Capítulo 24 Entrega del alma al amor

En estos instantes que mi procedencia sea de Marte bien poco me importa, sólo sé que soy un alma enamorada, enamorada de otra alma que viste un cuerpo terrícola. Caray, muero de amor por mi terrícola, mi corazón está envuelto en las llamas del amor, las palabras se quedan cortas para expresar ese caudal de emociones excelsas que nacen de todo mi ser y me hace urdir sueños llenos de un final muy feliz… ¿Habrán sentido esto mis padres cuando se enamoraron?, ¡ay, el amor, el amor! y yo ¡Estoy muy feliz!

Eduardo maneja sonriente y de a tanto me mira correspondiéndome en mi sentir, lo sé muy bien ambos nos deseamos, ambos estamos listos para amarnos…

Llegamos a la residencia en medio de aquella preciosa noche estrellada y aquella imponente vista al mar que como un espejo refleja la luna y las estrellas pero con su personalidad tan variopinta. En la soledad del ascensor no podemos evitar sentirnos profundamente atraídos y nos besamos apasionadamente sintiendo que nadamos en el lago de un amor sublime con tintes interplanetarios.

La noche nos susurra al oído canciones de amor, canciones que nos auguran larga vida y prosperidad como una nueva familia que emergerá de las entrañas universales creando lazos de amor, amistad y consanguinidad entre Marte y la Tierra.

Su departamento familiar de pronto se convierte en nuestro refugio de amor y allí nuestras almas brillan en luz y amor alcanzando la tan anhelada unidad.

Le agradezco de todo corazón a la Diosa madre Univa, por ser hoy Kalena Alaylux una mujer enamorada de un maravilloso terrícola llamado Eduardo Pocaterra quien me corresponde igualmente enamorado, claramente Eduardo es la luz de mis ojos, el alma que ha sabido corresponderme en amor…

Brevemente recapitulo antes de fundirme en este amor que me hace soñar: el día que mi padre me mandó de misión a la Tierra y ahora, ahora inesperadamente mi corazón está henchido de ilusión con este nuevo amor que viene a llenar de luz mis días.

—Soy Kalena, la marciana.

—Soy Eduardo, el terrícola y te amo Kalena.

—Yo te amo Eduardo y fundamos nuestros cuerpos, nuestras manos y sobre todo nuestras almas para la fundación de una humanidad interplanetaria llena de amor, paz, luz y…

❤️

***

De pronto siento una dulce caricia, sólo que algo peludo y suave, oh, ¿qué extraño? y siento unas patitas cuyas garras se hincan de súbito en mi espalda…

—Miau, miau, miau…

Caray es Michi, abro mis ojos y veo un par de ojos verdes gatunos que me miran con intensidad y gran detenimiento como diciendo: ¿qué haces tú aquí?, y yo pensando que era una caricia de mi amado, bueno, la acaricia tiernamente y ella vuelve a maullar y ahora ronronea y entonces caigo en cuenta que Eduardo no está, pero muy pronto la duda se disipa pues la puerta se abre y es mi amado en ropa interior que sonriente trae en sus manos una bandeja con nuestro desayuno. Diosa madre Univa, este terrícola es una maravilla pues hasta cocina…

—Kalena, mi dulce marcianita, he preparado un rico desayuno para ambos, no es una delicia culinaria pero…, yo creo que no está tan mal.

Le digo feliz, flotando en el universo del amor donde todo tiene tintes rosa:

—¡Mi amor que lindo gracias! —¡Ay Diosa madre, este hombre es una maravilla, una bendición del universo!, oh, yo creo que para todas aquellas mujeres marcianas que tienen algún inconveniente en conseguir pareja deben elegir como destino turístico este maravilloso planeta. Caray Diosa madre, no se puede negar que has hecho a los terrícolas con bastante "entusiasmo", poniendo lo mejor de ti en esta fabulosa creación.

—Miau, miau, miau.

—Ya va Michi, ya te doy el desayuno, ten paciencia cariño… Rayos, Kalena, Michi me va a clavar las uñas si no le pongo ya mismo su desayuno, así que dejo la bandeja un segundo en la cama y bueno…

Eduardo es muy tierno, se ve que quiere mucho a Michi, Michi es como mi Rhombus en Marte un tierno felis catus, sólo que en Marte son más grandes, pero lo que quiero decir es que Eduardo es bueno y cariñoso con su gatita y las personas que aprecian y se ocupan de sus mascotas por lo general son buenas personas… Así que mil puntos para Eduardo; ay caramba, muy pronto tendré que contarle a papá de nuestro romance. Por cierto, hoy debería comunicarme con él y caray…, debo decirle que Muriel está en cualquier sitio cercano, pues aunque nos puedan rastrear a través nuestros chips de traslado de idiomas, creo que no tienen una idea muy clara de las distancias como tal. Por otro lado me imagino que Muriel debe estarla pasando tan bien como yo, tanto es así que ni ha enviado una foto o ha escrito algo últimamente, así que déjame tomar yo la iniciativa.

Kalena: Muriel, cariño, espero que estés muy bien, picarona no me has llamado, ni escrito, ni me has mandado fotos desde ayer 🙂

Kalena: ¿Por cierto cómo te ha ido con Francisco?

Muriel: Prima soy muy feliz, ayer se me paso escribirte 🙂

Muriel: Por cierto, ¿cómo te ha ido a ti?

Caray, le cuento o no le cuento, caray que dilema, pero creo que le voy a contar que estamos juntos.

Kalena: Primita para que no te sorprendas, estoy saliendo con Eduardo 👍

Muriel: ¡Guau, qué sorpresa, como dicen los terrícolas venezolanos, qué chévere! 😀

Eduardo acaba de abrir la puerta y me sonríe con ese porte tan galán, bueno es hora de despedirme.

Kalena: Prima, te dejo que voy a desayunar con Eduardo.

Muriel: Un abrazo prima, yo más tarde salgo con Francisco a un extraño almuerzo que ellos llaman "parrillada", sólo entiendo que vamos a comer carne y se toman cervezas. Bueno prima ya sabes si hablas con el tío y mamá te inventas cualquier cosa.

Kalena: Bien prima yo te cubro, caray prima, estos terrícolas son excepcionales, ahora comprendo la razón de porque aquellos marcianos que hace miles de años emigraron no volvieron jamás…

Muriel: ¡Ay, prima, en Marte los hombres no son tan malos!!, pero estos terrícolas de color arena y de ojos marrones tienen un no sé qué que deleita el espíritu 😀