¡me gustas Alex! #1 Completa

Capítulo 2.

Comencemos por el mismísimo momento en que alguien se me adelantó en la cafetería de mi escuela, último año, con los nervios de puntas, y mucho estrés acumulado.

Tomé de la muñeca a la persona que estaba pasando frente a mi como si yo fuera invisible.

-Oye, ¿qué te pasa? Voy yo - corrí su cuerpo medianamente liviano a un lado.

-Solo será una bebida - exclamó con prisa.

-¡No! - me apoyé en el mesón, aún tenía mi ceño un poco fruncido. 

Odiaba con todo mi corazón que me tomaran por alto.

Oí como soltaba un gran suspiro y se iba.

No le dí importancia, simplemente compré lo que necesitaba y me senté en una mesa con mi amiga, les diría que es mi mejor amiga, esa que conoces desde pequeños, pero nel.

La conocí este año, la tengo titulada igual que a mis ex amigas, como la "amiga del año", esa que te acompaña hasta que encuentra una manada y te deja sola como el forastero solitario que eres.

-No puedo negar una hamburguesa - la escuché decir antes de que la soltara como si fuera un tipo de trampa mortal.

-¿Qué pasa? - le pregunté asustada.

-Me acordé que hoy conozco a la novia de mi hermano - boté el aire que acumulé por la preocupación.

-¿Qué pasa con eso? - tomé un pedazo de pizza metiendolo a mi boca.

-¿Cómo que qué pasa con eso? - me dio una vista furiosa antes de que sacara su celular y me ignorara.

Rodé los ojos, subiendo los hombros.

Me importa un pepino que le pase.

Almorcé casi sola, por no decir sola ya que esta perra maldita me ignoró por completo. Pero bueno calmé las ganas de ahorcarle y me fuí con ella a nuestro salón. Que cool suena ser valiente delante de las personas, pero la verdad es que más adelante verán, que de valiente no tengo nada.

Nuestra última clase de un día jueves era matemáticas, mi favorita, sin mentir.

Mentiría si les dijera que pasé toda la última hora pensando en la persona que se me quería adelantar, porque la verdad olvidé por completo ese suceso.

Lo único que hice fue prestar atención e irme a mi casa en cuanto tocaron el timbre.

Mi casa como cualquiera del barrio donde vivía era de tres habitaciones, un baño, una mini cocina, y un living-comedor, sin olvidar el pequeño patio donde mi gato se montaba a las gatas de mi vecina,¡nah! mentira,igual era todo un Don Juan mi bebé Po, sí, como el de Kung fu panda, los dos blancos con negros.

Al día siguiente me levanté temprano, tomé desayuno, uno de verdad y no una simple manzana, eso suena como un chiste para mí, inserte risa sarcástica, y luego me fuí a mi querida escuela de último año, me encontré con mi amiga del año quién no me dejó de hablar sobre la novia de su hermano.

Y luego bla bla bla, nada interesante hasta que volvimos a colisionar en la cafetería, esa persona estaba en la fila para pedir la comida, estaba de brazos cruzados y movía la pierna con nerviosismo.

Me puse detrás, como cualquier persona normal, pero esta persona tenía prisa ese día parece porque se dio vuelta pensando que no había nadie y chocó conmigo. 

Me sujetó de mis brazos para que no cayera y yo por reflejo me aferré a su polera. Quedamos muy cerca y gracias a eso me di cuenta de sus pecas, nunca me han gustado las pecas, menos mal que no tengo pecas, pero si tenia ese monstruo de la pubertad que se llama acné, y como están leyendo a la persona más vergonzosa de la tierra, solté su polera al instante tirándome hacia atrás para mantenerme bien en mis pies. Sus manos soltaron mis brazos y frunció el ceño.

En ese momento no le reconocí, pero luego recordé a esa persona como la amenaza mortal para quitar puestos, que solo había sido una vez, pero ya era un peligro para mí.

-Lo siento - murmuró en voz baja, pasó por mi lado y no supe nada de cara con pecas.

Pero ahora sí nunca por dos meses dejé de mirar a esa persona pelirroja, no recordaba el color de sus ojos y cuando pasaba por mi lado miraba a otro lugar, una parte de mí quería ignorar su presencia, pero la otra quería ver desde su cabello hasta sus pies.

Y fue un gran error cuando pensé que ese día en el recreo mientras mi amiga del año hablaba de su familia y esa persona hablaba con sus amigos, la miré, tan descarada que siempre me he preguntado por qué no me denunció, pero me vió, y yo ví sus ojos.

Y no tuve ni la menor ide de qué color eran, porque yo estaba en las gradas del patio pero arriba y esa persona estaba ahí en las gradas, pero en los primero asientos, es más se encontraba de pie mirándome, me di cuenta que sus amigos seguían hablando, pero sus ojos estaban en mí y no hice nada más estúpido que dar vuelta mi cara y mirar a mi amiga del año, que por cierto se llamaba Almendra.

No volteé mi cara aún cuando tenía ganas de saber si seguía mirándome, pero le gané a la tentación.

¡Muy bien Valeria!



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En el texto hay: amor, confucion, amor lgbt

Editado: 01.07.2020

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