¡me gustas! #1

3 La bruja de este reino

 

 

Luego de esa charla con la profesora, ella me dice que no habrá problema con la asistencia de la clase en la que debería estar, que ella misma se encargaría de que me recibiera mis tareas, así como de que me ponga a practicar los ejercicios del tema que se vean hoy, después de todo debo tener todos los conocimientos posibles para poder orientar al nuevo aspirante para entrar a Crhistie High.

Sin embargo, hay algo que me causa confusión, ¿por qué debo de instruir alguien a punto de salir del instituto cuando ya le queda básicamente nada para irse a la universidad o es que perderá el año o qué? No lo sé y no creo que lo sepa si no me muevo.

Camino por los largos pasillos de esta escuela con la esperanza de no toparme con ningún profesor que se encuentre merodeando por el mismo suelo en el que me encuentro caminando. No me gusta tener que dar explicaciones cuando no traigo puesto el gafete de permiso temporal entre clases.

¿Recuerdan aquella pequeña cosa que tengo sobre caminar con la mirada gacha y no por timidez, sino por gusto a no ver a las personas que merodean por el lugar en el que yo suelo transitar? Bueno eso es bueno teniendo en cuenta de que no me gusta que me miren a los ojos, hace que me sienta como el chico del libro Insomnio. Sí, justo como el protagonista, es tan refrescante leer un poco sobre personas que no pueden tener lo que quieren y saber que puedes morir en cualquier rato y milagrosamente aun no lo hace porque a la vida y a ese yo interior que tiene parece causarle gracia verlo sufrir.

No quiero mirar a los ojos a las personas porque pienso que su rostro podría quedarse en mi mente como para soñar algo extraño con esa persona, ya son muchas las personas a las que veo, saludo, sonrío e incluso intercambio una que otra palabra.

Por esa extraña razón perteneciente al destino me doy cuenta de que estoy a punto de chocar con alguien, ¿Cómo lo sé? Pues por el hecho de que no solo miro mis pies al caminar, yo miro hacia adelante y existe este hecho de vista periférica o es eso a lo que me refiero sobre el alcance que tiene la vista humana. Tal vez solo me esté confundiendo, pero esa es la cosa conmigo que siempre estoy alerta a lo que me rodea.

Pero eso no es lo que importa, lo que quiero decir es que mi vista es muy lista como para percibir a alguien a mi alrededor a pesar de que estar muy limitada. Entonces con el simple hecho de mirar los zapatos que calza o sus pantalones es que me doy cuenta de que se trata del dueño de mi curiosidad, pero en vista de que no le conozco y aunque quisiera hacerlo tengo que llegar a la dirección lo dejo pasar de lado, pero no sin antes dedicarle una bella sonrisa que según mi grupo de allegados dentro del Crhistie High a eso podría dedicarme. A sonreír a todo el mundo, claro si no estuviera empeñada tanto en analizar a las personas que me rodean lo haría, pero también se me entumiría la cara de tanto sonreír.

Es extraño por no me devuelve la sonrisa y lejos de estar molesta no digo nada, ni mucho menos hago una cara rara. Al contrario, sostengo mí sonrisa y sigo mi camino, pero esta vez con la mirada en alto y contoneando mi cuerpo.

 

«¡Santo cielo, Romina! Controla tus hormonas o en todo caso tu orgullo herido.» Me digo a mí misma.

 

Jamás lo hago y que lo empiece hacer justo ahora me hace pensar que todo lo que he evitado ser en muchas ocasiones se va al rotundo carajo, dejo de caminar como la burla que seguro soy porque es más que claro que no tengo ni una pizca de sensualidad en mi ser y no por el hecho de que no sea agraciada con un cuerpo de muerte lleno de curvas, porque en realidad soy guapa y dicen que mi actitud me hace más guapa de lo que soy, solo que hacerlo en este preciso momento me hace pensar en las mujeres que buscan llamar la atención.

Y no me malentiendan, pero yo no la busco porque yo ya la tengo sobre mí, camine junto a el rey Extr. o no. Mi caminata termina cuando llego a la puerta que dice dirección, después de todo me tengo que coordinar con el director para asesorar al nuevo candidato para Crhistie High.

Entro a la gran oficina y no pierdo el tiempo observando cada detalle de esta porque necesito regresar por mis cosas donde la profesora y aún todavía peor necesito acudir con el otro profesor para que me pase el nombre del tema y las actividades de esa clase. Que fastidio resultó ser esto.

Ahora caigo en cuenta de que no solo tendré que estudiar para lo propio, si no que tendré que hacerlo para otro extraño y aún más para que este no piense que no sé nada.

                                                     

─Hola, tengo cita con el director ─ digo con una sonrisa, porque esa es la clave del éxito para conseguir todo. Las sonrisas pueden ser tu mejor arma en todo tipo de ocasiones, pues si las sabes utilizar con astucia conseguirás todo lo que quieres o hasta más.

Ella me sonríe con amabilidad y con eso me es suficiente para saber qué le encanta hacerlo debido a las arrugas que se le forman a los costados de la boca o, que lo hace tanto que pudiera ser que con el paso de los años se tuviera que acostumbrar a sonreír por el simple hecho de ser una secretaria.

 

«Pobre de ella en cualquiera de los casos.» Me digo en el fondo y vuelvo a observarla.

 




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