La figura todavía esta allí, donde esta la gran piscina, viendo como si fuera la octava maravilla del mundo. ME apresuro a bajar las escaleras, necesito colaborar que no estoy viendo cosas donde no las hay.
—¿A dónde va? —Me grita Irma, pero no me detengo a contestar.
Mis pies parecen tener vida propia, porque llegue casi en tiempo récord, pero no me importa, necesito respuestas, pero al llegar estaba otro hombre con la misma ropa, pero juro era él.
Era él.
—¿Ocupa algo, señorita? —Me pregunta.
—Lo siento, lo confundí con alguien.
Así paso dos días de inspección, nada relevante paso, la casa esta desocupada en la mayoría, Irma estaba encanta, ya que es la primera casa donde esta involucrada, de regreso a la ciudad, iba tan parlanchina. Me alegraba por ella, que fuera su gran experiencia.
—Los próximos proyectos ¿Puedo asistir? — Lo hace con duda.
—Depende, vamos a tener que venir a inspeccionar, y cosas así.
Ella asiente y retoma todo lo que vio. —Cuando saliste, por la compra de emergencia, llego uno de los sobrinos del dueño.
Volteo a verla, eso no se me comento al regresar. —Aja.
—Pero antes de que llegaras desapareció y nadie supo su nombre, solo que era un bombón de hombre.—Suelta un suspiro dramático.
—Parece que alguien quedo flechada y ni cuenta me di.
—Es que… No parecía interesado en nada, como que en realidad nadie existiera.
—Bueno, tal vez la próxima vez tengas más suerte.
Empezamos con temas del trabajo, ella sugiriendo algunos materiales nuevos que salieron en el mercado, tenemos que empezar a probarlo, para innovar.
Me comento que lo haremos una vez que entreguen la mercancía, y ella esta alegre en aprender más, su carrera esta por terminar y que mejor que una experiencia de lo que se va a graduar.
Llegamos y la dejo en su casa, hoy podemos descansar y mañana podemos volver a trabajar. Cuando llego no hay nadie en la casa, así que no lo pienso y voy directo a mi habitación.
Me doy una larga ducha, cuando estoy saliendo del baño, escucho un ruido venir de la sala de estar.
Bajo, pero no hay nadie, me ato mejor la bata de baño, cuando me llevo el susto de mi vida, un pequeño gato peludo, blanco como la nieve.
Lo tomo en brazos, era pequeño.
—¿Y tu mamá? —Le pregunto, como si me fuera a contestar.
Lo llevo a mi habitación, para poder vestirme e ir a llevarlo al veterinario para que lo revise, porque si no tiene hogar, acaba de encontrar uno. Salimos de casa y con la ayuda del GPS, llegamos a la clínica más cercana.
La evaluación, y sale que todo esta bien. — El pequeño esta bien, la verdad esta haciendo un buen trabajo, es un Británico de Pelo Corto, blanco como la nieve, la verdad es una raza muy hermosa.
Empieza a explicarme todo y se lo agradezco.
—Lo que pasa que lo acabo de encontrar en mi casa, y si no encuentro a su dueño, existe la posibilidad que me lo quede.
—Lo siento por mi equivocación, pero se nota que es un gato que a sido cuidado, y que se encontrara en su casa es un poco extraño, a de no ser que un vecino cercano sea su dueño, le voy a indicar lo que hará con su dieta, y haremos algunos exámenes extras.
Cuando salimos, le he comprado una cama, y lo han desparasitado, y le han dado uma ducha, para poder estar segura de que puede invadir mi cuarto.
También le compré un collar por cualquier cosa.
Al llegar a casa mi encontré a mi familia con los Jackson, se sorprendieron al verme con la bola de pelos en brazos.
—Hola. —Salude, todos asintieron, esperando que siguiera. —Lo encontré en la casa y quiero saber si algunos de ustedes saben si los vecinos tienen algún gato extraviado.
—Preguntaré en el grupo del vecindario, si se sabe te lo haré saber.
Siguen con su conversación.
Parece que el gato no tiene dueño, y yo soy la más feliz con esa noticia, pues me he encariñado con mi copo de nieve.