10:00.
Estoy en mi asiento, tratando de entender los ejercicios del profesor Fernández, no puedo creer que ese hombre no nos tenga piedad porque literal, ya están por terminar las clases y acaba de entregar las notas para las libretas, por suerte tengo un ocho como nota o eso creo, así que estoy libre de todas, o bueno, de las diez materias que hay, solo me falta una y ya estoy libre definitivamente.
—Bueno, chicos. No voy a ser tan malo, pueden charlar, salir a comprar al kiosco o puede solo estar con el celular. Yo ya me voy —dice, mientras agarra sus cosas y se va.
Suelto mi lapicera y también un suspiro de cansancio. Pongo mis codos sobre la mesa y froto mis ojos con las palmas de mis manos.
—Por lo menos ya aprobé las diez materias, solo me falta una y estoy libre definitivamente —susurro para mí misma.
Escucho las mesas moverse, mis compañeros gritar, la puerta del aula abrirse y cerrarse, cuando levanto mi mirada, todos mis compañeros empiezan a tirarse bolas de papel, suelto otro suspiro y recuesto mi cabeza sobre la mesa. Quisiera unirme a ellos para jugar, pero de verdad me siento muy cansada.
Siento que alguien se sienta al lado mío y me abraza, luego siento otros abrazos, mientras acarician mi espalda.
—-Ya casi estamos libres, Lena —Me sacude Mateo—. Una materia más, la aprobamos y somos libres... ¡Y vacaciones!
Yo solo asiento y lo abrazo, mientras recuesto mi cabeza sobre su hombro.
—Dios, sí. Ya estoy cansada de tanto estrés —dice Miel—. Oye, Helena, ¿por qué no salimos el veinticuatro? Ayer fue tu cumpleaños, ¿por qué no lo festejamos la semana que viene?
—¿Por qué no esta semana? —pregunta Mateo.
—Porque tenemos prueba en esta semana y vamos a estar cansados cuando la hayamos terminado y también porque el veinticuatro Pilar va a hacer una fiesta en su casa.
Asiento y levanto mis hombros en señal de no darle importancia.
—Bien, entonces iremos. Ponete linda para ese día, Lena.
13:30.
En estos meses, me di cuenta que perdí a muchas personas; familiares y amigos. Perdí a mis abuelos y a Diego, y no, Diego no está muerto. Dejamos de ser amigos porque me intentó besar cuando le dije que no, siempre lo rechacé de la forma más amable posible y él no lo entendía.
Me levanto de mi cama para acercarme al escritorio y poner una canción en mi computadora.
"Rosa pastel" de Belanova.
Me vuelvo a tirar en mi cama después de eso y escucho que tocan la puerta de mi cuarto.
—¡Pase! —grito.
Mi madre pasa y puedo escuchar que también está mi hermanito. Me doy la vuelta para mirarla y levantar los brazos, en señal para que me dé a Enzo. Me pasa a Enzo y se sienta en mi cama.
—Tenés que estar más tranquila, mi amor. Ya falta poco para que terminen las clases y vas a poder disfrutar de tus vacaciones bien merecidas.
Le sonrío y le doy un beso en la frente a mi hermano.
—Lo sé, mami. Solo que los profesores nos tiraron trabajos, pruebas, más trabajos y exposiciones y ya estoy cansada.
—Necesitas dormir un poco y tal v-... —Le interrumpo.
—No, tengo que seguir estudiando. El viernes tengo la última prueba y ya estoy libre —digo, mientras juego con la mano de mi hermano.
—Como quiera, mi amor. Solo trata de sobrellevarlo para que no te enfermes, no quiero que eso pase.
Mamá se levanta de mi cama y se acerca para cargar a Enzo e irse.
Me levanto de mi cama y me acerco a mi escritorio para apagar una canción que no conozco, en eso escucho mi ventana ser tocada. Me dirijo a mi ventana y veo que es Mateo.
Abro mi ventana y lo dejo pasar, un poco extrañada. Me mira un poco triste y frunzo el ceño.
—¿Qué pasó? —pregunto.
—Terminé con mi novia.
—Qué novedad —digo, mientras cierro mi ventana.
—¿Por qué lo decís?
—Casi nunca te duran las novias, Mateo.
—Mala amiga, no tenés que ser tan sincera —dice, se sienta en mi cama y me saca su lengua.
Me río por su forma de ser tan infantil y me siento a su lado.
—¿Y cómo te sentís después de haber terminado con tu ex novia?
—Bien, no me siento mal. Era muy tóxica, peor que Valentina.
Esta vez estallo a carcajadas y niego con mi cabeza.
—¿Algún día voy a encontrar a alguien que me ame? —cuestiona.
Lo miro por un buen rato y me pongo a pensar, ¿él habrá amado a sus exnovias? Nunca lo vi mal por una chica.
—¿Alguna vez has amado a una de tus tantas novias?
Me vuelve a mirar, luego aparta su mirada hacia el piso. Me fijo bien y me doy cuenta que está pensando, me quedo callada hasta que él decide hablar.
—Creo que no, creo que nunca amé a ninguna de mis novias, después de Valentina. A Valentina la amé con todo mi ser, pero después de ella, no volví a amar a alguien más.
Bueno, eso dolió...
Sonrío y lo abrazo para luego darle un beso en su mejilla.
—¿La seguís amando?
—No, ya no la amo. O sea, la amé con todo mi ser, pero ya no la amo, ahora la quiero, pero como una de mis mejores amigas —dice, mientras me devuelve el abrazo.
—¿Qué sentiste cuando se volvió nuestra amiga?
—Nada, en ese tiempo ya no la amaba.
—¿Estás estudiando para la prueba de química?
—Sí, lo estoy haciendo. Creo... creo que me atrae una chica.
Ruedo los ojos y suspiro.
—¿Quién? —pregunto.
—No puedo decirte.
—¿Por qué no?
—No tiene importancia.
Se levanta de mi cama para acercarse a mi ventana y abrirla, y así salir.
—¿Es bonita? —pregunto otra vez, tratando de ocultar mis celos.
—Pues si me atrae mucho, es porque es bonita, ¿no crees? —Me guiña el ojo izquierdo.
—No lo sé porque a mí no me gusta, te gusta a vos —digo y me levanto de la cama para acercarme a la ventana—. Nos vemos mañana, Teo. —Cierro la ventana en su cara y la cubro con la cortina.
—Maldito ojo alegre —murmuro y me acuesto en mi cama.