Capítulo 31 Laborando en el Centro Espacial Kennedy e informe final

Muy temprano en la mañana después del desayuno un silencioso chófer de la embajada de Marte encubierto por supuesto, nos lleva de modo muy discreto al Centro Espacial Kennedy, la mañana lucía algo descolorida y mucho más fresca eso sí en comparación con las mañanas en la isla de Margarita, Muriel y yo nos tomamos de la mano, ahora nos toca abocarnos al trabajo y sobre todo interiorizar que debemos trabajar encubiertas.

Julius quien lleva años trabajando en el Centro Espacial Kennedy, nos introduce con el resto de los miembros del equipo de diseño de los motores, es así como enseguida conozco al señor Michael Diminos y a la señorita Margaret Miller, dos científicos de primera línea que nos dan una cordial aunque distante bienvenida. Nosotros les comentamos que estudiamos en Harvard, especialmente Margaret en algún momento intenta conocernos mejor y nos hace una serie de preguntas bastante sorpresivas que nos llevan a estar muy alerta, al final tanto Muriel como yo le damos la vuelta a sus preguntas armandonos de gran paciencia y cordialidad en aras de ganarnos su confianza y mantener nuestros orígenes a ocultas.

También conocimos a los veteranos astronautas Neil Johnson y Mary Brown, muy amables y tranquilos, pero Margaret en todo momento se distingue por enredarnos en miles de preguntas pues sospecha de algún modo que nosotros no somo quien decimos ser, caray Margaret definitivamente es una mujer muy intuitiva y con un coeficiente intelectual más que sobresaliente.

Trabajamos con mucho profesionalismo y cordialidad y dada la insistencia de dudas e inquietudes por parte de Margaret, esos días nos vemos obligadas a recurrir a la técnica de Muriel, que no es más que invitarla a divertirse y a bailar a una discoteca latina; plan que llevamos a cabo exitosamente un viernes después de un arduo día de trabajo, y ya en el local Mi Taquito Feliz después de varios tragos de ron y bailar ritmos tropicales en la pista de baile con cubanos, Mexicanos, Chilenos y venezolanos, su actitud termina por cambiar por completamente con nosotras convirtiéndonos finalmente en buenas amigas y así hemos continuado trabajando fluidamente en total paz y armonía.

Caray estos terrícolas son fantásticos y honestamente, me va a pesar dejar a especialmente a Margaret, de hecho tenemos planeado decirle a todos nuestros compañeros de trabajo con los que honestamente nos hemos llevado muy bien, cuando nos toque partir de la Florida, que a Muriel y a mi nos van a transferir al Centro Espacial Johnson en Houston, pero por ahora estamos trabajando muy bien, nos sentimos integradas al grupo de trabajo y lo más importante es que ya tenemos una perspectiva más clara del comportamiento de los terrícolas y de los avances en materia espacial que van a llevar al aterrizaje exitoso de los terrícolas humanos en suelo marciano, circunstancia que ya no me asusta tanto como antes de conocerlos cabalmente.

Incluso Muriel y yo en estos días de intenso trabajo conocemos en persona al dueño de la compañía aeroespacial ZZ Omega, un hombre encantador llamado Samuel Anderson, un gran científico y brillante gerente y que se ve que es de naturaleza muy pacífica.

Estos días han sido de duro trabajo, pero hemos conocido a increíbles científicos de gran capacidad e inteligencia, pero sobre todo de buen corazón y una vocación inquebrantable por cuidar y perpetuar la especie humana más allá de los confines del planeta Tierra y el sistema solar, especialmente con Margaret nuestra amistad se ha consolidado a medida que pasan los días y en su momento Muriel y yo creemos que es pertinente que conozca la verdad pues ya goza de nuestra entera confianza y es una persona muy valiosa no sólo a nivel científico sino como ser humano y esto pudiese redundar en lograr excelentes relaciones diplomáticas una vez que los terrícolas se enteren de que en Marte hay vida inteligente.

Después de 10 días trabajando en conjunto, las partes de la aeronave nos son presentadas en su casi totalidad, son inmensas… Muriel y yo llegamos a la conclusión que la nave de los terrícolas aunque bastante obsoleta en términos tecnológicos en relación con Marte y Próxima Centauri b, donde hay aún aspectos que mejorar, es una clara manifestación del esfuerzo y el empeño humano por ampliar los límites conocidos de su comprensión del cosmo y por supuesto está destinada a cumplir su objetivo.

Por otro lado, las instalaciones gozan de amplitud, limpieza, sueños y la grandeza de una humanidad que definitivamente no se rinde ante los retos propios de su existencia.

Después de 18 días mi prima y yo emitimos un informe definitivo y ya estamos ansiosas por ver a nuestros amados en persona, aún cuando extrañaremos a Margaret, a Michael, a Neil a Mary…, ¡caray, qué tristes son las despedidas! y no cabe la menor duda de que definitivamente los terrícolas son los seres más amigables y abiertos en mentalidad del sistema solar.

Durante estos días nos hemos comunicado con los amores de nuestras vidas por videollamadas, pero nada puede sustituir el contacto humano por lo que Muriel y yo estamos más que deseosas por estrecharnos con nuestros grandes amores: Eduardo y Francisco, quienes también han estado trabajando muy duro en su negocio.

Pero en lo que respecta al amor, cuando uno está realmente enamorado la ausencia física del ser amado crea una ansiedad sin límites, yo realmente estoy muy impaciente por ver a mi precioso Eduardo y por supuesto entregarme al amor…, Muriel me ha manifestado lo mismo con respecto a Francisco, lo bueno es que ya muy pronto vamos a estar juntos y es que los días pasan volando.

En lo relativo a nuestras conversaciones acerca del tema de nuestra misión en el Centro Espacial Kennedy intentamos ser muy parcas pues aunque hemos hecho buenas amistades con los terrícolas que laboran en el consabido centro espacial, una indiscreción de nuestra parte nos puede costar muy caro.

El informe final