Hoy 26 de septiembre del 2026, Muriel y yo nos casamos con nuestros adorables novios que son dos hermanos gemelos: Eduardo y Francisco, honestamente me siento muy enamorada y plena de felicidad, a mi mente llegan infinidad de recuerdos, en especial nuestro bastante peculiar primer encuentro gracias al aterrizaje de emergencia de la cápsula espacial…¡Uff, la vida y sus sorpresas!
En este instante estoy frente al espejo de mi habitación en la vivienda que alquilamos para alojarnos todos estos días previos y posteriores a nuestras bodas, hoy me veo y me siento más hermosa que nunca con mi vestido blanco muy fresco y vaporoso que me llega hasta los tobillos, muy a la usanza de la moda terrícola playera, contemplo más allá de mi cuerpo terrenal mi alma, un alma que se enamoró profundamente de un terrícola, en este universo incomprensible que sin embargo, juega al azar en cosas del amor… En este momento después de maquillarme, me coloco mi conjunto de perlas y escucho a Muriel ya lista para casarse también decirme visiblemente emocionada:
—¡Primita, ya es hora de partir a nuestra boda! aún no lo puedo creer… Snif, Snif…¡ Ay, no debo llorar o el maquillaje se va a arruinar!
—Ay Muriel, es verdad chica, pero honestamente: ¡qué emoción más grande! el tiempo pasa volando, y tantos recuerdos vienen a mi mente…
—Kalena no te dediques a filosofar y a repensar por mucho rato, ya tendremos tiempo para recordar, ya el carro de bodas nos está esperando con papá y el tío Gabo adentro, además ambos están nerviosos y acalorados, ambos aún no se acostumbran al cambio de clima.
Me levanto enseguida dispuesta a partir, pero por una breve fracción de tiempo, me miro al espejo saboreando con el alma sentirme como una novia por última vez…, y ya es hora de partir a los brazos de mi amado que aguarda pacientemente en Playa El Yaque para casarnos…
No tardamos en llegar después de un corto recorrido en que los cuatro guardamos un emotivo silencio donde papá y tío Gabo intentan disimular sus emociones a pesar de que un par de lágrimas furtivas escapan de sus ojos, muy seguramente han sentido que la dictadura del tiempo hace rato se llevó a aquellas pequeñas niñas que antes jugaban con muñecas y hoy sin embargo, contraen nupcias. No tardamos en llegar…, Playa El Yaque luce espléndida, y a pesar de que es una playa ideal para surfear, hoy el mar está más tranquilo que de costumbre, luciendo un azul realmente luminoso, el olor a salitre es un delicado perfume que inunda mis fosas nasales y en el ambiente se respira puro amor, nuestros caballeros y damas, la señora Concha espléndidamente elegante como madrina y el sacerdote del rito católico y la sacerdotisa del rito de la Diosa madre Univa nos sonríen desde la tarima ubicada a orillas del mar donde se va a efectuar la ceremonia religiosa por los dos ritos, nuestros invitados al vernos llegar se levantan de sus sillas…, y por fin vemos que nuestros novios, los caballeros y nuestro padrino Ron se acercan a la tarima bellamente decorada con flores aguardando muy emocionados nuestra presencia, un coro de niños canta hermosas canciones como El Ave María de Schubert y El Lalin Unitivo Marciano símbolo de unión próspera y eterna.
Muriel y yo vestidas de novias nos miramos con los ojos llenos de lágrimas y brevemente nos tomamos las manos y luego nuestros padres nos llevan del brazo visiblemente llorosos y emocionados a la tarima donde en estos momentos esta el caltar, caminamos con serenidad y por un breve instante viene a mi mente toda la historia de nuestro dichoso amor, una lágrima intenta liberarse del presidio de mis ojos… Caray, hoy me siento la escogida por la Diosa para vivir este momento tan lleno de plenitud y miro a mis invitados con amor y cariño, muchos de ellos contribuyeron a que nuestra historia de amor se haya podido consumar, pero no puedo pensar mucho más pues el rostro de mi amado visiblemente emocionado y lleno de lágrimas de amor me sonríe desde el alma y siento que de un modo inexplicable me uno a él en una comunión espiritual, y así comienza la hermosa ceremonia de matrimonio doble…, veo brevemente que Francisco y Muriel están tan emocionados como nosotros y ni qué decir de la hermosa señora Concha que es la madrina más bella del cosmo. ¡Ay, qué momento tan maravilloso me ha regalado la vida, la Diosa madre Univa, el Dios todopoderoso católico!
Y muy pronto plenos de amor profundo nos damos en ese precioso altar hermosamente decorado el sí, un sí del alma, un sí que funde a dos marcianas y a dos terrícolas en un universo de amor eterno…
Y después de tantos preparativos la ceremonia doble llega a su fin demasiado pronto y es hora de celebrar nuestro amor, brindar por la vida y festejar con la familia y los buenos amigos…, y bueno, papá y tío Gabo se esmeran en comer empanadas de cazón, de caraota y queso y tomar cervezas, honestamente el kiosko de Yuleisi ha quedado magníficamente decorado con palmeras y caracoles muy a tono con el paisaje marino y es que definitivamente Diana Gabriela es una fantástica planificadoras de bodas digna de la realeza marciana y terrícola, ahora me fijo alegre que nuestros amigos también se divierten y especialmente la señora Concha muy bien acompañada con Ron de pronto se nos acerca y nos cuenta divertidas anécdotas de su nuevo nietecito que se llama Johander y es un precioso niño risueño de ojos café y rostro rubicundo…
Y al caminar brevemente entre nuestros invitados observo que el señor Ramón, Ninoska y Diana Gabriela a orillas del mar elevan las copas brindando por el amor de los cuatro y, bueno también observo encantada a Mary y Neil, bailando a su maneras salsa y merengue con el grupo músical que contratamos para la magna ocasión y bueno Margaret y Sergio ahora conversan distendidamente mientras se toman un ponche crema en el área de pasapalos.
Julius y Xian, en un momento determinado conversan animadamente con Yuleisi, intentando obtener la receta de las empanadas que no dejan de comer acompañando el condumio con unas deliciosas cervezas.