¡me gustas! #1

8 Entre reina y reina

 

 

─Ha llegado el momento de demostrar tus habilidades en anatomía, chico Brown ─me encuentro diciéndole luego de dejar caer en una de las mesas de la biblioteca dos libros demasiado gruesos. Solo espero que la señora Benson no haya escuchado el ruido ─. ¿Has traído la soda que te pedí?

─Claro, la he traído ─ dice luego frotar un poco su nariz tras el desprendimiento de un poco de polvo de estos grandes libros.

Un estudiante normal pensaría que las bibliotecas escolares estarían o muy pobres en cuanto a libros o con una cantidad insana de libros que les fuera imposible limpiar cada uno de los rincones de dicho espacio dedicado a la lectura. No me mal entiendan, pero yo sufriría trabajando en un lugar así además no me puedo considerar una lectora habida porque yo ni siquiera puedo terminar un libro en menos de un mes y eso que es mi tiempo récord en terminar un libro.

Supongo que puedo ser considerada como un mal o la oveja negra dentro de la comunidad lectora, pero no me agobio por ese hecho ya que aún sigo creyendo en que llegará el momento de que el libro perfecto o que esté destinado a mi llegue a mis manos que lo leeré en la menor cantidad de tiempo.

Pero volviendo al hecho de yo estando en una biblioteca con el que hasta el momento parece ser la curiosidad de toda la comunidad estudiantil femenina y unos cuantos de la población masculina. Este chico es un enigma, incluso para mí nadie sabe quién es más haya del hecho de su nombre pues no tiene redes sociales o alguna cuenta en alguna plataforma que rebele quien es él.

─ ¿Por qué me dices chico Brown? ─pregunta sacándome de mi ardua lucha sobre algún tema que conozca a la perfección y que él no pueda conocer.

─ ¿Veo acaso una pisca de curiosidad en el que chico que parece ser nadie? ─ pregunto de vuelta.

─Creo que responder con otra pregunta es una falta de…

─ ¿Educación? ─ le interrumpo mientras sonrío.

─Sí, de eso ─ afirma, pero después hace un ¿chasquido? ─. Así como de interrumpir a las personas.

─Bienvenido al mundo real ─ le digo mientras exclamo el famoso “¡Aja!” tras encontrar el tema perfecto ─, chico Brown.

»Bien, llegó el momento de hacerme saber que tan bueno eres para la anatomía.

Comienzo a leer en voz alta algo acerca del cerebro y las partes de este.

 

“El cerebro se conforma por cuatro lóbulos, mismos que se llevan el nombre de:

  1. Lóbulo frontal: controla varías funciones como la resolución de problemas, pensamiento creativo, juicio, intelecto, atención, comportamiento, reacciones físicas, pensamiento abstracto, movimientos coloridos, músculos coordinados y personalidad.
  2. Lóbulo pariental: Este lóbulo se enfoca en el movimiento, calculo, orientación y ciertos tipos de reconocimiento. En el lóbulo pariental se pueden encontrar el córtex photor (permite que el control del movimiento del cuerpo y está ubicada en la parte media superior del cerebro) y el córtex sensorial (localizado en la parte frontal del lóbulo pariental y recibe información desde la medula espinal sobre la posición de varias partes del cuerpo y como se mueven)”

 

─Entonces dime ¿Cuáles son los otros dos lóbulos faltantes? ─ pregunto luego de terminar de leer la descripción de al menos dos de los cuatro lóbulos del cerebro.

Tobías tarda en responder lo que me hace que tome unas cuantas notas en una libreta que he decidido dedicar solamente a él, siento su mirada en mi por lo que al terminar de anotar lo mucho que tarda en responder dirijo mi mirada hacía él mientras alzo una de mis cejas que déjenme decirles, hoy quedaran perfectas. Parece que hoy quisieron cooperar conmigo para verse lindas.

─ ¿Habrá una respuesta o lo tomo como prueba fallida y te doy la respuesta? ─pregunto sonriendo al ver su desconcierto ─ ¿Y bien?

Niega con su cabeza tal vez pensando en cuan rara o Romina suelo ser a veces, lo cierto es que me gusta serlo.

─El tercero se llama lóbulo temporal ─responde de manera rápida mientras explica de igual forma que es lo que hace.

─Eso es correcto ─le doy la victoria ─, pero ¿cuál es el otro?

─El ultimo no estoy seguro de cuál es su nombre, pero sé que se encarga de controlar la vista.

Es listo, así que le felicito y le digo que su nombre tiene que ver con el occidente y con un hospital; o sea que se llama occipital.

Escuchamos la campana del para el almuerzo y esa es mi señal de que tengo que ir con mi extraño grupo a ingerir comida para tener energía y fuerzas para el siguiente periodo.

─La campana ha sonado ─digo levantándome de la silla mientras guardo mis cosas ─ y esa es mi señal para irme a comer.

─ ¿No repasaremos más? ─dice.

─No, por ahora no.

Tomo mi libreta y comienzo a caminar hacia la gran puerta que conecta con el mar de gente que hay en esta escuela. Sigo pensando que es muy cliché, y eso no me hace ni un poco de gracia, pues hasta el momento solo no he tenido ni siquiera un reto.

Cuando por fin estoy fuera de la biblioteca me dedico a caminar mirando a cada una de las personas que pasa por mi lado, las que se encuentran frente a mí, pero sobre todo a analizar qué es lo que hacían. Era realmente fácil descubrir de que humos estaban.

Sonrío a un chico que se llama Tod y le pregunto cómo ha estado, así como le salud a Melani y le digo que su atuendo le queda de maravilla, y en verdad que no miento, se mira muy linda con lo que lleva puesto. Sigo mi camino y ya no vuelvo a saludar a nadie de manera verbal y sobre todo no vuelvo a halagar a otra persona de esta escuela.




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