Capítulo 3.

Al día siguiente tuve un pequeño dato de cierta persona de pelo rojo, osea no era rojo, rojo, si no que era como tirado a naranjo, como una combinación o más que una combinación eran los dos colores enredados entre ellos, la cosa es que al día siguiente /eso, muy bien Valeria concentrate/ no me encontré con mi amiga del año, la esperé toda la primera hora, me di cuenta que no vendría, de una forma dolorosa, pero me di cuenta /claro/.

Salí sola al recreo y me vino ese pánico de no saber qué hacer, yo era una persona muy vergonzosa que hasta que me vieran sola me daba vergüenza.

Caminé despacio como que iba al baño y al llegar me encerré en un cubículo, no hice nada, solo quería estar sola y que no me vieran sola, eso tiene bastante sentido chicos, sin sarcasmo.

Esperé a que tocaran el timbre y salí, salí casi corriendo a mi salón pero al doblar el pasillo vi a esa persona junto a sus amigos y amigas, esas son las manadas a las que me refería, y esa persona era parte de una, así que por un impulso del universo retrocedí y me pegué a la pared, las personas seguían pasando frente a mí. 

Yo solo pensaba en que esa manada se fuera junto con esa persona, por primera vez sentí mi corazón latir rápido, mejor dicho primera vez que lo sentí latir y que no fuera por un gatito desconocido de por ahí.

Respire profundo y lo solté, cuando me di cuenta que había menos personas en el pasillo tomé el valor suficiente inflando mi pecho y doble la bendita esquina, mis manos se hicieron puños cuando vi a esa persona y frente a su cuerpo había otro, una chica, mi sangre hirvió.

¿Acaso me gustaba alguien con quién ni siquiera había hablado?

Eso era estúpido así que saqué la conclusión de que estaba nerviosa por llegar tarde a clases.

Pasé por su lado justo cuando la voz de la chica dijo:

-... y lo probé, sabe horrible Alex.

En vez de sorry not sorry.

Gracias y no gracias chica desconocida.

Y así es como uno conoce los nombres de las personas con las que no habla.

¿O solo yo?

Solo tú querida.

La sonrisa de estúpida que se plasmó en mi cara me hizo levantar los brazos a mis propias respuestas.

Porque no me interesó.

Supe su nombre.

¡Joder! 

¡Supe su nombre!

Realmente no sé cuánto pasó desde que supe su nombre, pero yo era una psicópata en acción.

Seguí sus movimientos, busqué su perfil por todas las redes sociales posibles, encontré su perfil en instagram, twitter y descubrí que escribía por una aplicación, Dreams True, tenía dos libros subidos, Problemas en el paraíso y  Problemas con mi ex, que era la segunda parte de su primer libro, no los leí en ese entonces solo comencé a seguir su perfil, y con lo de antes, en ninguna otra red social estaba, además de buscar su perfil, también averigüe en qué curso iba y un poco de sus amigos.

Esa persona ahora llamada Alex, era increíblemente social, amigable y amable.

No sé en qué mundo estaba cuando no traté bien a Alex.

Pero bueno así seguí, en las sombras, tras su rastro, averiguando, descubriendo y casi babeando cuando veía a esa persona.

Hasta ese día, ese miserable día que decidí ir yo a guardar las cosas de gimnasia detrás de las gradas.

-Gracias, pero ni creas que con esto te perdono que malgastes tus piernas. - me dijo el profesor mientras yo reía y corría detrás de las gradas.

Llegué hasta el mueble gigante de ahí, abrí el candado, guardé las cosas y cuando lo cerré escuché sonidos, sonidos de labios, cuando chocan, cuando se intercambian saliva, cuando ya saben, se besan dos personas, no me hubiera importado de no ser que una de las personas involucradas era esa persona, Alex.

Se besaba con una chica, era la misma chica del pasillo. Alex tenía sus manos en la cintura de la chica, y ella jugaba con su cabello. El cabello de Alex.

Creo que no me sintieron porque no se separaron, estaban sus dos cuerpos muy juntos y se besaban con pasión, sentí un dolor en el pecho, era fuerte, pero era raro. Porque una parte de mí me decía que estaba mal, esto estaba mal.

¿Pero por qué?

Porque tiene novia, ya deja de molestar.

Retrocedí un poco triste, solo un poco, de verdad, y me fuí, simple.

Esa persona de la cual me estaba gustando, ¿eso suena bien? No importa, esa persona era alguien que ni siquiera sabía mi nombre, tal vez mi existencia y ni en mil años hablaríamos, solo tenía que tomar mi vida y olvidar todo tipo de sentimiento extraño.

Pero todo eso terminó en la basura de mi corazón cuando me encontré apoyada en la puerta del baño de mi casa con lágrimas cayendo por mis mejillas y mordiendo mi labio para no soltar un sollozo.

Intenté entender lo que me pasaba pero ya no podía negarlo, inserte voz de poeta, me gustaba… una persona… que solo sé… su nombre… Alex.

-¡Ya sal del baño! ¡No vives sola! - el grito de mi hermano me sacó de todas las cosas extrañas que estaba sintiendo, pero era mi primer corazoncito roto y nadie tenía piedad de mí, si tuviera una amigo como en los libros, iría directo a ella o a él para contarle, en cambio me debo conformar pensando en que nadie sentirá pena por mí.

Así que cachetie mi cara antes de salir, y que un bruto salvaje pase antes de si quiera salir.

-¡Menos mal! - gritó justo en mi oído y cerró la puerta.

Fui al living-comedor encontrándome con una típica pelea de mis padres, mi mamá gritando sobre separarse y mi papá callado, no quiero hacer a nadie la víctima aquí, tampoco quiero decir que alguno de los dos tiene la culpa, porque después de todo lo que he pasado ya le prohibí a mis lágrimas salir, y me prometí nunca más demostrar cuánto me afecta esto.

Me fui a mi habitación mejor, que no es tan mía, hay un camarote (una cosa con una cama abajo y la otra arriba) y una cama normal, es todo lo que cabe ahí, queda un mini pasillo separando las camas y ya. Mi gran habitación. Me senté en la cama, escuché los gritos de mamá, recordé a esa persona besándose con la chica, cerré los ojos y pensé.