Me enseñaste a elegirme

18

Estamos entregando la mansión, dejando todo como lo pidieron, dando los últimos toques que necesita.

El cliente quedó satisfecho con los resultados, así terminó el proyecto de los recién casados.

Aunque no pueda ver su reacción, sé que les va a encantar, no puede esperar a que el cliente llame para contarlo.

Los días después, estaba viendo cómo iba la obra de Isaac.

Todo va como se supone que tiene que ir, pero la insistencia de Isaac, me tiene loca, no esta entendiendo el punto que no quiero estar con él.

Sé que esta buscando la manera que regresa a estar con él, ya ni sé si quiere una amistad o algo más que eso, por los momentos no me siento cómoda con todo lo que esta pasando.

El día de la boda llego.

A pesar de que el señor me invito, tuve que declinar, por asuntos de trabajo, pero mande a mi asistente para dar un presente.

El día estuvo ajetreado, ya que en menos de lo que creo tendré que ir a presentar los avances de la cabaña. Cosa que me tiene nerviosa. Isaac ha estado en su mundo y me ha dejado tomar las mayorías de las decisiones, como si mi criterio fue el único que importa.

Tener clientes indecisos es algo complicado e Isaac es el primero en mi lista, dejándome las peores decisiones, con la excusa, confió en ti. Como si eso remediara el estrés que me esta sometiendo.

—¿Pasa algo jefa?

—Esta el tapiz que te pedí.

Ella asiente en respuesta, hoy iré a buscarlo a su oficina y no se me va a escapar, esta vez, tendrá que atenderme sí o sí, como que me llamo Camila Wilson.

—Vamos—. Digo recogiendo solo mi móvil, no necesito nada más.

—¿A dónde?

—Al imperio Jackson, allí esta quien me esta poniendo difícil mi trabajo.

Ella se ríe, sabiendo que es verdad que Isaac se esta comportando como un grano en mi trasero.—¿Nos recibirá sin cita previa?

—Tú que crees.

Veo como se encoge de hombros. — Si esta tan interesado en ti, la respuesta es obvia, pero si en realidad esta ocupado como nos hace saber, ahí es donde vamos a tener problemas.

—Siempre hay que tener un AS bajo al manga querida.

—¿Tú lo tienes?

Claro que lo tenía y era hora de empezar a utilizarlo, porque iba a quedar pelona si seguía sin obtener las respuestas que quería. Veo como ella aplaude a lo que digo, celebrando como demasiada anticipación.

—Vamos, antes que lleguemos demasiado tarde.

Salimos de mi oficina, dejando con llave mi puerta, no confió mi trabajo en nadie, donde me muevo, puede haber un traicionero que quisiera llevarse mi trabajo y venderlo al mejor postor.

Una vez en el estacionamiento, ella se sube emocionada, pues mira mi vida como una novela, y no quiere perderse la oportunidad de estar en cada capítulo, como lo ha dicho.

—No te comente, pero el señor Martín estuvo muy intenso en la ceremonia, tome algunas fotos para compartirlas contigo.

—Cuando regresemos, podrás enseñarme lo que quieras.

Veo como tenía el móvil y vuelve a guardarlo, es lo mejor que puede hacer en estos momentos.



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En el texto hay: amor propio

Editado: 17.10.2025

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