Después de un día maravilloso en el departamento de playa de mi amado y su familia, donde brevemente fui a ver a la señora Concha con la cual mi amado y yo almorzamos y compartimos la buena nueva del bebé y posteriormente dormir con mi amado; está mañana recuerdo comprensivamente que la vida no solo gira entorno a Eduardo y mi persona, sino que tengo familia, razón por la que debo comunicarme con mi padre, lamentablemente pronto debemos dirigirnos a la Florida para cumplir con nuestra misión y no podemos postergarlo por más tiempo, de hecho papá nos concedió estos días en un acto de generosidad, pero el deber llama.
Ya el mes de agosto terrícola está llegando a su fin y de hecho Eduardo ayer en la tarde tuvo una videoconferencia con su padre, Francisco y otros de sus empleados de su emprendimiento, para tratar temas relacionados de trabajo y brevemente me comenta que en Caracas requerían su presencia que ya debían dar inicio al ciclo de producción.
Brevemente suspiro, pues por nada del mundo quiero separarme de mi amado de modo permanente, razón por la que me las voy a arreglar para conversar con mi familia y así la separación solo sea algo temporal.
En estos momentos mi amado duerme y yo me dirijo a la sala para buscar conectarme desde mi dispositivo movil con papá, creo que voy a ser sincera con respecto Eduardo.
Michi, de pronto me ve salir de la habitación y me ronronea, para luego acercarse a su plato vacío de comida, por lo que busco su alimento y lo coloco en su plato y además le pongo un poco de agua para que se hidrate, así que la dejo alimentándose, y encantada brevemente admiro su hermosura y sobre todo esos ojos verdes absolutamente cautivadores…
Ahora me concentro en hacer la videollamada:
Enseguida sale a relucir el rostro algo serio de papá, quien me dice cariñoso:
—Mi amor, como han estado las dos, tu tía Mirna me ha preguntado por Muriel miles de veces, me va a volver loco.
—Papá las dos estamos bien, papá.
—Sí hija, pero, ¿por qué Muriel no está contigo?
Trago grueso, Diosa madre Univa, papá no es ningún pendejo, dejame ver como lo puedo marear o cambiarle el tema, me sonrío.
—Hija, hija, préstame atención luces algo distraída, por cierto ví que la ubicación de Muriel está muy distante de la tuya… ¿Qué dices a eso señorita?
Rayos, mi papá y mi tía se van a enfurecer si se enteran de la verdad, a ver que hago, bueno, déjame decirle que está en Caracas una playa margariteña de gran belleza que está algo más distante, eso es:
—Papá lo que pasa es que Muriel está en una playa de la isla que se llama Caracas… ¡Je, je, je!
—A… No sabía que había una playa que se llamaba Caracas que quedara tan lejos… Bien, dile a Muriel de todos modos que se comunique a la brevedad posible, pues tengo a mi hermana y al tío Gabo con la diaria cantaleta de qué quieren hablar con Muriel, qué dónde está, qué por qué no se comunica, etc.
—Sí padre querido está bien.
—Kalena mi amor, ven… ¡oh!
Mi amado se da cuenta que estoy conversando con papá y eso hace que enseguida se devuelva a la habitación, ¡rayos!, lo que faltaba la voz de Eduardo ha salido a relucir, se ha levantado, co…, papá se va a dar cuenta que he dormido con él, ¡Diosa madre te lo imploro, ayúdame en este trance, te lo pido, no me olvides!
—Caray Kalena, creo que estas muy bien acompañada y eso explica muchas cosas…, pero hija, ya estás lo suficientemente grande para hablar y ser sincera conmigo.
Bueno voy a ser sincera en lo que respecta a mi situación sentimental y luego voy a evadir el tema de Muriel, honestamente, se que ella está bien, por cierto ayer debió pasarla de maravilla en el almuerzo de carne con Francisco, ay, honestamente este viaje de trabajo se ha salido de control…
—Bueno papá querido estoy con Eduardo, pues, pues… —me rasco la cabeza, siento algo de temor de revelar mis emociones amorosas específicamente a mi padre, con mamá siempre me he sentido más libre de expresarme, pero es justamente él quien se muestra curioso razón por la que es mi deber responder.
—Bueno papá sí, honestamente estoy enamorada de Eduardo Pocaterra.
—¡Diosa Madre Univa!, pero ¿qué dices, niña ?…, sí apenas llevas una semana saliendo con él y apenas lo conocemos nosotros, es un terrícola, vive muy lejos… ¡Caray, qué sorpresa!
Mi corazón late aceleradamente, afortunadamente Michi se acurruca entre mis brazos y su ronroneo hace que mi padre fije su atención en ella, expresandome enseguida:
—Bueno Kalena, no se que decir, no estoy preparado para esta sorpresa, lo que sí es muy bello es este ejemplar de felino tan pequeño y ¿como se llama?
—Se llama Michi —le sonrío.
—Bueno hija, en temas del corazón la experta es tu madre, igualmente ya en estas semanas es menester que tú y Muriel sean trasladadas a la Florida para cumplir con la misión encomendada, ya todo está conversado con los informantes en el Centro Espacial Kennedy, ya conversé además con Ron y Ran de activar una nave que permitirá que ambas sean rescatadas y trasladadas con la mayor discreción, así que disfruta tus últimos días en la isla de Margarita que por cierto se vé que es un sitio muy hermoso rodeado de playas. Así que cuídate cariño y por favor dile a Muriel que se reporte, sino me voy a volver loco con la cantaleta de mi hermanita Mirna.
—Está bien papá, adiós, un abrazo para mamá, los tíos y por supuesto Cilión.
—Bien, cariño, cuídate y en la próxima videollamada quiero ver a Eduardo Pocaterra, el terrícola del que claramente estás enamorada.
Me sonrojo y le respondo:
—Esta bien papá.
La llamada llega a su fin y de pronto una nostalgia inusitada con notas de tristeza envuelve todo mi ser haciéndome llorar, Eduardo se da cuenta y cariñosamente se acerca, me abraza y me pregunta:
—Mi amor, ¿qué te sucede?
—Eduardo, muy pronto debo partir junto a Muriel a La Florida, debemos trabajar en la misión que nos fue encomendada.