Me Enamoré de un Dragón

Nos volvemos a encontrar

Del susto le lance unos de mis tenis que traía en mi mano, le llegó justo a su estómago. Él se encogió del dolor por el zapatazo que le di.

- Uyyy, perdóname, es que me asustaste.

Cuando alzó su cara, me sorprendió, era el chico que le regañe por estar nadando en la noche.

- Porque estas a la defensiva? Me pregunto.

- Lo siento, si fui algo agresiva, creí que era un trocotrons, además, solo fue un zapato, pudo haber sido peor si te hubiera atacado con mi... - buscaba mi arma entre los bolsillos.

- ¿Tu arma electica? con la que pensabas electrocutarme la primera vez que te vi.

Me quedé en shock, como él sabía que cargaba un arma eléctrica en mi bolsillo aquella noche, si nunca la saqué, esa vez solo metí mi mano en el bolsillo por si el hacia un movimiento raro, pero nunca la saqué.

- No pongas esa cara de miedo. - me lo dijo riéndose –

- Me di cuenta de que la tenías porque se te dibujo en el bolsillo.

- Ah, entiendo. -Le respondí.

No le creí, porque recuerdo muy bien que esa noche estaba oscuro. Apenas lo podía ver bien el rostro y eso fue porque se acercó, además, la ropa que traía puesta en aquel momento era una chaqueta negra y pantalones cortos negros. –Pensé. No tenía caso seguir dando vueltas al asunto. Lo mejor era pararme e irme, pero cuando me apoye sobre mis pies, un dolor fuerte y punzante en mi pie izquierdo hizo que me encorvará y pusiera cara de dolor.

- Está hinchado. -Me dijo, me puso su mano para que me apoyara-

- Si, lo se.

Cuando estaba parada con todo el peso de mi cuerpo en mi pierna buena, el me levantó con sus dos brazos y me cargó.

- ¿Q-Qué estás haciendo? Solo acepte que me ayudarás a pararme no a que me cargues como a un bebe.

- Te doblaste el pie, si vamos a tu paso no llegamos nunca. ¿Aun quieres bajar y quedarte aquí?

Él tenía razón, aunque él mediera desconfianza no podría llegar a la fortaleza viva, no al menos cojeando. Me trague la vergüenza ser cargada así por un extraño solo pudo callarme y agradecerle por no dejarme botada en la noche. - Gracias por ayudarme, pero prefiero que me cargues en tu espalda, porque así… me siento algo extraña.

Me bajó cuidadosamente de sus brazos, se hinco dándome la espalda para que yo pudiera subirme, era la primera vez que un chico me cargaba en su espalda, se sentía bien.

Cuando empezó a caminar sentí como si estuviese en una cuna meciéndome suavemente, me apegué más a su espalda casi abrazándolo, sentí el calor que emanaba de su amplia espalda.

- ¿Estás bien? no has dicho ni una sola palabra. -Me preguntó.

- Lo siento, es que tu espalda es cómoda, me estaba quedando dormida. -Le respondí apenada.

- Duerme, te despierto cuando lleguemos.

- Oye, estaba pensando que aún no se tu nombre.

- Soy Derek. Me respondió, pero no pregunto por el mío.

- Lindo nombre.

Nos volvimos a quedar en silencio por buen rato y empecé a preocuparme si yo pesaba mucho, pero no se le notaba que estuviera cansado a pesar de que ya me tenía sobre su espalda un buen rato. Observaba el cielo, mientras respiraba la leve brisa que acariciaba mis mejillas. Accidentalmente mis ojos vieron la nuca de Derek, no pude evitar sonrojarme, desvié mi mirada al suelo rápido.

- Es extraño, es de noche y no nos hemos cruzado ni un solo troncotrons, por lo general atacan más a esta hora y estamos en la mitad de la noche y no ha habido ninguno cerca.

- ¿troncotrons? – Pregunto el chico. Me sorprendí de que no conociera el nombre.

- Si, las criaturas que comen carne y atacan todo el tiempo. Las llamamos Troncotrons, ¿cómo las llamas tú?

- Igual. – respondió. -

Su respuesta fue vaga y poco convincente, era una persona de pocas palabras y algo extraño.

- Derek, si quieres bájame, ya debes estar cansado, aún falta para llegar.

- No soy débil como los de tu especie. ¿quieres bajar?

- ¿Especie? Habla muy extraño – pensé - No, estoy muy cómoda aquí arriba. – le respondí-

- Llegamos.

- Gracias por traerme. -Me baje de su espalda -

El solo me miró en silencio y se marchó caminando en medio de la oscuridad. Le grité a Steffy para que me abriera la puerta, pero no me escuchaba, me senté cerca de la enorme puerta a esperar, al menos estaba encendido los faros que rodean la fortaleza.

Me aburrí de esperar corrí y cojeando con un pie para ver si alcanzaba a Derek, pero ya no estaba.

De la nada empezó hacer mucho frío y el cielo se nublo, comenzó a llover muy fuerte y de pronto un rugido que venía del cielo hizo que mi cuerpo se estremeciera, se estaba desencadenando una tormenta muy fuerte, la marea del mar aumentaba por la lluvia. Empezaba asustarme, quería regresar a la puerta de la fortaleza, pero me daba miedo perderme al intentarlo ya que no podía ver bien.




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