—Hola, Cami. —Saludó su jefe, pero se calla cuando mira a Isaac. —Veo que ya conociste al señor Jackson.
Termina de entrar y saluda al susodicho. Yo solo veo sus interacciones, pero mejor me siento y solo observo, no hay nada.
Ellos hacen ciertas bromas entre sí, y parece llevarse muy bien.
—¿Y qué tal el proyecto? —preguntó Benjamín.
—Estábamos en eso, ya que decido darme un proyecto como este, nada más ni nada menos que con el señor Jackson… —Dejo que las palabras se deslicen por mi boca. —Es un gran privilegio.
El sarcásmo en mis palabras, teñido de elogio, solo es evidente para uno de los caballeros, que se hace el desentendido.
—Sí, estamos charlando, y quedamos con ir a cenar esta noche.
Sonrió, por su cara dura, no puedo creer que piense que yo me voy a dejar intimidar por él.
—Sí, estaba por contestar, que esta noche no puedo. —Digo con tal sinceridad, parecido que aunque quisiera no puedo.
—Puedes ir, Cami, podemos ir por un rato y después puedes ir a atender el asunto.
Él, sabía que era un pretexto, pero no quería perder a un cliente tan bueno como mi ex amigo.
No pudo negarse, pero tampoco era que se iba a quedar mucho tiempo; estaba pensando un plan B.
No tenía ciencia cierta de lo que iba a inventar para no estar más de 20 minutos en la dichosa cena.
Una vez que acepté, pasaron unos minutos cuando decidieron abandonar mi oficina, dejando la paz en santuario.
Seguí con lo mío, pero las ideas que tenía, se me esfumaron, como mi estado de ánimo.
Traté de enfocarme en algo más, y así conseguí un pequeño respiro.
Una llamada volvió a interrumpir, pero cuando contesté, no había nada al otro lado.
No le di más vuelta al asunto, esperé que mi hora de salida fuera marcada en el reloj para salir.
No quería estar más tiempo aquí.
Regrese a la casa de mis padres, todavía no estaba preparada para volver a vivir sola.
Necesitaba prepararme para esta noche, no diré que no estoy nerviosa.
Mentiría a lo grande y no puedo hacerme eso a mí, no puedo.
Regrese a la casa de mis padres, todavía no estaba preparada para volver a vivir sola.
Necesitaba prepararme para esta noche, no diré que no estoy nerviosa.
Mentiría a lo grande y no puedo hacerme eso a mí, no puedo.
Cuando logro verme en el despojo, no dudé en la imagen que me brinda; me gusta todo lo que veo.
Tomo el bolso que me acompaña junto con una tableta.
Esa tableta, que me ayudará a tomar nota de todo lo que él desee.
Cuando bajo, encuentro a mi familia reunida, todos me miran con asombro.
—¡Wow! —expresa mi madre.
Todos se quedaron asombrados, porque desde que sucedió la tragedia de Robin, había perdido mi brillo.
No importaba, no iba a presentar derrotada ante él.
¿Por qué me estoy cuestionando?
—Tengo una cena de negocios, tengo que estar presentable.
Todos me miran como si me hubiera crecido otra cabeza o como si no fuera yo.
—Qué bueno, me alegra que tomaras mi consejo.
—El cliente es Isaac Jackson. —Soy honesta con ellos.
A todos se les borró la sonrisa de la cara, parece que no entendiendo nada.
—¿Jackson? —pregunta mi padre.
—Sí, quiere que me ayude con un plano. Veremos qué pasa, porque el dueño de la empresa me lo asignó.
Todos asienten, pero me brindan su apoyo; no saben, a excepción de mi madre, lo que en realidad pasó.
Salgo de la casa, pero antes mi madre dice que la llame si pasa algo, ella inmediatamente irá por mí.
Yo acepto, pero ya tengo un plan B, espero no tener que utilizarlo.
Cuando iba a montar mi vehículo, veo cómo un auto se aproxima.