Querida abuela
No sabes cuánta falta me haces... Te voy a contar un poco lo que hemos vivido desde que falleciste.
La tía Brenda estaba embarazada el día que falleciste, bueno, lo está porque por suerte pudieron salvar la vida de la criatura. Dice que sí es niña, le va a poner tu nombre a tu honor como mamá lo hizo con mi hermanito.
El tío está enfermo, no pudo soportar la noticia de tu muerte y cayó en cama, lo llevaron al hospital, nosotros estábamos tan cansados... No queríamos perder a otra persona importante en nuestra vida, pero por suerte de la vida o gracias a Dios, él va a estar bien.
Tu hija, mi madre, reprime sus sentimientos, trata de no llorar para no preocuparnos. No sé cómo hace para no desmoronarse porque cada vez que me acuerdo de vos, mi lágrimas caen como cascada.
Abuela, algunas veces en la noche te sueño o siento que en cualquier momento me vas a llamar para que comamos una de tus galletas que siempre haces; galletitas con nueces... Ahora que no estás, me arrepiento no haberte pedido la receta para hacerlas porque estoy deseosa de una para poder viajar a los tiempos en donde reía a tu lado, cocinaba y secreteaba cualquier cosa con vos.
Recuerdo la vez en que mamá me castigó por haber desaprobado matemática y vos, para que no me sienta tan triste, preparaste facturitas con dulce de leche... Mis favoritas. O la vez que nos ayudaste a Marcos y a mí a hacer una torta para nuestros papás por el día del padre. Gracias a vos, descubrí que la pastelería es lo mío y hasta el día de hoy no lo suelto.
Tu ausencia para muchos nos está matando y en especialmente a mí, algunas veces pienso que estás en la cocina con el abuelo, cebándole el mate o que solo estás cocinando ese rico estofado que vos sabías hacer, pienso que en algún momento vas a gritar mi nombre porque querés que te haga algún pedido o un favor.
Estoy viviendo lo mismo que viví cuando el abuelo murió, me siento enferma. Creo que en algún momento voy a morir, pero eso no me da miedo, la verdad, me preocupa porque no quiero dejar a mi hermanito solo aún.
Siento bronca porque no vas a poder estar para cuando me egrese del colegio el año que viene. No voy a tener fotos con vos, tampoco vas a estar en mi cena de graduación... Tampoco vas a estar en el asado que mis padres prometieron hacerme...
Mientras escribo esta carta, mis lágrimas mojan mis cachetes y evito que mojen la hoja, mientras escribo esta carta, estoy dejando todos mis sentimientos en ella, mi tristeza y mi desolación... Solo espero que sea verdad esa frase de que el tiempo todo lo cura, espero sanar y en el futuro hablar de vos sin tener la necesidad de llorarte, de ya no sentir ese nudo en mi garganta, de ese dolor de pecho que siento por tanto llorar, lo único que me alivia es un vestido tuyo que tiene tu perfume, algunas veces lo huelo para no sentirme tan mal.
Eras, sos y serás mi segunda madre, la segunda mujer más importante en mi vida y eso, nada ni nadie lo va a cambiar.
Te amo, abuela.
Tu adorada y amada nieta, Helena.
Querido abuelo
Hola, viejito gruñón. Te extraño mucho aunque hayan pasado solo seis meses de tu fallecimiento... Me duele haberte perdido, pero más me duele que hayas sufrido mucho por esa enfermedad horrible por la que tuviste que pasar.
El día que te perdimos, mamá casi pierde a Enzo, mi hermano... Me duele que no pudiste llegar a conocer a tu otro nieto. Es hermoso y mamá le puso tu nombre a tu honor.
Por la pérdida, no fui al colegio como por casi tres semanas, sufriendo, llorando y pensando en vos a cada rato... Me costó mucho salir adelante, pero gracias a mis amigos, pude hacerlo porque ellos siempre estuvieron ahí, conmigo, sin importar qué o cuándo. El que estuvo más conmigo fue Mateo, que hasta me estuvo consolando por mis pesadillas, siempre estabas vos.
Las mañanas en donde te levantabas para despertarme para ir al escuela y al colegio, como cuando era pequeña y me caía, y me llevabas a tomar un helado o cuando me enseñaste a sumar, a restar y a dividir con toda la paciencia del mundo. Nunca voy a olvidar cuando tuve que disfrazarme de un árbol para un acto y vos me sacabas fotos a cada rato como si eso fuese mi mayor logro, ese día estaba muy nerviosa porque era la primera vez que me subía a un escenario, pero gracias a vos, pude apaciguarme poco a poco.
Sé que en el futuro voy a poder pensar y hablar de vos sin soltar una lágrima, lo sé...
Hoy estaba en Facebook y me salió una publicación en donde decía que las almas de las personas que más amamos, siempre nos acompañan, ¿vos y la abuela me estarán acompañando? Yo, en serio, espero que sí porque ahora los necesito más que nunca.
Si existe un cielo, espero que la abuela y vos estén juntos como siempre lo estuvieron... Se lo merecen, si estuvieron juntos ahora en esta vida, deseo que estén juntos en las siguientes.
Te amo, abuelo.
Tu adorada y amada nieta, Helena.
Dejó de un lado el lápiz y levanto las hojas para apreciarlas.
—En estas hojas, están plasmados mis sentimientos, la tristeza que está muy dentro de mi corazón —digo, mientras me levanto de mi asiento.
Me acerco a mi puerta y la abro para salir, necesito hablar con mi madre, pedirle que mañana a la tarde me acompañe al cementerio y dejarles estás cartas en sus nichos.
Estoy enfrente de la puerta del cuarto de mis padres, la toco y escucho un "pase" de parte de mi padre y eso hago.
—Hola, papis -Les saludo, sacudiendo mi mano derecha. Me acerco a su cama para poder abrazarlos-, quiero pedirles un favor.
—Dime, ¿qué querés, mi bebé? —pregunta mi madre, correspondiendo mi abrazo y dándome un beso en la frente.
—Quiero que mañana me acompañen al cementerio para dejarles estás cartas a los abuelos. —Levanto mi mano para mostrarles las cartas.