello y afianza el beso para luego su lengua encontrarse con la mía. El fuego empieza a propagarse en mi abdomen, no se cuánto va a durar esto pero mientras tanto, me permito disfrutar el momento de estar entre sus besos y caricias.
Su boca desciende por la piel de mi cuello dejando besos por toda la zona, inclino mi cabeza para dejarle el paso libre. Cierro mis ojos y me sumerjo en varias sensaciones.
Vuelve a mis labios, esta vez más calmado y no se, pero su beso de siente distinto, como si quisiera mostrarme algo que con palabras no es capaz de decirme.
Cuando nos separamos veo que sus labios están rojos e hinchados, así deben lucir los míos.
-¿y te convencí?
-¿mm?
-¿o necesitas otro incentivo? -me sonrojo.
-no digas tonterías.
-¿eso es un si o un no?
-es un debería pensarlo.
Me abraza y se siente como estar en casa.
-tómate todo el tiempo que quieras, pero... ¿me dejarías besarte mientras lo piensas?
Suelto una carcajada.
-no puedo pensar así -entrelazo mis brazos en su cuello.
-que mala eres.
-¿y si me quedo hoy?
-¡estás loco! Cómo te puedes dar cuenta no vivo sola.
-no sería la primera vez que me escondes de la presencia de tu amiga -dice burlón.
-si, pero...
-entonces me quedo.
-¡oye yo no he dicho nada!
-shh, sé que quieres que me quede.
Se aparta de mi y empieza a buscar en el televisor algo para ver.
Me coloco al lado de él a una distancia prudencial, lo cual es estúpido porque ya hemos sobrepasado las barreras de contacto.
Oliver consigue una película de navidad y nos ponemos a verla. Noto como en medio de la película su mano me busca para estrellarme contra su pecho., me sorprendo por su acción pero rápidamente me acostumbro.
Empiezo a sentir los ojos pesados hasta que no soporto más y los cierro quedándome dormida.
Y es que es imposible no hacerlo cuando se siente tan cómodo y calentito.
|•••|
Me remuevo hasta abrir los ojos, el lugar está a oscuras y cuando mis ojos se acostumbran a la oscuridad veo que estoy en mi habitación. Voy a levantarme porque no se que hora es pero, un brazo me aprisiona el cuerpo, me volteo y sonrio cuando me encuentro con el rostro de Oliver dormido. Se ve tan tierno que me es difícil no llevar mi mano hasta su cabello que cae por su frente y apartarlo. Acaricio su mejilla y entonces él abre los ojos.
Mi corazón da un vuelco del susto.
-me asustaste -le riño.
-¿desde cuándo me estás acosando?
-no estaba haciendo eso. -digo y cambio de tema -¿qué estás haciendo aquí?
-te dije que me iba a quedar.
-¿cómo hiciste con Bárbara?
-oh, no sé si llegó, cuando se acabó la película me dí cuenta de que te habías quedado dormida y decidí traerte a tu cama.
-y en el proceso también te dormiste tú.
-medio me dormí, claro que le puse seguro a la puerta, creo que no quieres que tu amiga se entere.