¡me gustas! #1

4 Inicio de vacaciones de verano

 

 

Finalmente las vacaciones han empezado y todo se está poniendo en su lugar, pero creo que quisiera que todo fuese como en esas típicas historias que pasan por la televisión sobre los adolescentes americanos, pero no siempre es cierto, y eso es lo que más me molesta.

Creo que lo único bueno de esto es que no estoy con el problema de la universidad y todo el papeleo de este, así que yo soy feliz. Entonces puedo decir:

El viento corre y se estampa en mi rostro con la esperanza de poder despeinar un poco más cabello. Es una lástima querido viento eso no va a poder porque yo soy lista y tú eres viento; lo que quiere que hoy trago recogido mi cabello después de todo me toca estar en la cocina de mi empleo. Empleo que muchos desearían.

Sigo caminando por las calles de esta ciudad con la esperanza de que alguna idea que no sea ir a la playa todos los días. Se que es contradictorio porque sé que amo ir a la playa, pero siempre estoy yendo para allá y no quiero ser una chica Brown que termine odiando la playa. Miro hacia el frente y me doy cuenta de que ya estoy a una calle de estar en mi trabajo, entonces me doy cuenta nuevamente de que me he perdido en mis pensamientos y en tratar de narrar la línea del viento corre y se estampa en mi rostro que me sin darme cuenta ya he llegado a mi empleo.

Una linda cafetería en el centro y no, no es donde hablé por primera vez con Tobías aquel día, sino que es otra muy linda por cierto que me hace pensar en lo emocionante que ha de ser que de repente entre esa chica venezolana de nombre Sheril. Es raro de decir porque está en otro idioma, pero la serie es buena y creo que esa seria una excelente manera de adornar la cafetería en donde trabajo.

Abro la puerta y la típica campana que avisa de un nuevo cliente suena, pero lo cierto es que solo se trata de mi a un nuevo día de trabajo.

─Dime Romina…

─Te contesto Spencer ─le interrumpo, causando que ría y ruede los ojos.

─¿Sigues traicionando a tu empleo comiendo en aquella cafetería? ─pregunta y yo abro mucho los ojos al escucharlo decir eso ─Tranquila, que hasta yo voy de vez en cuando, solo que hay una pequeña diferencia.

─Que yo voy de espía encubierto ─decimos al mismo tiempo logrando que riamos al mismo tiempo.

Cuando nuestra risa cesa me mira y me responde algo que sé que es cierto.

─Así es Romina ─me apremia sonriéndome, niego con la cabeza y comienzo a caminar de nuevo adentrándome más en el local ─, creo deberías ir a ponerte el uniforme y asearte te estás retrasando.

─Claro, me retraso por mi propia voluntad ─le respondo pasando del otro lado de la barra ─. Pero no te preocupes ya no me retraso más y me voy a cambiar.

─Anda, anda que obstruyes el avance de los posibles clientes.

Todo lo que hago es reír y perderme dentro de la cocina para ir directo a los vestidores.

─¡Hola chicos! ─digo en voz alta cuando me encuentro dentro de la cocina. Mery y Henrry me miran y me dan una sonrisa ─, ¿adivinen quien llegó para mejorar su día?

Pregunto cantando y ellos ríen, por lo que yo también termino riendo sigo mi camino hacia los vestidores para cambiarme. Luego podré saludarlos, cuando estoy listo y voy camino hacia ellos para saludarlos de manera correcta.

─Supongo que ¿tú? ─preguntan cuándo estoy cerca de ellos antes de abrazarme.

─¿Cómo estás mi niña? ─me pregunta la bella Mary.

─Estoy bien ─respondo ─¿cómo estas tú, Mary?

─Estamos bastante bien, niña tonta ─dice primero Henrry interrumpiendo a Mary cuando planeaba hablar ─. También estoy aquí, Romi así que no me excluyas.

─No planeaba hacerlo viejito ─le digo mostrándole mi lengua a modo de defensa, él pone sus ojos en blanco y yo niego con la cabeza. ─, pero debes aprender a esperar a que termine de saludar a Mary. No seas desesperado.

─No seas grosera ─dice, por lo que yo ruedo los ojos ─, pero me alegra que vinieras.

─Antes venia…

─Pero no tan seguido como lo empezarás hacer, ¿verdad?

─Verdad ─confirmo ─, viejito gruñón.

─No estoy viejo ─replica pareciendo no muy a gusto con mi declaración.

─Sí eso te hace sentir bien.

Henrry va a responder algo, pero el grito de Spencer llamándome hace que de un salto sobresaltándome.

─¡Ven aquí! ─grita de nuevo, por lo que me alejo de Mary y Henrry para ir directo al llamado de auxilio y desespero que parece emitir Spencer. Es tonto lo sé, pero este hombre pare ser un gran dramático de la vida diaria que me rodea.

─Ahora que sucede, Spencer ─le digo cuando estoy saliendo de la cocina. Miro por todo el lugar y me doy cuenta de algo, un cliente, entonces me doy cuenta de que viene sus gritos y llamados urgentes. Lo busco a él y no me toma mucho para dar con él, entonces me acerco apresuradamente y le digo:

─¿Es lo que creo que es? ─pregunto con entusiasmo para emocionarlo y dejar de alado su dramatismo ─iré a atenderlos con la condición de que me prometas que para el próximo cliente tú lo atiendas y estés más tranquilo, ¿de acuerdo?




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