Me enseñaste a elegirme

4

La mano de su recién prometida, la detuvo.

—¿A dónde vas? — preguntó ella, viendo todas las maletas que traía con ella.

Nunca pensó que su amado la dejaría solo con tanto equipaje.

—Lo siento, solo vi a alguien que conozco.

Siguieron el rumbo donde su padre lo esperaba. Él con el corazón latiendo a mil por horas y ella feliz, que por fin iba a conocer la familia de su futuro esposo.

Conocer su antecedente familiar.

Ella, tomó el brazo del hombre, esperando que esta vez no se distrajera con nada.

Él sonrió como si una comedia clásica se tratara, no pudo negar que estar con alguien, pensó que podía compartir su vida, lo frustrara tanto. Que se puso a recapacitar si eso era lo que quería para el resto de su vida.

Su mirada volvió al pasillo donde había visto a su ex mejor amiga.

No dudaba que este fin de año sería todo un espectáculo, pero también estaba en la esperanza de volver a hablar con ella y poder reparar lo que él rompió.

Siguieron su camino, donde su madre Ross los esperaba.

Sabía que las vacaciones eran por lo menos quince días.

¿Qué pasará en su reencuentro?

—Madre, sabías que Camila iba a venir este año. — Necesitaba saber de antemano qué pasaba.

La madre lo volteó a ver por el retrovisor, mientras su esposo conducía.

Ella estaba segura de que este año Camila no estaría presente. Glenn se había anticipado en decirlo, expresando su tristeza. Que su hijo lo comentara la dejaba un poco inquieta.

—Tengo entendido de que no va a poder asistir, su novio tiene trabajo que hacer en Italia y no lo puede posponer, es lo que tengo entendido. —Era lo mismo que Glenn había comentado.

—Bueno… — dijo incómodo, lo cuando hizo que su madre entrecerrara los ojos. —La acabo de ver en el aeropuerto.

Aquella información hizo que a su madre se le iluminaran los ojos, pensó que su amiga no iba a estar bien.

—Esa es una buena noticia —. Era todo lo que iba a comentar.

Lo que pasa es que al lado del hombre, cuya mujer noticia no le agrado, desde el momento que vi, dejarla en segundo plano por otra mujer, la cual no pudo presenciar a ver.

El ambiente cambió, cuando el padre observó el semblante de la mujer que acababa de conocer. Sabía que le había incomodado el saber que su hijo estaba tratando de averiguar por otra mujer.

El tiempo se pasó al hablar de otros temas más banales.

Así llegaron a su destino y pronto empezaron a enseñarle su casa a la invitada.

Por otro lado, Camila tomó un taxi, para llegar a su hogar.

El ambiente cambió, cuando el padre observó el semblante de la mujer que acababa de conocer. Sabía que le había incomodado el saber que su hijo estaba tratando de averiguar por otra mujer.

El tiempo se pasó al hablar de otros temas más banales.

Así llegaron a su destino y pronto empezaron a enseñarle su casa a la invitada.

Por otro lado, Camila tomó un taxi, para llegar a su hogar.

Le enseñó a amarse, y sobre todo respetarse.

Eso le enseñó él a ella.

Sí, su tío político le enseña a amarse de la pequeña a la más grande cicatriz.

Suspiró en pensar en su nueva relación, en cómo se dio y cómo aquel hombre de un metro ochenta la conquistó.

No pensó tanto, en cómo serían las cosas, pasaron un par de meses y su tía la motivo a dar ese paso, pues para ella la importancia de conocer y experimentar las diversas personalidades en el área sentimental era lo que necesitaba.

Así fue como aceptó aquella salida con Robin, sin pensar que ahora que lo recordaba, su corazón palpita.

Ahora que supo que alguien podía cuidar de su corazón, era extrañamente aterrador.

Solo porque la persona podía hacer lo que quisiera en su corazón, pero estabas en ella al permitir que lo dañara.

Vi la entrada de su casa, casa, sí, aquella casa que tiene guardados muchos recuerdos importantes.

Su celular sonó, era su amado, preguntando cómo había ido el viaje.

Trató de tranquilizar su corazón al saber que él, a pesar de estar tan ocupado, estaba pendiente de ella.

Ella, mimosa, no dudó en hacerle una pequeña llamada, para contarle que estaba por entrar a la casa de sus padres, pero no quitaba el hecho que lo extrañaba, que hubiera deseado que estuviera allí con ella.

Sin querer, estuvo un tiempo fuera de casa, lo suficiente para ver el coche de los vecinos Jackson, estacionarse y ver el perfil del hombre que una vez amó.

No dudo en respirar, para terminar de llegar a la casa de sus padres.

Tenía que contarles la decisión que tomó, sin tomar en cuenta su reacción, solo esperaba que la apoyaran como siempre lo han hecho.

Llamo a la puerta y no obtuvo respuesta, hasta que llamó a su madre por celular, para que abriera. Todos estaban en la cocina ayudando a colocar todo en su lugar. Hoy su hermano mayor traería a su futura esposa.

La emoción de su familia al verla allí no tenía comparación.

La noche llegó, y con todo ello, la visita de los Jackson como cada año que compartían. Estaban felices de volver a tener aquellos tiempos.

La noche transcurrió tan rápido que solo notaron cuando faltaban algunos minutos casi una hora para las doce. Camila estaba enviando un mensaje de texto, cuando alguien tocó su brazo.

Era Isaac, él nervioso, necesitaba hablar con ella.

Era Isaac, el nervioso, necesitaba hablar con ella.

Ella lo miró extrañada, ya no eran los mismos cuatro años atrás para que él se tomara el atrevimiento de tocarla.

—Hola. —Dijo soltándola al notar su incomodidad. —Lo siento, no quería incomodarte, pero necesitaba hablar contigo, sabes… Te he echado de menos, no sé si has sentido lo mismo, espero que sí.

—La verdad, Isaac. —Suspiró resignada, no pensaba que tenía que volver a repetir la conversación. —No te he extrañado ni un poco. Para ser sincera, yo aprendí que hay personas en la vida que son efímeras, aunque pasamos casi toda la vida juntos. No quiere decir que iba a hacer para siempre.



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En el texto hay: amor propio

Editado: 17.10.2025

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