Me gustas, tonto.

Capítulo 28: Límites.

23 de mayo de 2016.

02:30.

Hoy es el cumpleaños de mi novio, estoy en mi cuarto, pensando en la sopresa que le voy a dar. La voy a pasar con él y con su madre muy a mi pesar porque no me llevo muy bien que digamos con la señora.

Mateo y yo tenemos un acuerdo que no vamos a ir al colegio hoy para festejar que por fin tiene dieciocho años y que ya es legal.

Agarro mi celular cuando empieza a sonar y le sonrío a la pantalla cuando veo que es un mensaje del chico que amo.

Amor ❤️

Estoy muy emocionado.

Vamos a pasar mi cumpleaños como novios, este es el primero.

El primero de muchos, mi vida.

Mis cachetes arden.

Mateo tiene razón, es el primer cumpleaños en dónde vamos a pasar como novios y no como amigos.

—He anhelado este día hace años y por fin se está cumpliendo.

Como si fuese niña chiquita, empiezo a moverme sobre mi cama de la alegría mientras me río. Muerdo mi labio y vuelvo a mirar la pantalla decidida a responderle.

Helena

Yo también estoy muy emocionada, mi vida.

Y sí, tenés razón. Este cumpleaños será el primero de muchos.

Te amo mucho, mi vida. ❤️

Dejo mi celular al lado mío y me levanto para ir al baño cuando escucho unos ruidos en la cocina, me quedo quieta… Es raro que alguien esté levantado a esta hora y más si son mis padres. Poco a poco me voy a acercando a la cocina cuando escucho que alguien bosteza, mi miedo sube de nivel, provocando que mi corazón late con muchísima fuerza. qui

Me quedo quieta, esperando queotra la otra persona vuelva a hacer algo y en eso alguien habla.

—Estaba pensando que deberíamos mudarnos, Esteban.

Son mamá y papá…

—Yo te entiendo y te doy la razón, amor, pero ¿cómo se lo diremos a nuestra hija? Sabes que ella no va a querer, además, no la podemos obligar porque este año cumple dieciocho.

¿Mudarnos?

—Pensalo bien, amor. Inglaterra es una gran oportunidad para nosotros, además, Helena podría practicar el idioma, a ella le encanta Inglés.

—Hilda, lo entiendo. Pero entendé que nuestra hija no se va a querer ir y más si ya está en una relación con Mateo —Papá se punta con su dedo—. No pienso obligar a mi hija irse y que sufra por eso, tampoco pienso hacer que ella me odie.

Papá se está por dar la vuelta, pero mamá le agarra del brazo.

—Entonces… que uno de los dos se vaya a conseguir un buen futuro, que uno de los dos se vaya a acomodar para allá así cuando se esté listo, todos nos vayamos. Nuestros hijos tendrán un gran futuro, amor.

—Está bien, iré yo, pero primero hay que hablar con Helena. Sabes que se sentirá triste porque nos tendremos que separar y-...

—Ella lo va a aceptar, cuando esté todo listo para irnos, tal vez, ella ya quiera vivir con Teo.

Con mucho cuidado y sin hacer ruido, me retiro del lugar y me dirijo a mi cuarto.

—¿Inglaterra? —Pienso.

—Esto es una locura —susurro—. No puedo ni quiero mudarme a Inglaterra —Suspiro—. No quiero dejar a mis amigos y a mí novio.

Vuelvo a salir de mi cuarto solo para dirigirme al baño.

09:10.

Estoy en la casa de Mateo, ayudando a su madre con la comida, él se está encargando del asado con Marcos y Miel, y Valentina están en el supermercado comprando más cosas que necesitamos.

—Helena, fíjate si el pollo ya hirvió —ordena mi suegra.

Asiento y me acerco a la olla grande para fijarme, noto que aún le falta y niego.

—Todavía le falta, doña.

—Bueno, ¿a qué hora vienen tus padres?

—Dijeron que van a venir a las once con la torta.

—Bueno, sigamos. Corta en cuadritos las papas y luego hervilas.

Le hago caso y empiezo a cortar las papas en cuadritos, en eso, tocan la puerta de la casa, lo cual, la madre de mi novio se seca las manos con el mandil para irse a ver quién es.

—Debora, cariño.

Escucho.

—¿Debora?

Deborah es ex novia de Mateo… Esa Debora…

Un recuerdo se me viene.

—Bueno, ¿cómo se llama la novia? —pregunto, bromeando.

—Se llama Débora —dice de manera rápida.

—¿Por qué ella está aquí? —Pienso.

—Hola, doña Irma.

Me quedo quieta y me quedo callada. Agacho la mirada para no mirar a Debora. Escucho que vienen a la cocina.

—Debora cariño, ella es Helena —dice mi nombre con fastidio—, la novia de Mateo.

Debora me sonríe y noto que lo hace con falsedad, sé que no le agrado, pero eso no me importa.

—Así que, vos sos la nueva afortunada… ¿Qué número sos?

—¿Número? —cuestiono.

—Sí,Mateo ¿sos la número cinco o la veinte?

—No entiendo.

—¿Sos la novia número veinte? —Sonríe en forma de burla.

Ya entiendo, quiere hacerme sentir mal porque Mateo tuvo muchas novias.

—No importa cuántas novias haya tenido Mateo, lo importante es que ahora estoy a su lado como corresponde.

Veo como su sonrisa burlesca se borra por lo que le dije, la madre de Mateo interfiere para que ya no haya pelea, una pelea que Debora quiere empezar.

—Bueno, ya, Helena. Compórtate, sos la novia de mi hijo, tenés que comportarte como tal, además, la chica solo te hizo una broma.

Mis impulsos son querer agachar la cabeza, pero en eso tocan otra vez la puerta de la casa.

—Andá a ver quién es, Helena.

Hago caso y me dirijo hacia la puerta de entrada, cuando la abro veo a mi mamá, mi papá, mi hermanito y a mis amigas ahí.

Siento un nudo en la garganta, quiero llorar, pero me contengo. No quiero que mis padres sepan que la madre de Mateo me trata muy mal y que quiere hacer que conviva con la ex de mi novio.

—Hola, Lena. —Saluda Miel, haciéndome a un lado con mucho cuidado para pasar a la casa con las bolsas del supermercado.

—Hola, Lenita —dice Valentina, dándome un beso en mi cachete izquierdo.



#12299 en Novela romántica
#7122 en Otros

En el texto hay: romance, amor, amistad

Editado: 03.07.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.