─Disculpe profesor Mike ─se escucha la voz de la secretaria de la oficina del director interrumpir la clase ─, el director desea hablar con Romina.
Las miradas de todas las personas que son llamadas compañeros de clase excepto la mirada de Emma que solo alza una ceja y sigue anotando todo lo que está en el pizarrón o eso es lo que quiero creer. Y por muy cliché sea este momento suelto ese esperado suspiro que todos esperan, suelto el inesperado suspiro.
No es extraño que alguien como yo cause este tipo de conmoción, ya que nadie sabe cuál podría ser mi próxima jugada. Aunque, si bien es cierto que nunca cruzo la línea de lo prohibido y extremo; jamás podrán averiguar la forma en la que funciono.
─No ─dice el profesor a la secretaria causando que todos se queden boquiabiertos por esa respuesta ─, es mi clase y no importa que la haya llamado el director. Por lo tanto, puede decirle al director que va a tener que esperar hasta que termine mi clase.
La secretaria del director lo mira sorprendido y con la ceja alzada, causando que sonría por eso. Todo el mundo sabe que nadie, ni siquiera un profesor por muy estricto que se pasa sobre el director de la escuela o al menos eso se creía hasta que llegó este maestro.
─No creo que sea conveniente que tome esta actitud, profesor Mike ─le dice la secretaria luego de haber superado su momento de conmoción.
─Eso no me interesa señorita ─contesta de manera tajante el profesor ─, así que vaya directo con su jefe que es el director de esta escuela y dígale que tendrá que esperar.
─Yo le sugiero a usted que vaya guardando esas palabras para otra ocasión ─ responde la secretaría, eso incluso me sorprende a mí.
─¿Qué es lo que dijo señorita?
Todos se mirar entre todos tratando de no hacer ruido y así evitar alguna interrupción al siguiente gran chisme. Ruedo los ojos porque las personas suelen ser tan banales.
─Dije que tendrá que guardar sus palabras para otra ocasión ─le repite la secretaría cambiando el peso a su otro pie ─, porque su clase acaba de acabar, justo a ahora.
Justo después de que la secretaria le diga eso, el timbre que hace saber que es momento de cambio de clases suena provocando que el profesor Mike enrojezca de enojo y camine directo a su escritorio.
»Así que vamos Romina, el director tiene que decirte algo importante.
Me levanto de mi asiento tomando mis cosas de manera rápida mientras las meto sin cuidado a mi bolso. Veo que Emma sonríe un poco y de esa forma sé que he hecho lo suficiente como para sacarle una sonrisa y un buen momento a la bella chica cuadrada.
─Dime Sara ¿Cómo ha estado tu día? ─pregunto cuando llego a ella.
─Has visto el desorden que causas y no te inmutas ni un poco.
Me detengo a pensarlo un poco mientras me encojo de hombros.
─No, la verdad ni un poco ─digo ─, incluso me agrada ser el centro de atención de vez en cuando.
Ella ríe y niega con su cabeza mientras hace lo que todos hacen en alguna ocasión, pero que es muy desagradable. Ella humedece sus labios y eso me hace saber que me dirá la famosa frase dirigida hacia mí.
─Eres tan Romina.
─Lo sé ─ respondo sin más mientras sonrío.
Cuando llegamos a la oficina del director lo único que sé es que sigue siendo una oficina tan pulcra y horrible de cierta manera. El señor Henderson se encuentra sentado en su gran silla que parece muy cómoda, por lo que supongo que le envidio un poco, aunque está de espaldas hacia mí.
“Lastima Romina, eres alumna.”
─Romina, falta una mes para el examen del señor Brown.
Cuando habla hace que mi ceja se alza ante la sorpresa.
─¡Vaya! ─digo bastante sorprendida ─Usted sí que es la viva imagen de esa frase de tener ojos en la espalda.
─Espero que eso sea un halago, Romina.
─Tómelo como usted guste ─es lo que respondo mientras me siento en una de las sillas que están detrás de su escritorio ─, pero sí ya sé que falta un mes para el examen de Brown.
Él se gira con una ceja alzada mientras me ve fijamente.
─Pensaba que ya habían hecho amistad.
─No malinterprete señor Henderson ─le respondo ─, él solo es mi asesorado no alguien que me interese como amigo.
─Eso es demasiado duro de decir Romina.
─Tal vez, pero es la verdad.
Él no dice nada por varios segundos y eso hace que me incomode por estar solo aquí sin hacer nada.
»Como la última vez que estuve aquí, no es que tenga muchas cosas que hacer pero no me gusta desperdiciar mis minutos escasos del almuerzo.
Veo como me mira desafiante y eso hace sonría mucho desafiándolo a que me diga algo.
Mi día no puede solo tener un solo escándalo, necesito más para alimentar mi sed de originalidad y espontaneidad.
─Solo prepáralo bien ─ dice finalmente.