Uno pensaría que las personas que te llegan por la espalda diciéndote hola así por así no es más que normal en una escuela donde adolescentes normales pasan el rato esperando a que llegue la próxima hora para que sea más rápida su partida para llegar a casa, pero lo cierto es que es todo lo contrario.
Ese “Romina, hola” me ha sacado un susto, no de muerte, pero si uno que me ha hecho brincar. Después de todo no soy una insensible que no tiene sentimientos ni teme a nada. Volteo buscando descubrir quién es que me ha asustado con ese simple saludo, me sorprendo de ver a chico Brown.
─Chico Brown ─digo mientras le sonrío un poco tímida luego de mi muestra de debilidad ─, dime ¿a qué se debe esta sorpresa de que me saludes en los pasillos de esta escuela?
─Ehh… mira ─parece dudar, pero lo cierto es que luce bien con ese atisbo de nerviosidad ─, me pregunta si podemos comer saliendo de clases.
Esa invitación me sorprende y por eso mismo no sé cómo responder.
─¡Vaya! ─digo luego de unos minutos, él solo sonríe y ríe un poco ─Eso no lo esperaba.
─Entonces, ¿Comemos después de clases? ─vuelve a preguntar.
Guardo silencio y no le respondo durante algunos segundos. Le hago una seña para que caminemos juntos a la cafetería mientras sigo en silencio, él hace lo mismo así que me da tiempo para poder descubrir si quiero ir a comer o no con él luego de clases.
Lo cierto que es que no tengo nada planeado con nadie como cada semana, pero eso no quiere decir que no quiera salir ya que he pasado unos días bastante fuertes y llenos de tarea y deberes tanto de la casa como escolares; así que podría decir que sí, pero entonces viene a mi mente lo que me ha dicho el señor Henderson hace unos minutos.
Un mes para su examen.
─Veo que eso es un rechazo ─Afirma.
Giro mi rostro por unos segundos para mirarlo y después vuelvo la vista hacia el frente mientras le indico la fila hacia la venta de alimentos. Nada puede ser mejor que una fila larga, pocos minutos para almorzar y mucha comida de dudosa procedencia que increíblemente luce apetitosa.
─Lo cierto que es no he dicho nada ─ le digo una vez que llegamos a la fila y esperamos nuestro turno para tomar una bandeja ─, solo que ya deberías saber que soy una persona que le gusta sorprender a las personas. Puedo decir que sí iré, pero tal vez no quiera hacerlo, aunque de todas formas iré porque no quiero quedar mal ante escrutinio público estudiantil, ¿sabes?
─Ya veo.
Es lo único que dice y yo sonrío, por lo que las personas me miran y luego lo miran a él.
─Mira, las personas constantemente se encuentran acechando mis pasos ─ le respondo ─, y no porque sea una persona popular en su mera totalidad, sino que tengo cierta fama de indescifrable. Como tú precisamente, solo que tú ahora mismo eres la carne fresca que seguirá siendo así hasta que sepan si quedas o no en esta escuela.
─¿Ok? ─parece incomodo ─¿Cómo es que soy una persona indescifrable?
─Porque lo eres ─simplemente respondo mirando la nuca de la chica frente a mí ─. Nadie sabe nada de ti y créeme que no son pocos los que han tratado de descubrir quién eres en realidad.
─¿Sí?
─Pues claro, chico Brown ─digo algo rápidamente sonando entusiasmada ─, ya te lo he dicho eres alguien nuevo a quien clasificar. Te aseguro que muchos ya están haciendo sus propias especulaciones.
─¿Especulaciones sobre qué?
─Sobre a qué clasificación perteneces.
La fila avanza y yo hago lo mismo mientras trato de no sonreír sobre su ceño fruncido y lo gracioso, así como extrañamente lo lindo que luce. Niego con la cabeza quitando esa idea de mi cabeza enfocándome en la conversación.
»Mira para que no te confundas más, está escuela aunque muy prestigiosa y pomposa que resulte es solo una escuela más que alberga a simples estudiantes con características y dramas parecidos a los que van a escuelas púbicas; porque después de todo solo es un lugar lleno de población adolescente ─Le explico ─. Pero así como en todas las escuelas existen populares y no populares aquí también los hay, solo que en ninguna de las otras simples escuelas estoy yo.
─Entonces ¿tú eres un factor importante en la escuela? ─pregunta.
─En teoría, porque solo soy una persona que no es ni popular como no popular ─ le digo y es justo en ese momento cuando llegamos a la comida y comienzo a tomar lo que comeré hoy ─. La única diferencia es que visto bien, todo el mundo me habla pero sobre todo soy una Mezcla Rara.
Tobías también toma la comida que comerá mientras me pregunta lo que todos alguna vez me preguntaron, ¿Mezcla Rara? Así que como lo he hecho tantas veces le explico todo el asunto de mi clasificación y porque soy tan famosa por estos pasillos.
─¿Es por eso que no me has respondido? ─ vuelve a preguntar, parece más confundido, pero a la vez noto curiosidad en su voz.
─Por eso mismo ─respondo mientras pago a la cocinera ─. Gracias, Amanda.
Espero a que pague y caminamos directo a una mesa libre que se encuentra dentro de esta cafetería. Todos nos miran y él lo nota por lo que yo solo rio haciéndole ver que lo que decía era completamente cierto, él ríe también y eso me dice un poco más de esta eterna clasificación.