Me EnamorÉ De Un Amor Que No Era MÍo.

Epílogo

ME ENAMORÉ DE UN AMOR QUE NO ERA MÍO.

Epílogo.

Año 2019.

Cuatro años después.

A los seis meses de casados, David y yo tomamos una gran decisión: mudarnos a su pueblo natal para administrar una granja. Fue un cambio drástico, lejos de mis amigos y familiares, pero después de hablarlo a fondo, supe que era una gran oportunidad para él y para nuestro futuro. Aun así, la transición no fue fácil. Extrañaba mi hogar, a mis padres, el pueblo, pero poco a poco fui adaptándome a nuestra nueva vida.

Cuatro años habían pasado desde el día en que me casé, y cada uno de ellos había estado lleno de amor, crecimiento y complicidad. Mi matrimonio con David era todo lo que siempre soñé. Él era mi todo, mi complemento perfecto. Siempre hablábamos con honestidad, sin miedo a expresar cuando algo nos molestaba, juntos buscábamos soluciones para mejorar. La comunicación y la confianza entre nosotros eran inquebrantables; en cada decisión, grande o pequeña, siempre tomábamos en cuenta la opinión del otro.

Nuestra felicidad se hizo más grande con la llegada de nuestra pequeña princesa, Sofía, tenía tres años. Mi embarazo fue tranquilo, rodeada de amor y consentida por todos: mis padres, mis suegros y mis cuñados. David estuvo a mi lado en cada momento. Cuando Sofía nació y la sostuvo en sus brazos por primera vez, sus ojos se llenaron de lágrimas, al igual que los míos. Ella era la prueba más hermosa de nuestro amor.

Desde el principio, David fue un padre increíble. Incluso en las noches en las que Sofía no nos dejaba dormir, él se quedaba despierto con ella, arrullándola en sus brazos y susurrándome que aprovechara para descansar. Pasaban horas juntos, riendo y jugando, quizá por eso ella estaba tan apegada a su papá.

Una vez, tuve que viajar sola por una semana y esa misma noche, Sofía enfermó. Lloró sin parar, le subió la fiebre y al día siguiente no quiso comer nada. En cuanto le avisé a David, no dudó en ir. En cuanto ella lo vio, su malestar desapareció como por arte de magia. Su amor por él era innegable y él siempre estaba ahí para ella.

David y yo nunca tuvimos secretos. Todo nos lo contábamos. Recuerdo una vez, cuando una supuesta amiga comenzó a enviarle mensajes comprometedores y completamente fuera de lugar. David jamás los respondió y sin dudarlo, me lo contó de inmediato.

Cuando me preguntaban si confiaba en él, la respuesta era sí, con los ojos cerrados. David era un caballero en toda la extensión de la palabra. Solo tenía ojos para Sofía y para mí, siempre éramos su prioridad.

De vez en cuando teníamos algún desacuerdo, pero nunca permitíamos que se convirtiera en algo más grande. Siempre encontrábamos la manera de resolverlo. A veces me detenía a pensar en todo lo que habíamos construido y no podía evitar sonreír. Me gané la lotería con ese hombre. Lo amaba con todas las fuerzas de mi corazón, no me arrepentía ni un segundo de la decisión que tomé. David fue un ángel en mi camino y a su lado, era inmensamente feliz.

Siempre que podía, viajaba para visitar a mis padres y mantenía contacto constante con Sebastián y Clara. Nuestra amistad nunca se perdió a pesar de la distancia. De hecho, un día cualquiera, Sebastián me escribió, pero no para hablar del pasado, sino para pedirme consejo. Había conocido a una chica que le había cautivado por completo. Lo que más le llamó la atención de ella eran sus principios y valores, algo que, según él, ya no se veía con tanta frecuencia. Sin embargo, tenía miedo de dar el primer paso.

Me sentí emocionada de verlo ilusionado, por supuesto, lo animé a arriesgarse. Sabía que era un buen hombre y que nunca lastimaría a alguien, mucho menos después de todo lo que él mismo había vivido. Me pidió ayuda para escribirle algunos mensajes y conquistarla, no pude evitar sonreír cada vez que me llamaba para preguntarme cómo avanzar, qué decir, cómo sorprenderla.

Con el tiempo, Sebastián se enamoró perdidamente. Me confesó que ella era diferente, que le hacía sentir algo único, aunque, en medio de una conversación sincera, también me dijo que yo siempre sería su amor prohibido, un recuerdo que jamás desaparecería de su corazón. Él estaba feliz, y yo lo estaba por él.

La chica provenía de una familia con fuertes valores y principios. Aún guardaba su virtud y se lo había dejado claro a Sebastián desde el principio. Pero eso no lo desanimó, al contrario, la respetó más y con el tiempo, conquistó su corazón. Encontró a la mujer perfecta para él.

Y así, el 30 de agosto Sebastián se casó. ¿Pueden creerlo? Encontró a su otra mitad, a su compañera de vida. Me hubiera encantado estar presente, pero la distancia lo hizo imposible. De corazón, lo acompañé en ese día tan especial.

Con el tiempo, las cosas cambiaron. Ya no hablábamos como antes, desapareció, se alejó, perdimos contacto. Imaginé que quizás su pareja podría sentirse incómoda al saber lo que un día él sintió por mí y por respeto a ella decidió cortar toda comunicación conmigo. Tenía que admitir que me dolió, pero sabía que Sebastian era feliz, había encontrado a su otra mitad. Al final, tuvo la vida que merecía: plena y llena de amor.

De Clara, podría contar que, tres años atrás, se había casado con el chico que tanto le gustaba. Un año después, tuvo un pequeño príncipe que se convirtió en su adoración. Había encontrado un gran hombre que la amaba y la hacía inmensamente feliz. Seguía viviendo en la ciudad y además, había logrado algo que siempre había soñado: le otorgaron una beca y estaba estudiando en la universidad. Con ella mantenía contacto todos los días, más porque era la madrina de mi pequeña hija.

Saúl también se había casado tres años atrás. Aunque, según él, "le tocó" porque había embarazado a su novia antes del matrimonio. No se podrían imaginar el disgusto de mi tío en ese entonces; estaba furioso, casi al punto de desheredarlo. Pero luego llegó su nieta, y con su sola presencia lo había enamorado. Lo cierto era que Saúl había encontrado una buena mujer que lo amaba y lo apoyaba en todo.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.