Hoy me levanto inusualmente tarde, enseguida veo mi dispositivo móvil, me fijo que el sol ilumina con fuerza el cielo y resulta que son las 10 de la mañana. Muriel aún duerme y la casa está silenciosa y es que definitivamente el día de ayer realmente desayunamos, almorzamos y cenamos en casa de mi adorado Eduardo y de Francisco, sin contar que vimos películas, bailamos música terrícola de rock and roll, salsa, merengue y hasta Francisco nos sorprendió con sus dotes artísticos al hacer un dibujo realmente muy bien trabajando aunque bastante surrealista de los cinco, se ve que ha estudiado arte, al final terminó regalándole su creación a Muriel quien emocionada y sin freno le dio un beso en los labios con actitud decidida, lo cual hizo que Francisco se sonrojara, por otra parte la señora Concha nos contó divertidas anécdotas de ella joven, luego de su finado esposo y por último de su hija que vive en el extranjero.
Terminamos entrando las tres al departamento realmente agotadas a las 3:00 am, recuerdo que en mi caso particular me dí una ducha rápida, me lave los dientes y antes de terminar de acostarme en la cama ya me había dormido.
Vagamente recuerdo que soñé que mis padres conocían a Eduardo y al final nos daban el visto bueno para que consumáramos nuestro matrimonio, este recuerdo me saca una sonrisa de mis labios, pero hoy justamente debo comunicarme con mis padres para saber a ciencia cierta cómo vamos a hacer para trasladarnos a la Florida, para cumplir nuestra misión y al recordar la misión me pongo triste pues en el fondo no quiero por nada del mundo despedirme de Eduardo y que luego cada quien tome su rumbo en la vida, caray, qué tristeza, honestamente siento que aunque es poco el tiempo que llevo conociéndolo, él es el elegido por mi corazón para ser mi esposo.
Pero el compromiso llama por lo que finalmente me levanto, me baño y preparo un modesto desayuno y café, también por cortesía, dejo el desayuno preparado para Muriel y la señora Concha y después de escribirle un mensaje por WhatsApp a Sergio quien me va a esperar en el taller, contacto a un taxi por la aplicación del dispositivo móvil y por último tomo mi cartera con dinero y por supuesto mi documento de identidad llamado cédula que me permite moverme en la isla sin problemas y más después del gran susto que pasé.
El taxista que me lleva al taller es un hombre moreno de mediana edad muy amable y conversador, en el hermoso trayecto observo embelesada a ese precioso mar que parece estar unido con el cielo por un puente infinito.
No tardo en llegar y el propio Sergio me recibe en la puerta dándome un afectuoso saludo terrícola, en breve entramos al recinto, donde algunos mecánicos muy afanados trabajan arreglando unos carros, enseguida él me conduce al final del taller a aquel espacio amplio destinado a ocultar mi nave o lo que algunos cuerpos de seguridad creen una escultura de gran importancia artística, así son las cosas.
Sergio con amabilidad me deja a solas pues además debe trabajar y ya en el interior de la nave, me dispongo a hacer uso del equipo de comunicaciones y enseguida la imagen de mi amado padre resalta en la pantalla, por cierto una imagen bastante gruñona que enseguida me reclama:
—Hola mi linda princesita, ayer me quedé esperando todo el día pendiente de que tú o ambas se comunicarán conmigo, tu tía Mirna y tu mami no están nada felices la verdad, pero…, ¿qué pasó que no nos contactaste?
—Bueno papito lindo, es que, es que, los terrícolas Eduardo, Francisco y la señora Concha nos organizaron un agasajo y tuvimos que asistir…
Papá me conoce, se va a dar cuenta que estoy enamorada de uno de los terrícolas, además esta vez estoy mucho más enamorada que del príncipe Rino y eso se me nota en la cara, bueno eso toma su tiempo conversar, por ahora voy a desviar el tema acerca de la conexión al obsoleto dispositivo móvil que nos permitirá estar en contacto y por supuesto le voy a hacer envió del informe preliminar de los terrícolas.
Papá no deja de mirarme y por fin le digo:
—Bueno papi, ahora mismo te va a llegar una clave a tu dispositivo móvil, es algo primitiva, pero una vez que te llegue ya vamos a poder estar conectados en todo momento, además papá la verdad estos terrícolas que están vacacionando en la isla son muy amables, se han portado muy bien y sobre todo están dispuestos a guardar el secreto… Bueno papi, la hemos pasado muy bien aquí… —brevemente bajo la mirada intentando disimular mis emociones con la excusa de la clave que nos permita una conexión segura y al momento y finalmente se logra establecer la comunicación, enseguida le envió el informe preliminar y papá va al siguiente punto:
—Bueno hija, ya estamos organizando el rescate de ustedes dos y si bien van a tener unos días más de disfrute con sus amistades terrícolas, vayan organizando las pertenencias sobrevivientes para que tengan todo listo para el traslado a la Florida y que así cumplan con la misión que les fue encomendada.
El deber me llama y enseguida le contesto no sin mostrar cierta pena del cual enseguida él se da cuenta:
—Así es papá, Muriel y yo debemos marchar pronto…
Caray hija, veo cierta pena en tu rostro, pero, ¿qué sucede?:
—Bueno papá, entrando en la zona de confianza de padre e hija, te voy a comentar que, que, que me agrada el terrícola Eduardo más de la cuenta.
Él enseguida hace un gesto sorpresivo con los ojos y me comenta:
—Caray Kalena, me sorprendes con esa confidencia… Bueno para empezar tu eres marciana y él un terrícola y eso marca una gran diferencia, nosotros jamás nos hemos relacionado de ese modo con los terrícolas por los menos que yo sepa dentro de los últimos 300 años marcianos, bueno a veces el corazón es caprichoso… ¡Ay hija, no se que decirte la verdad!
Mamá interrumpe nuestra conversación y luego llega tía Mirna, mamá especialmente me dice:
—Bueno dulzura, espero que la sigas pasando bien los días que te restan en la isla de Margarita, por las imágenes que he visto se ve que es un lugar precioso, eso sí ayer todos nos quedamos a la espera de la llamada de ustedes, nos tenemos que escribir o hablar y vernos más.