Capítulo 9.

Segunda semana, quinto día, viernes.

Era el último día de la semana escolar, para no repetir diré que fui a la escuela, me encontré con Almendra y no vi en todo el día a Clara o Alex.

Me fui a casa pensando en que hoy debía arreglar mis cosas, bla bla…

Hasta que alguien se puso delante de mí, no era Almendra, no era Clara y para nada era Alex, era ella… un nuevo personaje que agregare a esta historia, y les daré un pequeño resumen, ¿recuerdan a mis amigas del año? Bueno, en mis últimos años realmente tuve una amiga del año cada año, y la que estaba delante de mí, fue mi amiga del año de mi primer año de preparatoria, su nombre era Ashley, y se cambió de escuela cuando lo único que obtuvo de la manada a donde se había ido - después de dejarme sola - fue un corazón roto. Ella era una chica decidida, nada que ver con lo cobarde que era yo, pero eso sí, Ashley tenía carácter, pero ella nunca te trataría mal, nunca te juzgaria, te aceptaría y todo lo que una buena persona hace, inserte suspiro, pero ustedes están leyendo a Valeria, la única adolescente que no es aceptada por nadie, lo ultimo que me dijo Ashley antes de irse con su manada fue: no me gusta la rutina, sonrió, lo siento y se fue, creo que se fue es algo tan normal en esta historia, sin embargo nunca dejó de hablarme ni de ser simpatica, solo se fue, tampoco tan malo ¿cierto?

Y ahí estaba yo, con cara de estúpida, porque si, no tenía otra cara, mirando a Ashley, ella me sonreia y en un gesto extraño golpeó mi hombro coquetamente, creo, mientras reía como toda una dama, se me olvidó decir que ella tenía más dinero que el presidente y hablo de uno corrupto.

-Hola Valeria, tanto tiempo.

Su perfecta dentadura brillaba en su cara, como en el video de Harry Style de Adore you, ¿recuerdan su boca cuando sonreía? Así mismo.

-Hola - estaba nerviosa.

-¿Vas a tu casa? - apuntó detrás suyo, el camino a mi casa.

Asentí, puso sus manos atrás de ella y comenzó a mover su cuerpo de un lado a otro, toda una niña buena.

-¿Te puedo acompañar? - preguntó ¿tímida? No sé, pero se veía nerviosa, pasaba una y otra vez su lengua por sus labios.

Volví a asentir y caminamos, en puro silencio con marca registrada, totalmente puro, pero totalmente incomodo. Caminamos hasta donde yo entraba entre los departamentos para llegar al mio.

Me di vuelta a ella tomando los tirantes de mi mochila, me puse rígida y tragué saliva suspirando.

-Sigues igual.

Esas simples palabras siempre las he odiado, uno no sabe qué pensar cuando dicen eso.

¿Sigo igual de tonta?

¿Sigo igual de bajita?

¿Sigo igual de qué?

Lo siento, soy rara y… , inserte suspiro, soy un caso especial.

-Claro - obviamente yo no podría devolverle las mismas palabras, uno: porque las odio, dos: porque podría seguir viéndose igual miles de años por fuera, pero no sé cómo era por dentro, ¿si había cambiado? ¿si… algo más… no sé.

-Vine a verte por algo - Ashley se acercó más a mí y quitó mis manos de los tirantes de mi mochila - No hagas eso, tus manos quedan rojas - susurró, la miré de cerca.

Ashley era bonita, no tenía acné, y siempre le gustó tener sus labios rojos.

Quité mis manos de las suyas suavemente, miré a un lado.

-Perdón por dejarte sola antes - murmuró - Maduré, pensé mejor y llegué a la conclusión de que… - fije mis ojos en los suyos, ¿estaba hablando en serio? No podía creer lo que estaba diciendo - Deberías ir a mi casa - concluyó su conclusión, Ja.

Nos miramos fijamente, levanté las cejas haciendola reir.

-Es de verdad, sé que estás pensando, esta tipa está loca. 

-No - negué riendo con los labios cerrados - Solo que estoy sorprendida, no pensé que nos veríamos de nuevo, y ahora me estas invitando a tu casa y yo no tengo ni la menor idea de qué hacer y… - me callé.

-Solo debes aceptar, ¿qué tal mañana?

-Mañana no puedo.

-Verdad - exclamó, miró el cielo pensando - ¿Qué tal el lunes después de clases? - devolvió su mirada a mí.

-Le preguntaré a mi mamá - sonreímos con la típica cara de ¿ahora qué?

-¡Oh! - exclamó recordando algo - ¿Cómo está tu familia? Ya sabes a… la… última vez - tragó saliva - no quiero ser imprudente.

Negué recordando y sabiendo a qué se refería. Esa ultima vez era Ashley fuera de mi departamento escuchando los gritos, justo ese día iba a ir a hacer una trabajo, tuve que decirle que era mejor que se fuera, como ya sabrán con mucha vergüenza, luego de ese suceso fue que se empezó a alejar hasta que se fue con su manada.

-Mis padres se van a divorciar.

-Lo siento - susurró con cara de pena

-No te preocupes, es lo mejor, creo.

-Si necesitas hablar con alguien no dudes en contactarme. - asentí.

Ni siquiera tengo tu número, pensé.

-Mejor me voy antes que mi mamá piense que me escapé con un hombre - traté de bromear y se rió.

-Adiós Vale - me dio un beso en la mejilla, el cual correspondí - Fue un gusto volver a verte.

-Igualmente - hice una reverencia que causó que riera, no me importó si lo hacía de cordialidad y su risa fuera más falsa que decir que no me gustaba Alex, porque en ese momento me sentí bien viendo a alguien reír, y su risa era bonita.

Nos despedimos y entré a mi hogar.

Mi mamá caminaba de allá para acá y de acá para allá haciendo comida, era día viernes así que en la noche celebraremos lo que dice la biblia, el shabat, porque sí, ¡yei! ¿No lo sabían? Pues sí mijo, soy judía y digo soy porque lo sigo siendo, nací así y así siempre seré. Para los que no sepan qué es el shabat, es el día que celebran los judíos como día en que no se trabaja ni se hace ninguna cosa que hacemos diariamente los otros seis días de las semanas, para los judíos, el día sábado es sagrado, y nosotros lo celebramos, tal vez recuerden cuando dije en el momento que Clara me dio mi primer beso, inserte carraspeo incómodo, que lo que estaba haciendo ahí era una abominación,  y lo era, mujer y mujer u hombre y hombre no era algo normal en mi casa, mi familia era homofobica, y yo iba y besaba a una mujer, mejor dicho ella me besó, ustedes lo leyeron, no es mi culpa, bueno, tendría que tener bastante personalidad para decir que no me gustó el beso, porque ya saben, ya saben que me gust…