─¿Pareces agotada Ro? ─pregunta mamá cuando me mira tumbada en el sillón de la sala, la miro y noto que se encuentra con el ceño fruncido por lo que sonrió. Ella sonríe y eso me gusta a mí, que sonría.
─Lo estoy ─le respondo ─, ha sido una semana muy agotadora en la cafetería.
─¿En verdad? ─vuelve a preguntar.
─Claro, parece que este año será uno muy movido mamá ─le respondo y con mucho pesar me levanto para sentarme y cruzar mis piernas arriba del sillón ─, pero supongo que eso es bueno porque tengo mayores propinas.
─Me alegro por eso ─dice, se sienta a mi lado y toma mi mano ─. Extraño toda esa energía que dejabas por toda la casa, y con tu hermana en ese campamento de verano se hace aun más perceptible el silencio que abunda por las tardes y eso me aburre demasiado.
─Entonces ven mañana con papá a comer a la cafetería ─le propongo ─. Prometo que les atenderé y les invitaré por lo menos una malteada ya que mi sueldo no da para mucho.
Eso ultimo lo digo con pesar sobreactuado causando que ella ría, así que sigo con ese pesar inventado y le frunzo el ceño.
─No te rías de mí, mamá ─me quejo ─. Sabes que no me puedo dar el lujo de irme por la vida de viaje y de campamento.
─Es que es tan divertido tener de nuevo toda esa energía tuya ─dice riendo a un.
─Lo sé mamá ─le doy la razón ─, pero lo cierto es que no puedo solo pasarla de fiesta en fiesta como en las películas, además me pondrías a hacer deberes en la casa y allá sol soy mesera hasta el anochecer.
Ella me mira mal y yo le doy de mis mejores sonrisas.
─¡Romina!
─Lo siento ─ le digo ─, creí que sería gracioso.
─Está bien, iré a terminar la cena para tu padre ─dice levantándose del sofá y yendo directo hacia la cocina.
Me vuelvo a acostar en el sofá y cierro los ojos no sin antes notar un nuevo relieve en el techo haciendo que sonría por ese nuevo detalla. No noto cuando es que me quedo completamente dormida así que solo me dedico a lo que espero sea un buen sueño.
“”
Hay ruido, mucho ruido por lo que me levanto de rápido en busca del origen del ruido y noto hay muchas personas en la cocina, persona que no hacen más que hacer ruido y no dejarme dormir como se esperaría luego de que haya trabajado por mucho tiempo.
Froto mis ojos y me levanto del sofá para ir directo a mi habitación y ducharme para lograr al menos relajar mi cuerpo un poco. Ahora que Clarissa no está en casa sé que puedo trancar la puerta del baño y durar el tiempo que quiera en la ducha sin tener que aguantar el fastidio que sufro al querer bañarse.
─¡Romina! ─ alguien grita mi nombre y yo gruño de saber que no me dejaran tomar esa anhelada ducha. Me doy la vuelta sobre el escalón ─, deberías venir a saludar.
─Lo siento ─declino la propuesta ─, si te das cuenta tengo toda la pinta de una persona recién levantada de un sofá. Así que estoy segura de que quien se que haya llegado a la casa me ha de haber visto dormida en ese sofá.
─Vendrás a saludar, Romina.
─Claro que no lo haré ─vuelvo a declinar ─, así que no lo vuelvas a pedir, papá.
─Bajarás a saludar.
─Lástima, no lo haré.
Dejo a papá en la entrada de la cocina y yo me dedico a subir para entrar a mi habitación y poder ducharme. Sé que soy una persona que no le interesa lo que piensan las personas, pero esta vez no. Me duele todo y me encuentro muy cansada y mi cara lo refleja a la perfección.
Cuando estoy en mi habitación y me termino metiendo al baño aun vestida, cuando cierro la puerta me dirijo hacia la llave y la abro, el humo no tarda en salir, así que me desnudo y entro a la ducha. El que el agua toque cada parte de mi cuerpo hace que sienta el más grande de mis gozos porque me relaja el cuerpo y mi espalda se siente menos tensa, por lo que sonrió y luego comienzo a cantar una canción llena de ritmo y alegría que hace que me ponga de buenas.
Son diez minutos después que salgo de la ducha y de un baño reparador e incluso cantando one direction.
─Tienes una hermosa voz.
Grito, realmente grito porque esto no puede estar pasando. Lo miro y él parece estar divertido de que haya gritado.
»Calla las personas allá abajo pensaran que te estoy haciendo algo ─ vuelve a hablar ─, pero es verdad, tienes una gran voz.
─Ehh… Gracias ─digo sin saber que más decir ─. ¿Dime que haces en mi habitación?
─Bueno, vine con la esperanza de ver a la que me pronto será mi compañera de almuerzo ─ dice y yo sonrío. Tomo con más fuerza la toalla que me cubre la mantengo en su lugar. ─, pero veo que es un mal momento.
─Es bueno saber, pero como veras ─comienzo a hablar algo incomoda por la situación ─estoy en vuelta con sola una toalla. Así que Tobías espero que salgas de mi habitación mientras me visto, después de eso puedes entrar.
─Así que ¿ya puedo pasar? ─escucho que pregunta detrás de la puerta ─, he estado aquí por quince minutos.