Han pasado 10 años desde que viví en esta fortaleza. Ya casi no recuerdo bien cómo era mi antiguo hogar. Siento que cada vez pierdo los recuerdos más significativos de mis amados padres, y eso me asusta. Pero estoy agradecida de estar viva, aquí dentro de estas paredes de concreto, protegida junto a mis amigos que han sido como una familia para mí. Doy gracias a Dios por poder ver una resplandeciente mañana, entrenar junto a mis colegas cazadores y después de un arduo trabajo, disfrutar de un caliente y agradable alimento que pasa por mi boca.
Un privilegio que muchos han perdido desde que ocurrió el desafortunado incidente. O eso dicen, unos científicos dejaron escapar a una especie de monstro, macho y una hembra creados en laboratorio que se alimentan de carne humana.
Un monstruo insaciable de hambre, rápido y muy peligroso. Se escapó de los laboratorios y jamás lo encontraron.
Su creación se multiplicaba demasiado rápido, igual o incluso peor que los roedores. Sus ataques eran brutales, se movilizaban en grandes grupos y acababan con ciudades y pueblos enteros.
Con el pasar de los años, cada vez quedaban menos humanos, gracias a esas criaturas, la vida se limitó bastante para evitar ser devorados, y la hambruna creció al no poder producir como antes, y como si fuera poco lo que ocurría, se empezó a extender el rumor de que se ha visto una bestia gigante por los aires, con grandes alas y una cola gigantesca que se despliega desde el cielo. Una criatura que solo hemos escuchado en leyendas y en cuentos de hadas que nos solían contar cuando éramos pequeños. Pero se suponía que solo era eso, un cuento de hadas, una supuesta "imaginación" creada por el hombre. Ahora, esa bestia con alas conocida como "Dragones" aparece misteriosamente ante nosotros.
Aunque para muchos es una estupidez lo que se ha rumoreado, yo también vi uno cuando era niña y estoy segura de que fue él responsable de mi dolor...
27 de marzo de 2050, me levanté como siempre a las 3 de la mañana, sudando y cubierta de lágrimas por aquel sueño que siempre está presente, a pesar de que ya han pasado años. Lo recuerdo como si hubiera sido ayer. ¿Cuánto más seguiré así?
Cuando tenía ocho años, recuerdo muy bien que mi papá me decía que tenía que sobrevivir sin importar cómo, y así lo hice. Cuando él murió junto con mi madre, decidí unirme a los cazadores con el fin de sobrevivir y evitar morir de hambre y soledad. Si no hubiera tomado esta decisión, estaría como la mayoría, sola y sin saber qué hacer.
Aquí adentro estoy rodeada de muy buenas personas que, al igual que yo, perdieron a su familia o decidieron unirse a la cacería por decisión propia. Aún me falta mucho para salir a cazar, pero estoy segura de que entrenaré muy duro para poder hacerlo algún día. Cortaré mi primera cabeza de un dragón y solo así vengaré a mi familia.
Me levanté de la cama y fui a dar un paseo por la playa, que quedaba a unas cuadras de la fortaleza. El cielo estaba oscuro, sin estrellas. Me senté en la arena fría y suave, escuchando el choque de las olas y sintiendo la brisa cálida del mar en mi rostro.
Tan relajante. De pronto, alguien me tapó bruscamente la boca por detrás, mi corazón se aceleró del susto. Luego me di cuenta de que la voz de la persona que tapaba mi boca era la de Henry, mi compañero de la infancia desde que llegué a la fortaleza.
Henry se rió a carcajadas al ver mi cara de susto, me enfurecí y me quité mi zapatilla del pie derecho, comencé a golpearlo.
- Ya te he dicho que odio que me hagas asustar, Henry, pero veo que no te cabe en esa nuez que tienes por cabeza.
- (Risas) No pensé que te asustarías tanto, pero en serio, no salgas sola. Es peligroso - dijo Henry con seriedad.
Henry y yo volvimos juntos a la fortaleza, el sol estaba a punto de salir. Yo tenía que alistarme para entrenar toda la mañana y luego ir al área 7 donde Henry y Michael me enseñarían a disparar diferentes tipos de armas: pistolas y, sobre todo, a disparar ballestas. Esa arma estaba diseñada para adormecer a un dragón, pero no para matarlo. No entendía por qué solo querían adormecerlo cuando nuestro objetivo era eliminar a todo tipo de especies que nos llevara a la extinción.
Mientras disparaba, solo podía pensar: ¿por qué no los matan? Me hacía un montón de suposiciones, como tal vez, ¿se les será más fácil asesinarlos cuando duerman? La duda incrementaba, así que para aliviar mi inquietud tenía que preguntar a alguien, y solo podía confiar en Henry.
- ¡Escarleth! ¿En qué tanto piensas? Mira dónde estás disparando, ¡no le diste ni a uno! Me regaño Michael, el mejor amigo de Henrry y por su puesto también es amigo mío.
- Lo siento, no estaba concentrada.
La clase de tiro terminó, esperé a que Michael se fuera para preguntarle a Henry a solas.
Cuando le pregunté, su gesto era dudoso, como si no tuviera permitido hablar de ello. Pero insistí e insistí mucho hasta que accedió, me dijo que nos viéramos esa misma noche a las 10 en toque de queda, en la entrada de la zona 13, donde nadie, absolutamente nadie, podía ir. Solo el personal clasificado podía entrar.
Para entrar a la clasificada zona 13 hay que poner la cara en la máquina de reconocimiento facial y, por último, la famosa tarjeta roja sobre un panel digital. Todo ese lugar estaba cubierto de cámaras, enfocando en cada rincón del lugar. Pero lo más extraño es que era un cuarto vacío con un ascensor al fondo, parecía un cuarto embrujado más que un laboratorio.