Me Enamoré De Un Terrícola

Capítulo 17 Sucesos en el restaurante y Kalena va a parar a la comisaría

Hoy me levante con el corazón arrebatado de amor, y es que recuerdo claramente haber soñado que Eduardo y yo contraíamos nupcias a orillas del mar específicamente en playa El Agua, en mi sueño mi familia estaba presente y papá se quejaba del intenso calor que hacía, calor que para nada en estos momentos me afecta, pero volviendo a mis sentimientos a pesar de los constantes sabotajes de mi parte racional que piensa: «Kalena tu eres una princesa marciana y él es un abogado terrícola no lo olvides, no va a funcionar, te vas a llevar una nueva decepción como con el príncipe Rino…», al final mi corazón manda y manda unirse al de Eduardo; entonces la contemplación de un incipiente amanecer con esos tonos rojizos que embellecen el cielo y me hacen recordar a Marte me distraen un poco, por lo que se me ocurre que necesito estar un rato a solas para poner en orden mis sentimientos y mis pensamientos y entonces tomo la decisión de salir a darme una vuelta por la urbanización que queda a orillas del mar.

Es que honestamente necesito un tiempo para cavilar, de hecho, pensando ya en trabajo hoy comienzo a hacer formalmente el informe al que llamaré: Aspectos sociológicos y psicológicos de los terrícolas humanos, este texto será el preludio a… Bueno, cuando finalmente lleguemos a la Florida y nos aboquemos a nuestra verdadera misión: determinar con precisión los avances tecnológicos de los terrícolas en materia aeroespacial y posibles fechas de aterrizaje de los terrícolas en Marte, por ahora utilizaré el dispositivo móvil que compramos en la tienda de Samuel el hermano de Sergio para comenzar el trabajo, pero eso será cuando regrese de la calle.

Al salir de mi habitación como es tan temprano reina el silencio por lo que incluso la señora Concha quien se distingue por ser muy tempranera, aún duerme, entonces me tomo un jugo de naranja que muy amablemente la señora Concha hizo para nosotros anoche y me dispongo a tomar el juego de llaves que nos entregó, unos dólares que acá son muy valorados, mi dispositivo móvil y por último me calzo mis sandalias, pero antes de partir me miro al espejo decorativo que queda en la sala y me contemplo a mi misma Kalena Alaylux, hoy me siento bonita, hoy me siento feliz, una amplia sonrisa se dibuja en mi rostro y además ya la moda terrícola no me parece ni horrible ni sus piezas diminutas, simplemente tiene su alma especial, es bella, es única.

Antes de partir miro todo a mi alrededor y comprendo con prontitud, que la vida es una caja de sorpresas con música propia y además es poseedora de sus propios tiempos, salgo al pasillo y aprieto el botón del ascensor, desciendo en soledad y salgo a la calle aún muy solitaria debido a la hora.

Camino frente al mar, sintiendo un delicioso fresco que envuelve todo mi cuerpo y ese olor a sal que inunda gratamente mis fosas nasales, veo en las alturas una preciosas gaviotas que de a tanto se sumergen en las aguas en la búsqueda de su alimento, y mientras camino mi mente hace un recuento de mi vida al completo y sobre todo de este nuevo y refrescante sentimiento que ha llegado a mi vida así de repente a renovar mi todo mi existir.

E inmersa en mis emociones variopintas pienso en Marte y la Tierra, dos planetas hermanos unidos por tanta historia común desconocida en su mayoría por los terrícolas dado su antigüedad, y entre caminar y caminar se hace la mañana, me detengo brevemente en mi andar para escribirle a Muriel un mensaje por W… WhatApp de que salí a caminar para que no se preocupe al no verme al despertar.

Mis dedos se desplazan ligeros por este antiguo teclado:

Kalena: Primita linda, esta madrugada amanecí con ganas de estar un rato a solas, salí a caminar aún sin rumbo definido, te llamo más tarde para que nos encontremos. Saludos marcianos 🙂

Sigo caminando, admirando todo el precioso paisaje que me rodea y pensando en la vida y sus giros inesperados, rememorando aquella infancia y adolescencia ahora perdida en los mares del destiempo, que incluye mi vida en Marte y ahora en la Tierra; mas de pronto, veo un local abierto por lo que decido ver que se ofrece para desayunar pues tanto pensar y caminar ha hecho que se me despierte el apetito.

Cuando entro en el local había sólo dos comensales, enseguida pido la carta y por supuesto escojo desayunar empanadas de cazón, con una bebida muy deliciosa que me ofrecieron que se llama malta y cuyo sabor se asemeja a una cerveza pero me explicaron los meseros claramente que no tenía licor, también me tomo un buen café y ahora mientras reposo disfruto un momento de calma y soledad sintiendo que un amor sublime brota de mi ser y que de ahora en adelante mi vida va a estar siempre atada a este planeta que los terrícolas tienen la bendición de habitar.

De pronto me doy cuenta que comienza a llegar más gente, en especial turistas que con sus lenguajes variados dan un aspecto cosmopolita a este hermoso local de desayunos y almuerzos típicos de la zona y mientras estoy ensimismada comienzo a escuchar a mi alrededor que alguien alza la voz lo cual da comienzo a lo que en Marte se conoce como una discusión.

Intento pagar con rapidez la cuenta para salir del local, pues recuerdo que lo único que no llevo conmigo es justamente mi identificación personal, recuerdo claramente que la identificación dice Dorothy Smith, pero lo confieso debí haberla traído, espero que nada malo me suceda… ¡Ay, Diosa madre protégeme!

Ahora ambas voces femeninas se alzan y lo que comenzó como unos gritos de reproche entre dos mujeres por un tal Aliberto, se convierte en una feroz golpiza entre damas que luchan por el amor de un tal Aliberto que acobardado se refugia en el rincón más alejado de la mesa agachándose para observar el pleito.

Una le dice a la otra:

—Maldita, roba maridos, eres una baja y una sinvergüenza… —jalón de pelos—y tu Aliberto eres un sinvergüenza, infiel, manipulador y cobarde, rata de dos patas, maldita sabandija de baja calaña, co…



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En el texto hay: humor, amor, ciencia-ficción

Editado: 01.11.2025

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