31 de diciembre de 2014.
22:15
Y acá estamos de nuevo, solo que esta vez se celebrará Año Nuevo. Cuatro palabras.
"Mis padres están raros"
Están muy felices que eso no es lo raro, lo raro sería que están muy nerviosos también. Se la pasan mirándose a cada rato y se dedican sonrisas a cada rato.
Trato de no prestarles atención y seguir con mis cosas, o sea, me arreglo antes de que sean las doce de la noche.
Estoy planchando mi pelo cuando escucho mi celular sonar. Lo agarro y veo que es un mensaje. Desbloqueo mi celular y entro a WhatsApp.
Teo ❤
Eu
Ya voy para tu casa, ya sabes, déjame algunas albóndigas, ¿no?
Apago mi celular y sigo con lo que estaba haciendo hasta que me vuelven a interrumpir, tocando la puerta de mi habitación.
Resoplo de la frustración. No sé por qué hoy estoy muy enojada.
Desconecto mi planchita del enchufe y lo dejo en la mesita de luz, luego me voy hacia la puerta y la abro.
—¿Lauti?
—Hola, prima.
—¿Lauti me está hablando? —Pienso.
—¿Pasa algo? —pregunto.
Mi primo mete sus manos en el bolsillo de su pantalón y veo que se sonroja.
—Es que... —Se queda callado por un momento— recién llegué y no he visto a Valentina.
—¿Con que era eso? —Pienso.
—Vale no va a venir, va a pasar el Año Nuevo con su familia.
Lauti se pone serio y asiente.
—¿Me podés pasar su número?
Abro mis ojos y mi boca por la sorpresa, ¿esto es posible?
—¿Acaso no te lo dio en Navidad? —pregunto.
Resopla y responde.
—No, me negó su número, dijo que si lo quería; yo tendría que buscarlo.
—Así que Valentina está enamorando a mi primo, haciendose la difícil. —Pienso.
—Dame tu celular, lo voy a anotar —digo y acerco mi mano para que me dé su celular.
—Claro. —Me pasa su celular sin rechistar.
Es raro tener el celular de mi primo cuando él nunca deja que lo toquen.
Termino de anotar el número de Valentina y le vuelvo a pasar el celular a Lautaro.
—Muchas gracias, Helena. Prometo devolverte el favor en el futuro.
Yo asiento con la cabeza y veo que se va, cierro la puerta de mi habitación y sigo con el tema de plancharme el pelo.
23:05
Por fin, terminé de arreglarme, me siento muy bonita y siento que esta noche va a ser muy especial para todos.
Salgo de mi habitación para mirar las caras que veo en todos los eventos especiales.
Todos están bien vestidos y conviersan con alegría.
Las mujeres empiezan a servir la comida, mientras que los hombres están aún con el asado. Mis primos hablan de lo que podrían hacer al día siguiente sobre ir al campo o no.
Me siento al lado de un tío, él es considerado el "tío borracho de la familia" o el "tío chistoso".
—Buenas noches, tío —digo y me acerco a darle un beso en su mejilla izquierda.
Él me sonríe y se acerca a darme un beso en mi mejilla derecha.
—Buenas noches, ratita, ¿cómo estás?
—Estoy bien, tío, ¿usted cómo está?
—También estoy bien, ratita.
El tío Manuel podrá ser un borracho, pero también es un hombre muy sabio, la mayoría de los consejos que da, han servido para todos. Se podría decir que también se lo considera como el pilar de la familia.
—¿Y tu amigo?
—Ya va a llegar, dijo que le dejemos las albóndigas.
—¿Te sigue gustando?
Me río de la pregunta de mi tío y niego con mi cabeza.
—¿Segura, mi ratita? ¿Ya no sentís nada por él?
—Segura, tío. Mateo ya no me gusta.
—O eso creo... —Pienso.
En eso, escucho que alguien toca la puerta de mi casa y mi madre se acerca a abrirla.
—¡Hola, Mateo! —exclama mi madre de la alegría.
—Hola, doña, ¿cómo está? —dice mi amigo para luego acercarse a mi madre y darle un abrazo.
Con su mirada empieza a buscarme y me encuentra, a los que me regala una sonrisa, y comienza a caminar hacia mí.
—¡Hola, Lena! —Se agacha para abrazarme ya que estoy sentada y me da un beso en la mejilla izquierda— ¿Me dejaste algunas albóndigas?
—Aún no empezamos a comer, estamos esperando a que lleguen las doce de la noche.
—Buena noche, don Martín. —Le ofrece la mano a mi tío.
Mi tío se ríe y le agarra la mano fuertemente en forma de saludo.
—¿Qué tal, muchacho? ¿Dónde estabas? No te encontrábamos.
1 de enero de 2015.
00:00
—¡Feliz Año Nuevo a todos! —grita mi padre para luego tomar su bebida alcohólica y besar a mi madre.
Estoy por tomar mi coca-cola hasta que mi madre empieza a hablar.
—Bueno, familia... —suspira— Me alegra tenerlos a todos acá otra vez —Sonríe—. Como verán, mi esposo y yo tenemos buenas noticias —Agarra la mano de mi padre—, en siete meses vamos a tener un nuevo integrante en la familia Vanetto. —Su sonrisa se agranda.
—¡¿Que mi mamá qué?! —grito en mi cabeza.
Bueno, esto es normal, ¿no? ¡¿No?! O sea, si me hubiesen dado la noticia cuando era pequeña, me habría gustado, pero ¿ahora? ¿Con 16 años?
—Pobre, Lena, vas a sentir que tus padres te abandonaron —dice Mateo y pasa su dedo índice como si fuese una lágrima.
Ruedo mis ojos y le doy un codazo en sus costillas de la parte izquierda por lo cuál, él se toca esa parte y empieza a quejarse.
—Soy muy madura para recibir esta noticia —digo mientras levanto más mi rostro—, además, ya nos hacía falta la llegada de un bebé a la familia —Vuelvo a decir mientras acerco mi mano a una albóndiga y me la como—. Hace mucho que no tenemos un bebé, un bebé traería alegría a la familia, ¿o no, tío?
—Depende, ratita, depende.
Asiento a la respuesta de mi tío y dirijo la mirada hacia Mateo.
—Amiga, hablaste como si fueses parte de una monarquía —dice.
Me río por la ocurrencia de mi amigo y lo miro.
—Bueno, yo soy la futura heredera de la corona —digo y me río otra vez.