Me Enamoré De Un Terrícola

Capítulo 26 Llegada de Muriel y Francisco y conversaciones acerca del viaje a la Florida

Eduardo y yo nos amamos plenamente, somos muy felices juntos, pero no podemos seguir descansando, pues hoy hay que pasar a buscar a Francisco y a Muriel al aeropuerto. Mientras preparó el café y unos sándwiches, no puedo dejar de reírme al recordar nuestra más que desastrosa incursión en el mundo del surf, cómo ayer nos encontramos con Junixis, él muy amablemente intentó enseñarme cómo hacer equilibrio en la tabla, pero fatal…, si no fuera porque la superficie es liquida, mi cabeza y todo mi cuerpo en este momento estarían cubiertos de grandes moretones y horribles chichones… ¡je,je,je!

Eduardo también se cayó múltiples veces hasta que una inmensa ola lo arrastró sin compasión terminando todo magullado y dando una larga bocanada en la búsqueda de oxígeno, me tuve que reír pues aunque yo creo que soy peor surfeando, el pobre fue a dar a la orilla donde lo recibió una montaña de algas, finalmente emergiendo de ellas todo lleno de las consabidas plantas marinas tan oscuras, lo cual me hizo reír a más no poder.

Mis cavilaciones se ven interrumpidas pues Eduardo al verme tan pensativa y sobre todo divertida, me comenta algo sonreído:

—Cariño, tengo curiosidad por saber: ¿en qué estás pensando?

Yo sonriente no dudó en contestarle con prontitud:

—Cariño, es que ayer me hizo mucha gracia que fueras a dar a esa montaña de algas —lo miro algo sería y continuo. Amor definitivamente lo nuestro no es el surf.

—¡Je, je, je!, Kalena así es, los dos somos muy malos…, por cierto ya es hora de irnos al aeropuerto.

Suspiró y enseguida le respondo:

—Bueno cariño toca recibir a nuestra familia…y eso significa que se acabó nuestro solitario amor…

—Marcianita, yo diría que ya encontraremos otra oportunidad para estar solitos y por cierto lo que ya empezó no quiero que acabe por nada del mundo, dulzura te amo…

—Y yo a ti Eduardo, te amo…

—Y yo te adoro marcianita, bendito el día que llegaste a mi vida, aunque no se puede negar que llegaste de un modo bastante inesperado e inusual, ¡je, je, je!

***

La lata voladora que provenía de la ciudad de Caracas, se tardó más de la cuenta pero finalmente vemos llegar a Francisco y a Muriel sanos y salvos, bien tomados de la mano y en una actitud muy relajada, se ve que han pasado unos días llenos de paz, felicidad y sobre todo mucho romance.

Muriel al llegar me dice de lo más sonreída:

—Primita, ¿cómo les fue sin nosotros y qué hay de nuevo?

Eduardo y yo nos miramos con cierta complicidad y al final les decimos un simple:

—La hemos pasado excelente.

Eduardo y Francisco como buen par de hermanos gemelos quienes tienen una conexión más allá de lo normal se miran de forma especial contándose los nuevos sucesos sin emitir palabra alguna.

Ayudo a Muriel a cargar su bolso que pesa más de la cuenta, ella siempre con equipaje extra, por lo que al ver mi cara me expresa alegremente:

—Primita, la he pasado muy bien, he comprado algunos detalles típicos de venezuela para ti y bueno para cuando nos toque regresar a Marte, cosa que no quiero aún, lindos souvenirs para que obsequiemos a nuestra familia y hasta los colóquemos luego en nuestros cuartos, reservando un rinconcito especial para rememorar con frecuencia al planeta Tierra y especialmente a Margarita y a Caracas… Al llegar a casa te muestro lo que he comprado.

—Ay Muriel que lindo detalle, con respecto a Alaylux ya muy pronto debemos partir a la Florida, nos quedan apenas unos día, pero disfrutemos lo que más podamos nuestra estadía y sobre todo… —mis ojos se han aguado, no, no quiero irme, no sin Eduardo, a él es quien quisiera llevarme conmigo a la Florida y luego a Marte, Muriel puede leer mis emociones y es por ello que me dice mirándome a los ojos con seriedad…

—Con respecto al trabajo y al regreso, tenemos mucho de qué hablar…

Eduardo y Francisco aumentan el volumen de su conversación al hablar de unas divertidas anécdotas de sus padres los señores Ramón y Ninoska originarios de Maracaibo, estado Zulia, ciudad que me ha dicho Eduardo es muy pintoresca y sobre todo cuna del buen humor y los mejores chistes del país, así que entre risa y risa ambos muy amablemente nos invitan a tomarnos unos helados que gustosamente aceptamos pues si algo tiene Margarita es que el calor a veces es abrumador como el de esta clara mañana, por lo que tomados de la mano emparejados abandonamos el aeropuerto. A estas alturas de nuestra naciente relación, bajo ningún modo pienso renunciar a Eduardo, que se perfila como el gran amor de mi vida, ahora comprendo a cabalidad aquellas historias románticas donde el amante era capaz de entregar su vida por el ser amado circunstancia que a mi antes de vivir este amor, me parecía una soberana tontería, fantasías alocadas propias de novelas de amor pasadas de moda, hasta que conocí a Eduardo y ahora estoy inmersa en un amor que me tiene sin palabras…

Pensar en que esta realidad tan feliz que vivo a su lado va a llegar a su final, me parece un cuento de horror. Definitivamente Eduardo se siente como un amor supremo, es como el aire que respiro y si no respiro muero. No, yo no puedo irme así nada más, y pensar que todo comenzó con el hecho imprevisto del aterrizaje forzoso de nuestra cápsula espacial… Y a estas alturas desconociéndome como la Kalena que era tan apegada a las normas sociales, me pregunto en este momento inquisitivamente: ¿qué habría sido de mí si no hubiese conocido a Eduardo?

Mis cavilaciones se ven interrumpidas por un beso imprevisto que mi amado me da en los labios, para luego desarmar completamente con esos deslumbrantes ojos café que emulan el universo entero… ¡Diosa madre Univa ay!

En la vía a la heladería Muriel me cuenta lo bien que la paso en Caracas y especialmente me habla muy bien del cerro El Ávila, donde hizo senderismo con Francisco y donde se sorprendió de la variedad de árboles, plantas, flores, insectos y animales pequeños. Muy animada me conversó que fue a unos zoológicos que son similares a los nuestros, sólo que los animales tienen diferencias en su fisonomía y lucen un colorido mucho más rico, especialmente quedó encantada con las mariposas que al batir sus alas despliegan con elegancia el arte y colorido impreso en las mismas.



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En el texto hay: humor, amor, ciencia-ficción

Editado: 19.11.2025

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