Al día siguiente Camila despertó con una gran sonrisa, no podía esperar a que Isaac llegara para hablar con él.
Sus padres notaron, la felicidad y lo contribuyeron al ciclo de la preparatoria y a la emoción de las vacaciones antes de entrar al mundo universitario.
—Los Jackson tendrán una cena hoy y nos invitaron a participar. —informó Glenn, su mamá.
—Isaac, no me digo nada. — dijo Camila, revolviendo el desayuno.
—Bueno, te lo estoy informando, hoy cenaremos en su casa, habrá una pequeña fiesta.
Terminaron el desayuno, y entre pláticas, Camila les contó cómo la había pasado en la fiesta.
—Sí, noté que llegaste un poco tarde. —dijo su padre viéndola. —Pero al ver que Isaac era el que te trajo, no te reclamé.
La cara de Camila, era todo un poema, sus padres confiaban ciegamente en él, pero…
Sacudió su cabeza, para negar sus pensamientos.
Todo el día no tuvo noticias de su amigo, es como si la Tierra se lo hubiera tragado.
La dichosa cena llegó, estaba nerviosa de volver a verlo, no sabía por qué, pero los nervios y la ansiedad estaban a mil.
Hizo un ejercicio de respiración, para calmar su agitado corazón, que esta por salirse de su tórax.
Llegaron a la casa de los Jackson, pero su amigo brillaba por su ausencia, nada.
No había señal de que él estuviera en la casa, y las pláticas mundanas de los mayores no la distraían.
Se armó de valor y le escribió un WhatsApp. Para salir de la ley de hielo que le estaba aplicando.
«Estoy en tu casa, ¿dónde estás?»
Vio que el mensaje fue entregado, pero no lo había leído todavía.
Su ansiedad solo hacía más que crecer, al cabo de un rato revisó su móvil y vio que el mensaje había sido leído.
¿Tan malo fue? Se hacía esa pregunta, que solo él podía tener una respuesta.
Tomaron sus lugares, para empezar con la cena y ni la sombra de su amigo, su ánimo fue decayendo.
Vio el vestido que había escogido, pero ¿de qué sirvió? Trató de mantener su semblante, que nadie notará sus pensamientos.
Lo que no podía creer, era que él estuviera actuando de esta manera tan irracional, podían hablar como los adultos que eran.
Pero todos sus pensamientos se vinieron abajo. Cuando se escuchó la puerta donde se estaba llevando a cabo la cena, se abrió.
Allí estaba su amigo con una cara de alegría, que no podía negarse, estaba feliz, y de eso todos los presentes se dieron cuenta.
Su madre inmediatamente fijó su mirada en Camila. Necesitaba estar segura de que su hija estaba bien.
Era lo único que a ella le importaba en ese momento. Vio los ojos de su hija enrojecerse, pero también vio que demostraba que no le afectaba.
Camila, por otro lado, escuchó cómo en su corazón empezaron a aparecer grietas, haciendo que explotara y no de buena manera.
Cuando su mirada se fijó en las manos entrelazadas de su amigo con aquella morena de infarto.
Era una mujer bella, se notaba el carisma, y la forma en que se desenvolvía.
Glenn, sin pensarlo demasiado, se levantó, trayendo las miradas de los demás.
Pero antes de que pudiera articular palabra alguna, Isaac decidió dar la gran noticia de la noche.
—Buenas noches, familia y amigos. — digo, viendo la casa llena, donde estaban sus hermanos y la familia Wilson, parando su mirada donde está la castaña, que no quería hacerle más daño del que ya había hecho.
—Los reuní aquí, para hacer oficial mi relación con Isis. — dijo atrayendo la mirada de todos, en especial la de Camila.
Besó la mano con la que tenía entrelazada con la de ella; nada pasó desapercibido.