Me enseñaste a elegirme

3

Isaac salió de la propiedad con la inquietud de que nada de lo que planeó.

Estaba frustrado, y más con todo lo que le dijo Camila.

No era normal sentirse así, pero ella tomó una decisión y tenía que respetarlo.

Ya suficiente dolor le había causado, está bien, se equivocó, ¿de qué servía pedir perdón?

El daño ya estabas hecho y no podía hacer nada.

Nada.

No podía obligarla a hacer algo que ella ya no quería y tenía toda la razón.

Desde entonces todo cambió para ellos.

Cuatro años después…

—Camila, ¿regresarás para Navidad? —preguntó esperanzada.

Aunque todos estos años había regresado, este año era distinto. Tenía una relación seria con uno de los socios de la empresa donde estaba haciendo su pasantía en el dichoso país europeo.

—Mamá, sabes que quiero que conozcan a Robin, pero no sé si podríamos en estas vacaciones.

Camila, estaba tan ilusionada con su relación de pocos meses, en todos estos años se había enfocado en su carrera con arquitecto en una de las universidades de Italia.

—¿Es por él? — Fue directa, sabía que su hija quería pasar su primera Navidad con su novio.

—Sabes que no quiero dejarlo solo. — respondió.

—Puede hacer un pequeño espacio para venir, no solo tú puedes hacer sacrificios. — relató Glenn, no podía creer que su hija se comportara así.

—No es que no quiera ir, solo es… — No quería herir los sentimientos de mi mamá.

—Son las únicas vacaciones que te dignas aparecer, y ahora tengo que esperar a que tu dichoso novio, no pueda venir y tú tampoco.

—Puede hacer un pequeño espacio para venir, no solo tú puedes hacer sacrificios. — relató Glenn, no podía creer que su hija se comportara así.

—No es que no quiera ir, solo es… — No quería herir los sentimientos de mi mamá.

—Son las únicas vacaciones que te dignas aparecer, y ahora tengo que esperar a que tu dichoso novio, no pueda venir y tú tampoco.

Diciembre se acercaba cada día más, y la casa de los Jackson estaba de los ánimos a mil.

Por fin, su hijo mayor, que estaba por regresar de su postgrado en finanzas, esperaba con ansias.

Su hija, la pequeña Annie, estaba en segundo año de la universidad.

Su familia estaría, por fin, reunida, y esta Navidad pasarían como los años anteriores con los Wilson.

Estaba emocionada, a pesar de que sabía que Camila no estaría presente. Era una lástima que no se aprovechara para poder reunir de nuevos a los ex mejores amigos.

El 24 de diciembre llegó, todos estaban en sus casas preparando la llegada de sus hijos.

Esta Navidad sería como cuando ellos eran pequeños.

No podían faltar los pavos, todos aquellos platos que representaban esta época.

Camila, sus planes cambiaron, unos días antes, por lo que Robin no tuvo más opción que enviarla a pasar con su familia.

Camila, sabía que para él, esta época no tenía nada de especial, a diferencia de ella.

Quería pasarla con su familia, pero su corazón estaba dividido.

Iba a darle una sorpresa a su familia, principalmente a su madre, que la tachó de desconsiderada.

Solo de recordar la última llamada que tuvieron, una sonrisa se formó en sus labios.

Aunque Robin estuviera lejos, sabía que eso no iba a interferir en pasarla bien con su familia.

Él, por problemas con el negocio, no pudo viajar con ella, pero una vez tuviera tiempo, podían hacer una llamada para expresar la falta que le hace.

Lo que ella ignoraba era que, a pocos metros de distancia, alguien estaba embobado mirándola.

Cuatro años sin verse y para él, parecía que era una eternidad.

Quería acercarse, pero una mano lo detuvo.

La mano de su recién prometida, la detuvo.

—¿A dónde vas? — preguntó ella, viendo todas las maletas que traía con ella.

Nunca pensó que su amado la dejaría solo con tanto equipaje.

—Lo siento, solo vi a alguien que conozco.

Siguieron el rumbo donde su padre lo esperaba. Él con el corazón latiendo a mil por horas y ella feliz, que por fin iba a conocer la familia de su futuro esposo.

Conocer su antecedente familiar.

Ella, tomó el brazo del hombre, esperando que esta vez no se distrajera con nada.

Él sonrió como si una comedia clásica se tratara, no pudo negar que estar con alguien, pensó que podía compartir su vida, lo frustrara tanto. Que se puso a recapacitar si eso era lo que quería para el resto de su vida.

Su mirada volvió al pasillo donde había visto a su ex mejor amiga.

No dudaba que este fin de año sería todo un espectáculo, pero también estaba en la esperanza de volver a hablar con ella y poder reparar lo que él rompió.

Siguieron su camino, donde su madre Ross los esperaba.

Sabía que las vacaciones eran por lo menos quince días.

¿Qué pasará en su reencuentro?

—Madre, sabías que Camila iba a venir este año. — Necesitaba saber de antemano qué pasaba.

La madre lo volteó a ver por el retrovisor, mientras su esposo conducía.

Ella estaba segura de que este año Camila no estaría presente. Glenn se había anticipado en decirlo, expresando su tristeza. Que su hijo lo comentara la dejaba un poco inquieta.

—Tengo entendido de que no va a poder asistir, su novio tiene trabajo que hacer en Italia y no lo puede posponer, es lo que tengo entendido. —Era lo mismo que Glenn había comentado.

—Bueno… — dijo incómodo, lo cuando hizo que su madre entrecerrara los ojos. —La acabo de ver en el aeropuerto.

Aquella información hizo que a su madre se le iluminaran los ojos, pensó que su amiga no iba a estar bien.

—Esa es una buena noticia —. Era todo lo que iba a comentar.

Lo que pasa es que al lado del hombre, cuya mujer noticia no le agrado, desde el momento que vi, dejarla en segundo plano por otra mujer, la cual no pudo presenciar a ver.

El ambiente cambió, cuando el padre observó el semblante de la mujer que acababa de conocer. Sabía que le había incomodado el saber que su hijo estaba tratando de averiguar por otra mujer.



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En el texto hay: amor propio

Editado: 17.10.2025

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