—Eso era lo que querías desde un inicio. —Le recriminó —Sabiendo que todo era una trasferencia, pero me enamoré, me enamoré de ti, tantos años juntos, no podías hablar con sinceridad.
—Lo hice, nunca te mentí, y aunque no lo quieres aceptar, me enamoré de ti, pero… — dijo viendo las fotos. — Pensé que confiabas en mí.
Sus lágrimas no tardarán en aparecer, él sabía que no eran mentiras, lo que decía era el amor que sentía por él, era real.
—Me dirás que… — Frustrado, detuvo las palabras que iban a salir. — Él es el hombre que te tenía comiendo en una mano y vas tú, lo sigues buscando, cuando estabas conmigo. —Se movía como un león enjaulado.
Ella lloraba, pero no por remordimiento, sino porque se estaba repitiendo patrones de su relación anterior; ya no quería eso.
Sí, Isaac, pensó que estaba dispuesta a ver cómo la humillaba, estaba más que equivocada.
—¿Piensas que soy una puta? — dijo incrédula, que él creyera eso de ella. — Dilo, sé un hombre y di lo que piensas, no le des vuelta al asunto, será mejor que no te atormentes y sueltes todo el veneno que estás acumulando.
Se paró en frente de él para detener su ridícula actuación.
—Es porque te dejé claro que no quería sexo contigo, porque sabes de antemano, que yo nunca toqué a otra mujer, ¡por Dios! Los sabías, y por eso preferiste regresar a él.
—¿A él? — una risa incrédula se escapó de sus labios. — ¿Eso es lo que quieres?
Dijo golpeando su pecho, tratando de sacar un poco la furia que llevaba dentro. No podía creer que el hombre que amó desde que tenía consciencia la tratara de esta manera.
—Ya me cansé, lo mejor será que cada quien siga su camino.
Eso terminó de destrozar el corazón de la mujer.
—¿Estás seguro? — preguntó, llenado de una seguridad.
—Ya no confío en ti, Camila.
Dejó de luchar, dio unos pasos que la hicieron retroceder. No podía creer que este hombre, que consideraba era uno de los más inteligentes que conocía, se dejara llevar, por lo que unas simples fotos decían de ella.
—Me parece perfecto, tramita los papales del divorcio.
Tomo las fotos con urgencia, las metió en el sobre y salió de aquella habitación.
Cerró la puerta de con tanta fuerza que sintió derrumbarse.