Pov's Helena
24 de marzo de 2012.
08:15 de la mañana.
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Es lo único que pienso, tiene unos ojos celestes muy bonitos y me encanta su cabello castaño oscuro.
Estoy enamorada de ese chico desde el primer día de clases, desde el primer momento de que mi pie había cruzado el portón del colegio y ahí estaba él; el chico más bonito que mis ojos habrían visto.
No tengo la valentía de acercarme a hablarle y no es porque me siento fea, es porque hay muchas chicas alrededor de él.
Sé que es cansador, pero su belleza me provoca querer gritar de la rabia por no poder hablarle.
—Oye, Mateo, hay una fiesta en la casa de Pilar, ¿te gustaría ir?
La chica que habla es Miel, es una chica muy dulce a comparación de las otras.
—Lo tendría que pensar, soy nuevo en esta ciudad y no me quiero perder.
Sí, Mateo es nuevo, es de otra ciudad.
—Te podemos ayudar entre todos, todos los chicos del aula están invitados.
¿Todos? Menos yo, porque recién me había enterado de la bendita fiesta en la casa de Pilar.
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14:40
Estoy en mi computadora, estoy pensando mucho si ir o no a la fiesta. Miel insiste mucho en que vaya, no deja de mandarme mensaje por Facebook.
Miel Velazque:
Dale, Hele. Andá, te hará muy bien.
¿Me hará bien? No soy una persona de socializar mucho, la verdad me da mucho miedo, pero siempre me gusta tener amigos. Los pocos amigos que tengo son los que dan el primer paso ante todo para una salida.
Helena Vanetto:
Bueno, no pierdo nada con intentarlo.
Helena Vanetto:
Estaré allá. ❤
Me siento mucho mejor, quiero hacer más amigos y dar yo el paso para hablar. Al primero que le voy a hablar es a Mateo.
Me voy a bañar y ya tengo decidido con qué ropa ir.
Unos pantalones cortos negros con unas sandalias sin tacones y una remera mangas cortas color rojo que se acomoda a mi figura.
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19:00
—Bueno, hija. Espero que te vaya muy bien y puedas hacer amigos como deseas.
Sí, mi papá me acompaña y no porque sea una bebé, sino, porque tengo miedo de estar en la calle sola.
—No te preocupes, papi. Me irá bien.
En algo que siempre se me ha caracterizado es por mi positivismo. Siempre soy positiva hasta en los momentos más duros de digerir. No cuan pesado sea el momento, pero siempre voy a tener una sonrisa para todos y todo.
Entro a la casa de Pilar que al verme entrar su cara es de sorprendida. Le entiendo, hasta yo estaría sorprendida porque a mí casi no me gustan las fiestas.
—¡Helena! ¡Bienvenida! —grita Miel.
Le regalo una sonrisa porque ella siempre me trata bien cuando estamos juntas desde el primer día de clases. En realidad, Miel siempre trata bien a todos, habla con todos y es la chica que ayuda a todos en sus momentos más desesperantes. Es un sol, un ángel caído del cielo.
—Hola, Miel. —Le sonrío.
—Qué bueno que llegaste, pensé que no ibas a venir.
Le vuelvo a sonreír con un poco de timidez, la verdad es que no estoy muy entusiasmada con la fiesta.
La música está muy fuerte, se puede escuchar "Amigos con derecho" y a mis compañeros gritar al mismo tiempo.
—Toma. —Me pasa un vaso con coca-cola.
Le agradezco asintiendo con mi cabeza y me agarra la mano para llevarme a bailar y cantar con ella.
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23:50.
Miel y yo estamos sentadas sobre la vereda, mientras tomamos más coca-cola. La fiesta se está apaciguando. Los chicos siguen bailando y cantando, pero ya no tanto como antes.
—Decime, ¿te gusta Mateo?
Abro mi boca y mis ojos por lo sorprendida que estoy. ¿Tanto se me nota que muero por él?
—¿Cómo lo sabes, Miel? —pregunto, dirigiendo mi mirada hacia ella con mi vaso cerca de mi boca.
—Se nota, la mayoría y Mateo no lo notan, pero yo sí. Soy muy observadora con las personas del aula —dice mientras toma un sorbo de su vaso.
—No se lo digas, por favor —digo, asustada—. Me voy a morir de la vergüenza si se entera.
—Tranqui, no se enterará. La verdad... —Se queda muda por diez segundos— me agradas y quiero ser tu mejor amiga.
La miro con ternura, Miel es la definición de la bondad y la ternura en persona, una chica muy inteligente con una gran empatia por el ser humano.
—También me gustaría que fuésemos amigas.
—Dale, como ya somos amigas, serás amiga de Mateo.
Vuelvo a abrir mis ojos y mi boca por la sorpresa. ¿Seré amiga de Mateo?
—¿Cómo?
—Mateo es mi primo.
¿Qué?
—Siempre está a mi lado porque es muy tímido, me recuerda a vos, además, él quiere ser tu amigo...
¿Quiere ser mi amigo?
—Vení, vamos. —Me agarra mi mano derecha para llevarme adentro de la casa.
Trato de pasar de entre tantos chicos y veo a Mateo sentado en una silla con su celular.
Su cabello color castaño está muy desordenado y eso lo hace ver más guapo. Sus labios, creo que nunca volveré a ver unos labios tan bonitos como los suyos.
—¡Mateo! —grita Miel.
Levanta su mirada hacia nosotras y sonríe... Qué bonita sonrisa. Se levanta de su asiento otra acercarse a nosotras y saludarnos.
—Mateo, ella es Helena, como ya sabes, es nuestra compañera de curso y ahora es mi mejor amiga, así que ahora también es la tuya —dice mientras me abraza.
Él sonríe y asiente emocionado.
—Qué bueno que te hayas unido al grupo, ¡ahora somos los tres mosqueteros!
Río por su forma de ser tan infantil que me encanta.