¡me gustas! #1

19 Es a lo que yo puedo aspirar

 

 

Entonces claro que después de llegar cerca de las cuatro de la madrugada con una amiga medio ebria y medio dormida, pensar que mis padres no se darían cuenta fue una gran equivocación.

Aunque de seguro me hubiese gustado que al llegar a la casa y despedir a Tobías mis padres aparecieran prendiendo alguna lampara mientras se encuentran sentados en el sillón junto a la ventana, justo como en las películas, no sucede y eso me decepciona un poco.

Por lo menos no estoy ebria, pienso cuando voy cargando a mi amiga, directo hacia las escaleras.

Sin embargo, la que si aparece y me mete un tremendo susto es mi queridísima hermana Clarifea; por lo que al verla casi hace grite.

─¡Me has asustado! ─grito susurrando, es extraño lo que hice, pero así sucedió ─Ahora deberás ayudarme por ser una mala hermana.

─Claro, la mala hermana soy yo ─dice no pareciendo muy contenta.

Ella sube rápidamente las escaleras para dejar lo que parece un vaso con leche y un plato con galletas y después baja rápidamente para ayudarme con esta dormilona que tengo como amiga.

Nos cuesta mucho, en verdad que lo hace porque no solo pesa, sino que de seguro por su culpa nos ha hecho que se nos hicieran varios moretones al momento de subir por las escaleras. Nada grave, pero si tendremos marcas de esta gran aventura y problema que fue subirla.

La dejamos caer en mi cama y me volteo para darle las gracias a Clarifea.

─¿Segura qué está bien? ─pregunta viéndola de una rar forma.

─Lo está ─digo finalmente mientras me giro y me dispongo a verla como lo hace mi hermana ─, he hecho que vomite antes de que comenzara a manejar hacia casa.

─¿Te has venido tu sola hacia acá sin ayuda? ─pregunta con los ojos entre cerrados.

─¡Claro que no! ─digo susutando, así se llamará el susurrar gritar ─, me han ayudado y me han escoltado.

─¿Quién?

─Tobías.

Ella abre mucho sus ojos y me mira nuevamente.

─Antes de que digas algo ─comienzo a hablar ─, él y la foto del recuerdo son las razones por las que he llegado tarde.

Ella ríe y sé que sus pensamientos cochinos y pervertidos se están yendo por otro lado. Sale corriendo de mi cuarto haciendo que ruede los ojos en blanco mientras pienso cuan rara es mi hermana Extr. Pero al contrario de lo que pensaba que era su despedida, regresa con su plato lleno de galletas y su vaso con leche dejándolas en mi tocador para cerrar la puerta con seguro.

─Cuéntame TO.DO. ─dice sentándose en el suelo con su aperitivo nocturno para poder dormir, niego con la cabeza y ella me mira mal ─, lo siento, pero esta vez no te escaparas de contarme todo.

Ruedo nuevamente los ojos y comienzo a contarle todo; desde el principio. Ella hace muchas preguntas mientras hablo y algunas de ellas me hacen reír mucho.

Así que mientras le cuento desde que comencé con las asesorías, luego con hablarle un poco más, el momento de la playa y luego la fiesta ella finalmente me dice la pregunta clave:

─¿Puedo ver las fotos?

No le digo sí de inmediato, pero luego de ver su rostro lleno de emoción decido que tal vez, debería verlas por lo que me paro y voy por mi celular para entregárselo y ella comience a ver las fotos.

 ─¡Oh por Dios! ─dice chillando ─Él te besó…

─Fue en la mejilla, Clarissa ─le digo.

─Pero te ha besado, y eso es lo que cuenta ─defiende el hecho.

─No fue el único que me besó ─termino por decir mientras cierro los ojos.

─¡¿Qué?¡

Es justo la forma en la que pasamos la noche discutiendo sobre lo que sucedió en la fiesta, como lo que pasó antes de la fiesta.

Durante la plática ella hace diversos comentarios interrumpiendo mi relato y haciendo que le diga que se calle. Le cuento absolutamente todo y en algún momento nos quedamos dormidas con un plato de galletas con chispas de chocolate por terminarse y un vaso vacío de leche en medio de nosotras.

Es justo a las ocho de la mañana cuando llega mamá y nos despierta demasiado temprano para ser sincera. Inmediatamente odio el momento en que despierto y aunque no bebí tanto alcohol me siento cansada y con dolor de cabeza.

Mamá esta sorprendida y por encontrarnos a las tres en mi cuarto a la hora de que llega a despertarnos. Es claro que no les dije que Cecilie se quedaría a dormir, así que intuyo que le habrá molestado encontrarnos.

Minutos después de que mamá nos encontrara y nos levantará; nos encontrábamos sentadas en la mesa junto con mamá y papá que leía el periódico como es costumbre de él en los domingos.

Mamá nos da un plato a cada una y nos insta a comer por lo que sin decir nada comenzamos a comer y dar sorbos. Cecilie gime de placer al tomas un poco de jugo naranja, la miro con cautela y le hago saber que se detenga.

─¿Po qué llegaron tan tarde, Romina? ─pregunta papá sin mirarme mientras lee el periódico.

─Eran cerca de la una cuando salimos de la casa de Tonny ─comienzo a decir, pero no evito tomar un poco de fruta antes de seguir hablando ─, el problema era que no habíamos tomado la foto del recuerdo.




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