Me gustas, tonto.

Capítulo 27: Primera pelea.

—¿Que Verónica qué? —exclamo. Dejo lo que estoy haciendo para acercarme a la mesa en dónde está Mateo.

Veo que por mi cercanía y más la muestra de enojo, se hace más chico porque está encogiendo sus hombros.

—Amor, creo que estoy viendo el diablo en tus ojos, veo fuego —dice de forma suave, pero audible.

—Qué coincidencia —Vuelvo a exclamar, alzando mis brazos al aire y moviéndolos de una manera exagerada— ¡Porque yo siento que me estoy quemando! ¡Estoy enojada! ¿Qué te dijo esa infiel? —grito.

Sé que tal vez, estoy exagerando, pero de tan solo escuchar el nombre de una de sus ex novias me pone de mal humor, menos Valentina, obviamente porque sé que ella ya no tiene intenciones con Mateo y que está super enamorada de Miel, pero por ejemplo; sé que Verónica tiene intenciones de querer volver con mi novio… Lo sé porque hace tres días que vi unos mensajes, ella lo buscó.

16 de abril de 2016.

En ese momento, Mateo estaba con mi madre, mimoseando a Enzo y yo estaba con su celular, jugando a un juego cuando veo un mensaje de un número desconocido. No le dije nada y me di cuenta que era Verónica.

+54-xxxx-xxx

¡Hola, Matuuuu!

¿Cómo estás?

Me han contado que tenés novia y que es Helena jajaja

No puedo creer que sea Helenita :)

Me sorprende mucho porque una vez te dije que veía un brillo especial cuando la veías y vos decías que estaba exagerando, me debes dinero porque tenía razón cuando te dije que estabas enamorado de ella.

Jajaja

Bueno, no vengo a hablar de eso.

Quiero volver con vos, Matu. Te extraño muchísimo.

Si volves conmigo, prometo no volver a mirar a otro chico que no sea vos. :(

Sentía que se me hervía la sangre de tan solo pensar que Mateo podía haber leído esos mensajes, salí de WhatsApp y dejé su celular en la mesa sin llamar la atención.

19 de abril de 2016.

15:00.

—Lena, ella quiere volver conmigo.

—Ya lo sé, leí esos mensajes, Mateo, fui la primera en hacerlo.

Abre y cierra su boca por la sorpresa, y parpadea un par de veces, se levanta de su asiento con una mirada de enojo.

—Lena, ¿cómo te atreviste? —pregunta y por lo que veo un poco indignado— Si te presté mi celular es porque confío en vos, pero lo primero que haces es fisgonear. Eso es tóxico.

Me quedo callada, tiene razón, no tengo el derecho de estar revisando sus redes sociales. Es tóxico.

—Te lo iba a decir como ahora lo estoy haciendo, no te lo iba a ocultar.

Sigo callada y con ganas de llorar porque es la primera vez que veo a Mateo estar enojado conmigo y es la primera vez que tenemos una discusión.

—Debiste decirme en el primer instante que viste los mensajes de Verónica, Lena. —dice.

No entiendo cómo puede estar enojado y no levantar su voz, yo soy todo lo contrario a él, cuando me enojo, suelo levantar la voz.

—¿Cuándo viste esos mensajes, Teo?

—Los vi ayer en la noche, hoy te lo iba decir.

Agacho mi mirada por la vergüenza que estoy sintiendo… La primera pelea que tengo con mi novio y todo por culpa de mis celos.

En eso veo que Teo acerca su mano con su celular, mostrando el chat de Verónica con los mensajes en visto.

—Nunca le respondí porque ni siquiera me interesa tenerla como una amiga, amor.

—Perdón… —susurro.

—En cambio a vos, me interesa tenerte como una amiga y como una novia porque eso sos vos para mí. —Se acerca a mí para darme un abrazo.

—Tenemos que festejar porque es nuestra pelea —digo mientras rodeo mis brazos en su cintura.

—No voy a festejar eso, Lena —dice y luego se ríe—. Solo quiero que entiendas que cuando algo raro pase me lo digas y lo mismo va a pasar conmigo, cuando vea algo raro, te lo voy a decir, pero que no vuelva a pasar eso, Lena.

Asiento y respiro más el perfume que emana su buzo.

No quiero soltarlo, se siente bien tenerlo así. Me siento protegida, mi novio tiene el poder hacerme sentir amada y con solo su presencia me siento tranquila.

—¿Hueles eso? Hay olor a quemado, Lena —dice.

Me separo un poco de él, para empezar a respirar el olor a quemado que hay, me doy la vuelta para ver que el bife que estaba cocinando, está echando humo.

Me suelto de su abrazo, para acercarme a la cocina y apagarla.

—¡¿Por qué?! —grito— ¡Ahora no tengo qué comer! —Vuelvo a gritar.

—¿Por qué no vamos a mi casa a comer?

—Teo, sabes que no me llevo bien con tu madre, que la única vez que nos llevamos bien, fue porque yo quería comprarte unas zapatillas de fútbol, pero después de ahí, nos llevamos super mal —digo con un poco de cansancio a la insistencia de mi novio para que me lleve bien con su madre.

—Lo entiendo, te entiendo, pero también quiero que entiendas que mi mayor deseo es que las dos mujeres que más amo en esta vida se lleven bien, además —Se vuelve a acercar a mí—, ya se acerca mi cumpleaños y quiero pasarla con ustedes dos sin que se estén tirando miradas de odio.

—Espera, yo la miro así porque ella me mira así —digo.

—Sabes que el 23 de mayo es mi cumpleaños y ya no lo vamos a pasar como unos simples amigos, sino como novios, Lena y quiero que vos y mi madre se lleven bien por lo menos ese día.

Asiento a su petición, agarro su mano y le doy un beso en el dorso.

—Haré lo que me pidas, mi principe —digo y luego suelto una carcajada al notar su sonrojo.

—Te pasas, amor. —Se ríe de mí y me da un beso pequeño en mis labios.

1 de mayo de 2016.

19:00.

Es domingo y no tengo absolutamente nada que hacer, estoy acostada en mi cama y al lado mío, está Valentina.

—El 24 de este mes, Miel y yo cumplimos seis meses de novias —dice y suspira con pesadez—. No sé qué le puedo dar.

—Vas a tener que dar regalo doble —digo.



#11703 en Novela romántica
#6720 en Otros

En el texto hay: romance, amor, amistad

Editado: 03.07.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.