Me he equivocado ya muchas veces

Bajo aquel atardecer

Ella, mientras estaba terminando de arreglar unos documentos que debía entregar, desde la ventana de la oficina, la leve luz del atardecer empieza a entrar. Sin poder dejar que nada haga falta en estos, se esmera por poder finalizar al fin todo lo que tenía que hacer. Mientras teclea, el escuchar como el murmullo proveniente de afuera empieza a cesar, se detiene por un momento sólo para tomar los documentos e ir a entregarlos en la oficina del gerente.

 

Conforme va pasando por el pasillo, se encuentra con otros compañeros, algunos la saludan, a lo que ella les responde. Pero, lo que ella podía notar era que ya todos estaban preparándose para poder finalizar otro día más de trabajo, algunos tenían en su rostro grabado la sensación de felicidad de poder regresar a casa, mientras otros estaban un poco apresurados para poder terminar todo a tiempo. Las diferentes expresiones de cada uno no se podía llegar a ver demasiado, pues siempre trataban de mantener la calma, sobre todo después de una semana un poco apretada.

 

El fin de semana era un momento “sagrado”, si es que así lo pudiéramos decir, al ser que muchos podían descansar y recobrar sus fuerzas para la próxima semana, así como el poder compartir un poco con amigos y la familia. Pero, justo en estos momentos en que este estaba por llegar, también significaba que todos debían de dejar entregado cada una de sus partes designadas para poder tener el fin de semana calmado y no terminar usándolo para ponerse al día, sí es que no querían terminar iniciar una semana bastante pesada.

 

Ella, llegando a estar en la oficina del gerente, le entrego los documentos para luego retirarse y dirigirse de regreso a su lugar de trabajo. Aunque no podía conseguir sentir más que una pequeña sensación de cansancio, el atardecer le hizo sentir un poco más somnolienta. Ella, bostezando, vio hacia la ventana mientras sus pensamientos la sumergían y regresaban a un momento parecido al que estaba en este momento. Era también ya tarde y el clima parecía ser cálido y fresco, el atardecer y el ver llegar el fin de semana, la hacía sentir demasiado sueño y bostezaba a cada cierto tiempo mientras continuaba tecleando toda la información y verificando algunas graficas de finanzas como reportes de las mismas. Pero, sintiendo que la tarde se volvía un poco más larga de lo normal, miró hacía el reloj que estaba colgado en pared para luego susurrar con un poco de decepción, aburrimiento y sueño – creo que este día nunca va a terminar – y luego continuó con lo que estaba haciendo.

 

Él, que estaba pasando cerca al lugar donde ella se encontraba, al verla tan seriamente, sonrió. Iba a continuar su cuando la vio bostezar. Sin siquiera darle más importancia al lugar al que se dirigía, se acercó a ella y con un – hola, ¿Cómo vas con esos informes? – ella, poniendo una cara como de muerta del aburrimiento, respondió – Hola… tu qué crees – él dejo escapar una pequeña risilla para luego dirigirse al lado de ella y decir – de acuerdo, dime en qué lugar es donde no entiendes – ella, recobrando un poco los ánimos, inmediatamente dijo – veras, en esta parte donde me muestran los flujos que se han tenido las ventas en contraste de las compras. Justo en la parte de aquí – señalo, con el lapicero que tenía cerca, la parte donde tenía dificultados que estaba proyectada en el monitor.

 

Él, sin siquiera dudarlo, empezó a revisarlos con ella mientras le iba explicando algunas cosas que habían que tomar en consideración para poder llegar a corroborarlo y de esta manera poder comprobar esa parte, además de que tuvieron varios puntos que arreglar hasta que al fin pudo terminar.

 

Ella, con una sonriente cara, dijo con mucho entusiasmo – Al fin terminé – luego lo vio y dijo – gracias por tu ayuda, sin ti, no creo que hubiera logrado terminarlo a tiempo – él, con una sonrisa dibujada en el rostro, respondió – no te preocupes, además, todo terminó siendo producto de tu propio esfuerzo, es por ello que has logrado terminarlo. Pero, bueno, me tengo que retirar – ella – tienes razón, yo debo de llevar todo esto lo antes posible con la dueña para que pueda verlo – él – de acuerdo, en ese caso, espero que te vaya bien – ella – sí, gracias – y él se fue. G

 

Después de eso, una vez que tenía ya toda la documentación lista, lo llevo con la dueña para que ella pudiera ver todo lo que había sucedido. En ese entonces, como todavía era una empresa pequeña, no había demasiados trabajadores y la dueño a cada cierto tiempo recibía informas por parte de él, pero en esta ocasión le pasaron esta tarea a ella, como una recomendación que le había hecho él a la dueña.

 

Ella, aunque no lo sabía en ese entonces, la razón por la que él estuvo al pendiente, más de lo usual en ese momento, fue para poder ayudarla a conseguir aquel puesto y ver hasta donde era ella capaz de llegar, sobre todo, después de saber de qué estaba estudiando.

 

Durante aquel atardecer, una vez que había logrado entregar su primer trabajo de ese tipo, llego a sentirse bastante aliviada al ver que todo había terminado bien y que no tuvo problema con el reporte que había dado. De esta manera, mientras fue por un poco de café para poder continuar otro poco antes de que terminase el horario de trabajo, lo vio a él con algunos documentos en mano. Aunque tenía bastante curiosidad sobre lo que se trataba en ese momento, decidió que lo mejor era no preguntarle sobre eso en ese momento y sería mejor el averiguarlo en otro momento, sin embargo, hubo una duda que se le paso por la mente  al verlo desaparecer del pasillo y era – ¿Cuál es su puesto que ocupa? – del cual no tenía ni la menor idea después de llevar ya unos meses de estar trabajando ahí.



#11231 en Otros

En el texto hay: recuentos de la vida

Editado: 31.10.2021

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