Luego de manejar un largo trecho sin ver nada inusual, ambos caminaron por la playa enfocando sus miradas hacía los alrededores, buscando un algo difuso que ni ellos mismos sabían explicar que podía ser, bajo el inclemente sol, cuando de pronto en la punta de la playa vieron un extraño artefacto muy ajeno a la tecnología humana, lo cual los dejó paralizados y sin palabras, como sin palabras quedaron al observar que dos seres humanos de género claramente femenido con raras vestimentas contemplaban el mar con la mirada ausente…
***
—Muriel, Muriel, primita, mira…, allá vienen dos personas, por cierto lucen idénticas, ¿qué raro?, seguro primita son los marcianos que viven en la Tierra de los que papá me habló.
—Kalena, Kalena, qué bueno que han llegado tan rápido, en este lugar hace un calor horrible, le voy a decir a esos señores que nos busquen un refugio seguro para resguardarnos de este horroroso calor y ni que decir que el sol parece que se va a comer a la Tierra con su gran tamaño, ¡Diosa madre!, me voy a quedar ciega, me voy a achicharrar…
¡Diosa mía, Muriel si se quejas!, yo se lo dije a papá que seguramente me iba a tocar cuidarla, bueno pero cambiando el tema seguro estos dos señores nos prestaran la colaboración debida, nos ofrecerán refugio y nos darán acceso al Centro Espacial Kennedy con los consabidos archivos donde podremos saber de las andanzas terrícolas concernientes a sus planes de viaje espacial hacía nuestro planeta. Gracias a la Diosa, estos señores llegan a tiempo y de ese modo podremos cubrir las huellas de la cápsula averiada, ningún terrícola debe saber que venimos de Marte. Con respecto a nuestra ropa, zapatos y accesorios ya veremos, por más que Muriel se queje lo más seguro es que no podamos recuperar nada, ¡ay no!, seguramente pasará días quejándose… No, no.
Bueno déjame salir de este trance para recibirlos con la cortesía debida, ¿qué hablarán inglés o español?, bueno estos chips de idiomas nos van a traducir independiente del idioma terrícola al lilin así que es hora de romper el hielo. Pero, haber a haber que les digo, ah ya sé:
—Muy buenos días estimados señores, muchas gracias por llegar a tiempo para auxiliarnos en nuestra desventurada circunstancia… Ustedes deben ser Julius y Xian, los informantes encargados de recibirnos… —me pongo de pie pero veo que estos señores parecen impactados y me miran a mí y a Muriel de arriba a abajo con gran asombro, como si fuéramos dos bichos raros, así como de pronto desvían la mirada hacia la cápsula espacial averiada, pero sobre todo miran hacia las maletas rotas de las que sobresale toda clase de ropas, ¡ay que desastre! Para colmo Muriel mira hacia la masa de agua que parece metal fundido donde se ha hundido su caja de accesorios y joyas… ¡Oh, Diosa madre!, pero bueno, en estos momentos es mi deber insistir hasta ser escuchada.
—Señores, por favor dense prisa, hay que ocultar la cápsula espacial y necesitamos su colaboración con nuestro equipaje, por favor, dense prisa —que lentos son, honestamente no sé qué les pasa, según papá dos personas como estos señores iban a interceptar la cápsula a cómo diera lugar para recibirnos como nos merecemos.
Bueno, veo que finalmente estos dos, que por cierto se ven muy asustados, por fin se han decidido a hablar.
Uno de los seres idénticos con los ojos desorbitados y bastante nervioso es el primero que se atreve a hablar:
—Ho…Hola, ¿quiénes son ustedes dos?
Yo enseguida le respondo malhumorada, bien harta de aquel mal aterrizaje, de pensar tener que compartir con Muriel mi vida durante tres meses, de haber perdido mis vestidos, mis joyas e imaginar que el transmisor de noticias entre la Tierra y Marte seguramente está tan averiado como la cápsula espacial, lamentablemente pierdo la paciencia y respondo enfurecida.
—¿Cómo que quiénes somos nosotros? —las carcajadas de Muriel quien claramente ha perdido la poca cordura que tenía, sí es que alguna vez ha tenido un poco de ella, me hacen proferir unas maldiciones en lilin, además de gritarle:
—¡Cállate Muriel!, pero, ¿qué te sucede?, mira que estamos viviendo algo bien serio, ¿en verdad no te puedes comportar a la altura? —ahora se ríe con más fuerza y debo armarme de paciencia para poder intentar dialogar con estos dos idiotas que parecen unas estatuas de piedra idénticas, caray lo que me faltaba dos tontos idénticos. Pero respiro y respiro y se me ocurre brevemente la idea de que de verdad capaz ellos no son ningunos informantes y que aquella extraña tormenta desvió el curso de la cápsula de aterrizaje entonces… Diosa…, ahora dos terrícolas saben la verdad y además quién sabe: ¿dónde estamos?
Mirando a aquellos dos terrícolas que son como dos gotas de agua por lo idénticos, una pregunta sale de mi boca, una pregunta llena de cierto temor:
—Amigos: ¿Dónde estamos?
Esta vez el otro igual contesta, un poco más calmado:
—Estamos en la Isla de Margarita.
Los miro asombrada, ¡oh Diosa madre, pobres terrícolas deben estar muy asustados ahora mismo!, y, y ¿ahora qué hago? Bueno quizá La Florida y por ende Cabo Cañaveral quedan muy cerca, yo no creo que nos pudimos haber desviado tanto con la tormenta. Entonces le pregunto a aquellos dos seres idénticos:
—Estimados amigos, les será posible llevarnos o indicarnos como podemos llegar a Cabo Cañaveral ubicado en La Florida?
Aquellos dos seres se miran anonadados y se echan a reír de mi, ok, ok, todos parecen reírse de mí y de la situación tan penosa en que nos encontramos mi prima y yo, brevemente miro hacía el cielo buscando iluminación divina pero es que el sol se ve tan inmenso que brevemente me ciega y finalmente escucho a aquel par de bobos proferir algunas palabras.
—No sé de dónde son ustedes, pero Cabo Cañaveral queda en el estado de la Florida, eso queda lejísimo de Margarita, Margarita es una isla del Caribe que forma parte del territorio de Venezuela.
A caray, ahora soy yo la que me quedo en shock, de hecho veo que Muriel guarda silencio y me mira algo preocupada.