¿me lo permites?

Prólogo

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Como todo buen cuento de hadas, el suyo comenzaba con la boda de un par de amantes, su amor era tal, que no había ser vivo en la tierra que no lo conociera, pero no todos estaban felices, cerca de ellos una hermosa mujer que antes gozaba de fama de ser la más hermosa del reino, ahora se veía rebajada a una dama que lo único que sabía hacer era llorar y gritar sus lamentos, porque el amor de su vida se había casado, y no era nadie mas que uno de los amantes, el que era príncipe del reino ahora coronado rey.

Pese al sufrimiento de la otra, la feliz pareja disfrutaba de su vida juntos, sus sonrisas brillaban como el sol y sus palabras de amor eran el canto de los ruiseñores, tan rosa era su vida que el lamento de la otra se llegó a convertir en un odio profundo y desapareciendo del reino juro vengarse de ellos.

Pasaron los años y la reina por fin pudo concebir una vida en su vientre, el reino celebró y el rey no cabía en su felicidad, cuando nació la pequeña vida fue una niña, una bella infanta de cabellos azules y ojitos oscuros que era la adoración de sus padres y el Reino.

Mientras el castillo celebraba este acontecimiento, el ejército del reino vecino se acercaba silencioso, guiado  por aquella mujer que juro venganza, que aún llena de odio y rencor sonrió ante lo que pasaría y fue cuando sucedió.

Tras días llenos de guerra, sangre y clamores de dolor, ambos reyes se presentaron cara a cara, discutieron, dialogaron y llego el acuerdo de paz, pero el odio de la mujer había logrado clavarse en el corazón del rey vecino quien se había enamorado de ella, por lo que obligó al noble rey a firmar aquel tratado que contenía una sola condición.

La reina sabia del odio de la otra, y sabía que la propuesta del otro rey era a causa de ella, pero no se opuso, sabía que condenaba a su bella recién nacida a un futuro triste y desolado pero si con eso se firmaría la paz entre ambos reinos, entonces lo haría pese a ser doloroso para ella.

Resultaba que el rey vecino, el rey del Hielo, tenía un hijo 3 años mayor  que la princesa, que se educaba en el arte de la espada y las bellas artes, y a cambio de conservar la paz, el rey debía mantener a su hija cautiva en un  castillo, conservando así su virtud hasta que cumpliera los 14, edad adecuada para contraer matrimonio con el príncipe de Hielo.

Con dolor el rey del agua acepto la oferta pero sus lágrimas junto a las de su esposa se convirtieron en las tristes y lastimosas tormentas al atardecer en el reino.

La otra mujer viendo el dolor del hombre al que una vez amo sintió su corazón romperse, dejando así atrás sus ansias de venganza y liberando su corazón de las tinieblas que lo gobernaban, volviendo a ser aquella bella y buena mujer que en un pasado fue, dejando solamente en ella una cruda y profunda culpa.

Arrepentida y desconsolable hablo con el rey del hielo inclinándose ante sus pies pidiéndole misericordia, Jainil  se había a enamorado de esa mujer de nombre Sini, por lo que al verla tan abatida sintió un profundo dolor parecido al que sintió cuando perdió a su esposa cuando está daba a luz 3 años atrás. Pero no podía hacer nada, todo aquel documento sellado por el sello real era intocable e irreversible, se había sellado el triste destino de la infanta, pero por el afán de ver sonreír a la mujer una vez más, ambos reyes se volvieron a reunir,  y esta vez, se sello el destino del príncipe.

La princesa lo esperaría encerrada en el castillo, si, pero no sería un castillo cualquiera, si no que ahora seria en el castillo de un poderoso Dragón rojo, el rey de los dragones Agni.

El Dragón rojo, el rey Agni, luego de escuchar la historia contada por los dos desesperados reyes, sintió simpatía por ellos, él era razonable y comprensivo por lo que acepto, y no sólo eso, prometió también que al firmar este nuevo trato, también se firmaba la alianza con el reino Dragón con los dos reinos, ya que la princesa seria cautiva en un gran castillo abandonado que se encontraba en el bosque en los límites de su reino y seria custodiada por el mismísimo príncipe de los dragones.

De esta manera cuando la princesa cumpliera los 14 años el príncipe de hielo debería ir por ella, enfrentándose al feroz Dragón para demostrar su valor y coraje y por fin concebir la boda.

Los 3 reyes firmaron el nuevo pacto y se tomaron cartas en el asunto, la pequeña princesa fue criada por su madre hasta los 5 años para después ser llevada al castillo indicado. El príncipe azul, Clodwal, fue entrenado más duramente por la mismísima Sini quien 2 años después se convirtió en su amada madrastra, y en el reino Dragón, Aedan, el inquieto principito se preparaba para ser el mejor guardián hasta sus 8 años que se fue al castillo a cumplir su misión.

Paso el tiempo y los 3 de linaje real cumplieron su papel, Clodwal a diario entrenaba y estudiaba preparándose para la gran batalla decisiva, Aedan destruía a todo aquel curioso que pasaba a querer apoderarse del castillo o la doncella en el, y la princesa permanecía encerrada en la torre, por orden del dragon real, pegada a la ventana esperando ver a su príncipe en el horizonte.

Pasaron las primaveras como una brisa cálida, transformando a la dulce infanta en una hermosa jovencita de figura delgada y dulce voz, cumplió los 14 años.

Pero el príncipe nunca llegó.

Poco después le llego una carta, no la primera pero si la última que le llego a aquel castillo, donde se le explicaba el repentino estallido de guerra del reino de la Luz contra la alianza de los dos reinos y como tendría que esperar a que la guerra terminará pues el príncipe había sido enviado con la caballería.

No mucho después, llego a oídos del dragón que al fin la guerrilla había terminado y él emocionado lo informó, así ambos esperaron con anhelo el día en el que apareciera el príncipe azul para al fin darle termino al cuento. Aedan porque adoraba una buena pelea y desde niño espero esa, y ella por que al fin seria rescatada.



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En el texto hay: fantasia, romance, amistad

Editado: 20.10.2021

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