Me he equivocado ya muchas veces 2

El domingo esperado

Desde hace tiempo cada uno de los días que pasan, siempre me he afanado con que llegara el domingo, de tal manera que se volvía mi día favorito. Aun no sé en qué momento ocurrió que esto se volvió algo tan nostálgico, pero este día, era el mejor de toda la semana.

 

El motivo por el cual era tan preciado este día no se debía a que era un día de descanso, sino más bien era algo diferente a lo usual que había vivido antes o, mejor dicho, era lo que no me había dado cuenta que ya lo vivía hasta después. Sólo puedo recordar lo que fue en aquel entonces, lo que sucedió y aquellos momentos que han quedado guardados en lo más profundo de mi ser.

 

Hace un tiempo, cuando muy empezaba a trabajar no creía que sería tan cansado el estudiar y trabajar al mismo tiempo. A veces deseaba que esto pudiera terminarse pronto y que ya me dejaran en paz, pero por alguna razón no renunciaba a ni una de las dos cosas. De lunes a domingo, desde la mañana hasta la noche, siempre me mantenía ocupada.

 

El ver a varios compañeros y compañeras que parecían estar mejor que yo, sólo me preguntaba cómo es que lo hacían. Pasan justo a un lado de mi sin mostrar ni un poco de cansancio. Incluso podía escuchar como ellos tenían tiempo todavía de poder irse a divertir varias veces.

 

Yo no era tímida, por lo menos eso es lo que yo creo, pero casi no los acompañaba. No sé si ellos pensaron que era alguien un poco antipática… pero no podía hacer nada al respecto. Si terminaba aceptando su petición, de seguro que me tocaría desvelar para poder recuperar el tiempo que fui con ellos. No digo que fuera una completa perdida de tiempo, ya que el poder despejarse un poco con otras cosas o pasando un rato con los amigos es algo bueno, pero parecía que me había encerrado bastante con tantas cosas que tenía que hacer, que ya no podía darme el lujo de tomar esos pequeños descansos o por lo menos eso pensaba. De verdad, quisiera poder haber logrado comprender muchas cosas que no entendía en ese entonces para evitar cometer alguno de esos errores, pero nada se puede hacer con lo que ya está hecho, sin embargo… la cuestión es si el mismo error lo seguí cometiendo una y otra vez o si es que aprendí de esta y llegue a cambiar, ¿Cuál habrá sido la elección que tome acerca de eso? ¿Cuál sería la razón por la que todo cambio?, un pequeño empujón, una casualidad, algo predestinado, un ángel guardián enviando a mí o que al fin pude razonar y darme cuenta de ello. No lo sé, y no me importa cual sea la respuesta correcta, sólo que así sucedió.

 

Entre los apuros, entraba a trabajar a las ocho en punto de la mañana y salía de trabajar a las cinco y media de la tarde, por supuesto que me daban una hora y media de almuerzo, el cual en muchas ocasiones utilizaba para repasar cosas que hice mal durante el trabajo o hacer alguna tarea que me hiciera falta terminar. Una vez que salía de trabajar me dirigía a estudiar. Aunque las clases iniciaban a las seis y media, era un caos el quedarse atrapada en el tráfico que no avanzaba, además de que tuve que esperar el bus unos diez minutos. Una vez llegando el bus, era una cuestión de ir en contra tiempo para poder llegar, pero como el bus se quedaba unos cinco en las paradas de la terminal y la democracia, entonces ya eran en sí veinte minutos que pasaban, el bus se hacía alrededor de unos cuarenta minutos para desde la parada donde lo tomaba, hasta llegar a la parada cerca donde estudio.

 

No voy a mentir, para poder bajar no era nada sencillo, si es que me encontraba en la parte de atrás, aun no entiendo por qué motivo terminaba hasta atrás en el bus cuando me subía y no encontraba un asiento libre, debía de empezar a tratar de dirigirme hasta la parte de enfrente casi una parada antes para así poder bajarme justo a tiempo. Aunque podía esperar, pero a veces hacer eso terminaría siendo más tiempo perdido. Al llegar al fin a la parada, a veces me tocaba correr para lograr ingresar a la primera clase que me tocaba, sólo fueron muy pocas veces en las que termine perdiendo por completo la clase, pero eso no me afecto mucho.

 

Esta rutina seguía una y otra vez, me despertaba, me ocupaba de dejar todo listo desde temprano para luego desayunar y alistarme para irme a trabajar, una vez llegaba al trabajo, aprovechaba los horarios de almuerzo para poder avanzar en lo que estuviera atrasada, al salir de trabajar me iba a estudiar, regresando de estudiar, preparaba algo rápido para cenar y me concentraba en mis estudios, de esta forma me mantenía de lunes a viernes, los sábados sólo regresando de trabajar, me dedicaba a realizar las tareas que tenía pendiente, llegando el domingo repasaba una y otra vez lo que había visto en las clases y cosas que necesitaba aprender para el trabajo. Al final así finalizaba y empezaba nuevamente mi semana sin ni un cambio.

 

Era un poco agobiante en ocasiones, que sentía que era mejor dejar todo a un lado y gritar con todas mis fuerzas “¡¡¡YA NO QUIERO SABER NADA DE ESTO!!! ¡¡¡ SÓLO QUIERO DESCANSAR!!!” pero después de tomarme un baño, sólo podía suspirar y continuar con esta rutina que se repetía en un círculo vicioso.

 

Pero un día, cuando ya llevaba alrededor de unos cuatro meses de estar trabajando, se acercó a mí mientras me felicitaba por mi desempeño y me decía – buen trabajo, en estos últimos meses he notado que has dado lo mejor de ti para poder seguir avanzando y no quedarte atrás por nada – con un pequeño suspiro que dejó salir y que me imagino que creía que no lo noto, pero este no era como de cansancio o desilusión, sino era más bien como si quisiera decir algo más, como si se tratase de desear dejar de titubear y relajarse para seguir diciendo – de verdad, eres alguien tan grandiosa – aunque no podía saber el motivo por el cual me estaba diciendo eso, yo por alguna razón sentía que todo se había paralizado a mi alrededor mientras sentía que por un breve momento mis problemas y cansancio se iban. Estoy seguro que si alguien me hubiera visto en ese momento, de seguro que me hubiera dicho “Ey, ella debe de estar en las nubes” “¿Qué le pasa?, esta toda roja” o algo por el estilo, en realidad yo por un momento sentía que debía de estar roja de los nervios en ese momento. Para ser sincera, desde hace ya un buen tiempo, no, incluso podría decirse que fue justamente antes de eso, debió de haber sido durante esa vez que lo vi, pero me he sentido un poco, como explicarlo, es algo difícil de mencionar, pero siento que… con él a mi lado, no puedo hablar como de costumbre, así que no podía decirse que esta fuera una excepción.



#7747 en Otros

En el texto hay: recuerdos

Editado: 30.08.2022

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.