21 de octubre de 2014.
13:30.
Estoy saliendo del colegio y también estoy muy emocionada porque hoy cumplo 8 meses de novia con Lucas.
¡Sí!
Lucas y yo seguimos siendo novios, nada ni nadie nos ha podido separar hasta ahora.
—¡Helena!
Escucho una voz masculina llamarme, me doy la vuelta y es Mateo.
Tengo buenas noticias, desde que estoy con Lucas, no he vuelto a sentir cosas por Mateo, mi amor por él está muerto y eso me pone muy feliz.
La única persona que ocupa mi cabeza desde hace tiempo es mi novio.
—Me dijo Miel que Lucas y vos cumplen 8 meses de novios, felicidades. —Sonríe.
Le devuelvo la sonrisa con sinceridad.
—Muchas gracias, pero ya me tengo que ir. Tengo una cita con Lucas —digo con emoción.
Él asiente y yo corro hacia mi casa con una sonrisa, esas mariposas las conozco y nunca las siento cuando estoy con mi novio... No puede ser posible, no... No puedo enamorarme otra vez de Mateo, me estoy equivocando.
14:00
Llego a mi casa y entro a mi cuarto para elegir un lindo vestido color rojo que me llega hasta unos cinco dedos por encima de la rodilla, acompañado con unas sandalias sin tacón color amarillas. Voy a bañae y luego de eso, me pongo la ropa que seleccioné y el toque final, pero para nada especial; suelto mi cabello al aire libre para peinarlo.
15:15.
Estoy en mi escritorio, esperando un mensaje de Lucas o una llamada, no quiero apresurarme porque son las 3 de la tarde, la verdad yo no soy una novia celosa, le tengo mucha confianza a mi novio.
16:00.
Bueno, ya son las 4 de la tarde y Lucas no muestra señales de vida; no hay ni un mensaje en WhatsApp, ni en Facebook, Twitter... Nada, ni siquiera una llamada para decirme que se está tardando.
—Creo que es momento de llamarlo, tal vez... Le ha pasado algo y no sé —Agarro mi celular y marco su número para llamarlo. Escucho el típico sonido de la otra línea y alguien contesta—. Amor, ¿por qué estás tardando?
—Porque está conmigo, Lena. Estoy teniendo una cita con él.
Esa voz... Valentina.
Siento mi corazón hecho pedazos, me quiere faltar el aire y siento mis ojos aguarse.
—Valentina, ¿qué haces con mi novio? —Trato de que mi voz no se quiebre.
—No, Lena, ¡es mi novio! —exclama y resalta la palabra novio— Que vos seas el cuerno, no es mi culpa.
—¿Yo soy el cuerno?
—¡Pásame a Lucas, quiero hablar con él ahora! —grito.
—Está en el baño de mi casa, estamos en mi casa.
Le cuelgo y agarro mi bolso para salir de mi cuarto y de mi casa. En eso, hago parar a un taxi y le doy la dirección de la casa de Valentina.
Cuando por fin, estoy enfrente de la puerta, mi manos empiezan a sudar, el aire me falta; trato de respirar y exhalar. Tocó la puerta y se abre, mostrándome a la dueña de la casa.
—Pensé que no ibas a venir. Adelante. —Se hace un lado para darme paso a su casa.
No pierdo el tiempo y entro, buscando con mi mirada a Lucas, esto no puede estar pasando, él no se atrevería en ponerme los cuernos, ¿no?
—Lucas ya sale del baño —dice y luego se tira sobre su sofá.
—¿Vos sabías que me estaba poniendo los cuernos?
Ella me mira y se ríe para luego ponerse seria.
—No, no lo sabía, recién me enteré.
No, no puede ser. Es una mentira.
—A mí nadie me humilla, Lena. Si voy a terminar con Lucas, será humillándolo.
Yo sigo en un estado de shock, ¿cómo es que Valentina es novia de él? Las fechas no me dan.
—¿Cómo es posible? Vos estabas con Mateo.
—Conozco a Lucas antes que Mateo, solo éramos amigos y a los diez días que terminé con Mateo, me volví novia de Lucas.
—¡¿Qué?!
—¡Amor, apúrate! ¡Quiero comer! —grita Valentina.
—¡Sí, amor! ¡Ya salgo! —responde Lucas.
Escucho como se abre una puerta y luego es cerrada, también escucho unos pasos venir hacia la sala de estar.
—¡Ya vamon-! —Se queda callado al verme.
Mis lágrimas no se hacen esperas y se deslizan desde mis ojos hasta mi barbilla.
—Helena —susurra con sorpresa.
—Por lo menos no vas a negar que la conoces, Lucas —dice Valentina con enojo—. ¿Por qué nos has estado engañando todo este tiempo?
Él agacha su cabeza y comienza a suspirar con pesadez, vuelve a levantar su cabeza y me mira con fastidio.
—No, no lo niego. Helena solamente fue una aventura para mí, Vale, yo solo te amo a vos.
Está buen, tengo el corazón roto después de esto. ¿Solo soy una aventura para él? ¿Algo pasajero?... ¿De verdad no significo nada? ¿Todo lo que pasamos es mentira? Son tantas preguntas sin respuestas, respuestas que nunca existirán porque veo cómo él se acerca a Valentina para besarla.
Me duele todo el cuerpo y no puedo ver con claridad.
—¡No! ¡Yo no soy plato de segunda mesa! Ninguna chica tiene que serlo y menos por un hombre inservible como vos.
Valentina agarra una mochila que supongo que es de Lucas y se lo tira encima de su pecho.
—¡Te vas! No quiero a ningún infiel cerca de mí y cerca de mi casa —dice con mucho enojo que se puede notar a 1000 km— ¡Largo! —grita con todas sus fuerzas.
En estos momentos, estoy admirando la fuerza de Valentina, no creo que podría hacer algo así sin quebrar mi voz.
19:00.
Lucas se ha ido, yo no puedo dejar de llorar. Valentina está en un sofá y yo en otro con un vaso con agua en mano.
—Yo... —tartamudeo— Yo lo amaba... —digo.
—Tranquila, es tu primera decepción amorosa, lo bueno de todo que las siguientes no van a doler.
¿Valentina trata de consolarme?
—Fue mi primer novio, mi primer beso y mi primera vez en varias cosas —digo y bajo la mirada.
—Lo entiendo y no te juzgo, yo ya lo pasé —dice y me regala una sonrisa—. Ya le mandé un mensaje a Mateo que venga por vos, no dejaré que te vayas a esta hora.
Son las 7 de la tarde... Dios, no puedo creer que Valentina me esté consolando, que no me esté hablando como siempre lo hace; de una manera tan déspota y grosera.