Hoy me levanté muy temprano en la mañana y después de salir de la cómoda cama, me dedico a contemplar desde el balcón la hermosa y amplía bahía, sus agua francamente no son muy cristalinas pero esto es lo qué hay y tampoco está nada mal, la Florida en realidad se ve un lugar muy bonito; brevemente un fragmento de mi sueño de cuela a mi mente donde me veía bailando salsa con Eduardo en el taller de Sergio, suspiro enamorada al recordar a mi amado y a aquel día tan animado y peculiar que tuve la dicha de vivir en mi adorada isla de Margarita; brevemente imagino que muy probablemente a esta hora mi amado aún duerme y que junto a su hermano muy pronto terminarán de arreglar el equipaje y todo lo relacionado a su regreso a Caracas, Ciudad que aún no he tenido la dicha de conocer cómo Muriel; brevemente pienso que me encantaría conocer la capital de Venezuela, por lo que quizá Ron y Ran deberían pasar a buscarnos más bien en Caracas pudiendo de ese modo conocer a mis futuros suegros, sobre todo pensar en conocer a los señores Ninoska y Ramón me agrada muchísimo.
De pronto mi dispositivo móvil o como cariñosamente le digo mi obsoletin, suena y veo que Eduardo me ha enviado un emoticón de corazón, eso ya de por sí me alegra la mañana.
Decido llamarlo brevemente pues sé que un largo y arduo día de trabajo nos aguarda a mi y a mi prima.
Coloco la función de videollamada de WhatsApp y veo a mi precioso terrícola Eduardo, enseguida suspiro de amor y él sonríe formándose ese precioso hoyuelo en la mejilla derecha que tanto me fascina, entonces sonriendo le pregunto:
—Amor, ¿cómo van los preparativos para regresar a Caracas?
—Bien mi marcianita linda, aunque esta vez siento que hay más cosas que empacar en las maletas…, de hecho anoche hasta tuve una discusión con Francisco por unas camisas viejas que decidí botar y que él deseaba guardar, entonces yo le dije fastidiado por su actitud de guardar todo muy al modo de Muriel: “chico, que vamos a estarnos llevando estas camisas viejas a Caracas si ya no nos cabe ni un alfiler en las maletas”, y bueno nos peleamos como si fuéramos unos niños de cinco años, y es que honestamente estamos mal porque ustedes están lejos… ¡Ay cariño honestamente como te extraño!
Me sonreí levemente para no herir sus sentimientos pues aunque su rostro luce serio y molesto, la verdad me hizo gracia el cuento de aquella tonta discusión y a modo jocoso me mostró cómo tenían el departamento patas arriba intentando acomodar las maletas, en eso se aparece en medio de la videollamada Francisco bastante adormilado aún y quien enseguida se queja del desorden airadamente y quien insiste nuevamente en llevarse las camisas viejas y brevemente me dice:
—Kalena, este tonto no tiene sentimientos ni le importa que yo quiera guardar mis lindas cosita antiguas…
Caray, “las cositas” todo esto me suena muy familiar, ¡je,je,je! A continuación Eduardo se defiende enseguida:
—Pero chico, ¿no te has fijado?, si ya no cabe más nada en las maletas, vamos a tener más bien que pagar un dineral en sobrepeso y hasta quizá nos echen del avión, ¡chico tú si fastidias!
Me da mucha risa su tonta pelea de hermanos, entonces Francisco visiblemente triste y fastidiado me dice suplicante:
—Kalena, extraño a Muriel, dile que cuando se levante me llame por favor, necesito oír su voz.
Nuevamente empiezan a discutir esta vez por unos cubiertos que no saben si llevarse a Caracas o dejarlos en el departamento de playa, pero, sintiendo de pronto el discurrir del tiempo, brevemente veo la hora y comprendo que debo desayunar y sentarme a planificar nuestro trabajo con Xian y Julius, así que me veo obligada a decirles algo divertida por su infantil nueva discusión:
—Bueno niños pequeños…, espero que logren resolver su infantil pelea, ¡je,je,je!, me tengo que ir a trabajar.
Francisco me vuelve a repetir:
—Kalena, no te olvides, dile a Muriel que me llame, necesito oír su voz.
Me mira lleno de una mezcla de amor y ansiedad. Entonces le contesto enseguida:
—Querido Francisco, en pocos minutos Muriel se tiene que levantar pues debemos sentarnos a trabajar, así que en muy poco escucharás su dulce voz y procura mantener la calma…
—¡Ay, es verdad me tengo que calmar, gracias Kalena!, es que honestamente amanecer sin ustedes ha sido horrible para los dos…, ¿no es así Eduardo?
—Así es Kalena, ambos las extrañamos y no ha pasado ni un día de nuestra separación temporal, honestamente no sé cómo sobreviviremos todos estos días que quedan alejados, por favor, mantengámonos en contacto.
—Claro que sí, mi Eduardito amado, vamos a estar en contacto permanentemente, adiós baby…
—Adiós marcianita y no olvides que te amo, ya quiero estar nuevamente junto a ti.
La llamada llega a su fin y ay, no se puede negar que ¡qué bello es mi Eduardo, brilla más que una supernova! Y este dispositivo móvil será obsoleto en Marte pero mi obsoletin es un medio de comunicación maravilloso que nos permite estar unidos y sobre todo me permite suspirar de amor, ¡oh, amor!
De pronto veo que Muriel se ha levantado pues acaba de entrar a mi cuarto y lo primero que le digo antes siquiera de saludar es:
—Muriel, llama urgentemente a Francisco que quiere saludarte.
—Hola prima, gracias por el recado — se sonríe la muy picarona.
Razón por la que le digo:
—Cariño cuando termines de hablar con él, vamos al estudio que en breve nos esperan Xian y Julius, hay que trabajar duro a ver si terminamos antes de tiempo el informe y así podemos pasar más tiempo con los chicos bien sea en Margarita o Caracas.
—Ay Kalena, me diste en el clavo, voy a correr, hasta prefiero dejar de dormir si con eso nos regresamos antes para verlos…¡je,je,je!
En el estudio
Después de alistarnos, muy pronto nos dirigimos al estudio de aquella amplia y hermosa casa llena de lujos vacíos, que más bien emula el espíritu de un hotel de paso, en breve Xian y Julius nos llevan al estudio, estudio que sin embargo está inmerso en las profundidades de la casa lejos de la vista de cualquier terrícola que eventualmente pudiese ser invitado a tal fría estructura.