¡me gustas! #1

6 Me gustas

 

 

Supongo que son los besos que no esperas los más geniales, pero siempre esta ese hecho en que no sabes como responder o si golpearas a la persona que te bese por tomarse el atrevimiento de hacerlo. Sin embargo, hay algo que puedo asegurar, los labios y la habilidad de besar de chico Brown es nata. Sí que sabe como besar y sí que sus labios son tan suaves y carnosos a su manera.

Recuerdo haber dicho que las caricias en mis manos provocadas por su manos eran la cosa más relajante o tranquilizadora, pero ahora creo que son sus labios. Sí, en definitiva son sus labios.

Tobías se aleja de mis labios y yo por un momento creo que estoy en otra dimensión; una que me hace sentir como en las nubes y sin nada de qué preocuparte. Mantuve los ojos cerrados por al menos unos segundos más hasta que sentí como su mano acariciaba mi mejilla. Los abrí y me topé con sus ojos fijos en los míos, pareciera que esperaba ver a través de mis parpados, ver que es lo que pensaba o pasaba de ellos.

Seguro que mis mejillas se encuentran pintadas de rojo, pero lo único que puedo pensar en este momento es en esos labios lindos que tiene y en esa mirada fija que mantiene sobre mí.

Decido que es mejor sonreír a que solo ahogarme en un baso de agua. Tomo la mano que acaricia mi mejilla y decido besarla; no lo entiendo pero creo que no es necesario entenderlo cuando lo has disfrutado de una buena manera.

Una sonrisa nace en su rostro, una que no siempre se encuentra ahí porque lo que mi sonrisa se hace más grande y notoria.

─Parece que llevas mirando un rato ─ mantengo su mano entre las mías y la sigo acariciando.

─Tal vez.

Alzo mi ceja y el ríe, niego con mi cabeza pero no quito mis manos de la suya.

─Ya veo ─digo ─Entonces….

─¿Entonces?

Aclaro mi garganta y decido que es mejor no ahogarme por segunda vez, así que dejo de evitar mirarlo aunque no sabía porque lo evitaba y tomo su otra mano.

─¿Por qué me besaste? ─ pregunto ─Digo no es que me moleste o algo parecido, pero no sabía que eres de esos que besas a las chicas por sorpresa.

En su rostro se refleja diversión, pero como lo he dicho antes no sé cómo es que cambia tan rápido su estado de ánimo o su expresión. Su mirada se pone seria y me mira, es de ese tipo de miradas que te pone incomoda de una u otra forma por lo fijas que son y por lo poco que parpadeas.

─Yo no beso a las chicas por sorpresa ─dice.

─Pero me besaste a mí por sorpresa…

─Pero eso no quiere decir que lo vaya haciendo por la vida todos los días, Ro ─parece molesto, parece que no le agradó lo que dije antes ─. Ahora me siento idiota por hacerte sentir mal.

─No es eso…

─¡Deja de interrumpirme! ─me regaña y una sonrisa se asoma de nuevo.

─Está bien, me callo.

─Ro, en verdad deja de interrumpirme.

─Pero es que eres tan lento que no me quitas la palabra y pues entonces yo puedo hablar más ─ me encargo de aclarar mi punto.

─¡Ro! ─me reprende y yo rio.

El suspira, realmente suspira, pero no de ese tipo de suspiro que se genera en un ambiente romántico o lindo, sino que parece frustrado.

Claro porque no te callas.

─Romina, no me dejas explicarme y parece que te está dando una ataque para ser un habladora ─me mira con el ceño fruncido ─, tal vez debería llamarte habladora…

─Ni se te ocurra decirme de esa forma.

─Y lo vuelves a hacer ─quiero objetar, pero no puedo porque él me vuelve a besar. Buena forma de callar a alguien.

─Quiero decirte que yo no beso, por besar ─aleja su rostro del mío ─, pero sí te besé es porque me gustas y claro que me gustaría robarte muchos besos.

Él ha dicho “me gustas”, bueno eso no me lo espera. ¿qué se supone que debo de decir? Que me gusta o alguna otra cosa.

No entiendo que es lo que debo de hacer y puede que él ya se haya dado cuenta porque justo ahora me mira fijamente y parece querer reír, algo que nunca hace tengo entendido. Quiero decirle que pare, pero entonces me doy cuenta de que espera una respuesta como:

“Tú también me gustas”

“Oh, no me había dado cuenta de eso.”

“En verdad, ¿qué hacemos ahora? ¿Te beso o mesas?”

“¿Te me estás declarando?”

¡No se que hacer! Y estoy casi segura qué mi agarre en sus manos se ha vuelto muy flojo a casi no existir.

»¡Vaya!, ye digo que me gustas y te quedas sin nada que decir ─lo miro a los ojos y por increíble que parezca no tengo nada que decir y mis mejillas se están poniendo muy rojas de la vergüenza ─. Ro, no te lo dije para que tú me dijeras que te gusto o algo parecido.

El aire que al parecer se estaba quedando atrapado en mis pulmones sale por mi boca y creo que le doy una imagen equivocada de lo en verdad sucede porque lo que alcanzo a ver en sus ojos es decepción.

Oh no.




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