—He… Bueno, espero nos llevemos bien, estaré a su cuidado desde hoy. —Se presentó Lidia mostrando una tierna y dulce sonrisa ante todos.
Los escoltas se sonrojaron al ver la hermosa y dulce sonrisa de Lidia, a excepción de Cion, quien al solo verla podía darse cuenta de que esta estaba mostrando una sonrisa falsa ante todos “Lidia, tú, la futura princesa heredera, tú… Tú serás la prometida del príncipe, y yo… ¿Qué pasará conmigo? ¿Realmente yo no te importo?”, pensó Cion mientras veía al príncipe sujetar la cintura de Lidia y atraerla hacia él.
—Bueno, Lidia, yo tengo que salir unas horas así que volveré después, puedes recorrer el palacio todo lo que quieras, los nuevos escoltas te acompañaran, ahora puedes asignarlos tú misma para que te acompañen. —El príncipe se inclinó hacia Lidia y beso su frente, mientras que Cion y los demás escoltas observaban.
Lidia se mantuvo en silencio y asintió con la cabeza a las palabras del príncipe, mientras que Cion apretaba los puños al ver como el príncipe besaba la frente de Lidia. Al paso de unas horas, después de que el príncipe se marchara de la habitación, Lidia llamo nuevamente a los caballeros a su cuarto para asignarlos en sus posiciones.
—Señorita, estamos para servirle. —Dijeron todos los escoltas al mismo tiempo para luego mantenerse en silencio.
—Hah… Bueno, solo los he llamado para dar las asignaciones, el príncipe me dijo que me corresponde a mí decidir las posiciones que cada uno de ustedes ocuparan en mi seguridad. —Hablo Lidia mientras sacaba un papel del escritorio.
Los escoltas miraron a Lidia y la vieron caminar hacia ellos, esta sonrió y comenzó a leer las posiciones que le serían asignados a ellos que estaban escritas en el papel.
—Bueno, quisiera que el señor Cristian y Mark fueran los que se dedicaran a cuidar la entrada de la habitación y los alrededores, ustedes son de los escuadrones diamante y oro así que sé que son fuertes y pueden mantener seguro mi alrededor, en cambio, quiero que Camila y Cion sean quienes cuiden mis cercanías, ustedes están más acostumbrados estos tipos de trabajo así que creo que sería lo mejor, aparte Camila es mujer y me sentiré más cómoda con ella cerca y Cion, pues tú eres, muy talentoso a pesar de ser un plebeyo. —Dijo Lidia tratando de hacer que todos se sentirán conforme con la decisión que ella había tomado.
Durante las horas siguientes, Lidia estuvo acompañada de Camila y Cion quienes se mantenían cerca de ella mientras que ella recorría el jardín. Cion parecía algo molesto y preocupado, mientras que Camila hablaba con Lidia y ambas sonreían al mirar los alrededores del jardín.
—Camila, sería posible que me traigas una manta verde que deje en mi habitación, por favor, está comenzando a hacer algo de frío, pero no quiero volver a mi cuarto aún. —Dijo Lidia mostrándose indefensa ante Camila.
—Si claro, voy de inmediato, señorita Lidia, ¡Cion! ¡Quédate con la señorita y cuídala bien, no la molestes! —Dijo Camila antes de marcharse.
Lidia con una sonrisa se quedó mirando la espalda de Camila esperando a que esta se alejara más de ellos “Los otros guardias deben de estar en los alrededores, pero no creo que estén muy cerca, ahora es el momento” pensó Lidia, fue entonces que Lidia siguió caminando y se sentó en una banca mirando las flores de los alrededores.
—Cion… ¿Estás molesto conmigo, verdad? Tú, ¿me odias ahora verdad? —Pregunto Lidia susurrando, mientras mordía su labio e intentaba parecer tranquila.
—Te fuiste sin decir nada, ¿sabes lo preocupado que estaba?, ¿sabes cuánto intente buscarte?, todos estábamos desesperados porque te fuiste, y ahora te encuentro aquí, aquí como la prometida del príncipe, viviendo en el palacio y siendo consentida por su alteza, yo… No entiendo, pensé que eras feliz con nosotros. —Respondió Cion entre susurros para no ser escuchado por los demás escoltas que debían estar en los alrededores.
—Cion, no, no es así, yo, yo no quería irme, yo, yo solo quiero estar contigo, yo no quiero estar aquí, pero, no puedo irme, él me tiene vigilada, apenas he podido lograr que me deje salir de la habitación, yo… Yo no quiero estar aquí, quiero volver contigo y los demás Cion. —Dijo Lidia mientras desviaba la mirada y mordía su labio, levantándose de su asiento y caminando hacia unos rosales.
Lidia se agachó frente los rosales y dejo caer lágrimas al sentir que Cion no creería en sus palabras y que lo perdería, que perdería el cariño y confianza de este “Cion… Por favor no, no me dejes sola” pensó Lidia mientras arrancaba una rosa del jardín, fue entonces que Cion notando la mano de Lidia temblar se acercó a ella y agachándose a su lado tomo su mano con disimulo para qué los escoltas que se encontraban en las cercanías no lo notaran.
—Te puedes lastimar, tienen espinas… —Cion miro a Lidia con ojos tristes mientras hablaba en voz baja.
El imaginar que ella se había marchado por su propia voluntad y que ahora estaba con alguien más viviendo felizmente lo hacían sentir desesperado “Pensé que me sentiría bien mientras tú estuvieras feliz, pero… Veo que me es imposible ignorar lo que siento por ti, en realidad” se dijo a sí mismo Cion sintiendo la suave mano de Lidia en la suya.
—Cion yo… Realmente no quiero estar aquí, quiero volver contigo y los demás, pero… Él no me dejará, él… Es no me permitirá irme tan fácilmente. —Dijo Lidia dándole a entender la situación rápidamente a Cion.
—Si lo que dices es verdad será mejor que lo hablaremos en otro momento, Camila ya está por regresar, buscaré la manera para que podamos hablar tranquilamente Lidia. —Respondió Cion susurrando mientras soltaba la mano de Lidia y se ponía de pie.
Lidia se puso de pie tomando la flor que había arrancado del jardín y camino hacia el asiento esperando a Camila en silencio. Al paso de unos minutos Camila regreso con la manta que Lidia le había encargado para después de un rato volver a la habitación, Lidia pidió que la dejaran sola mientras que ella entraba a la bañera y se lavaba antes de ponerse el camisón e ir a la cama “Cion parece confiar en mí aún, tendré que explicarle lo que sucedió si quiero que confié en mí… Claro, tendré que omitir algunos detalles, pero confió en que creerá en mí… O eso espero” pensaba Lidia mientras terminaba de bañarse, se ponía el camisón y dirigía a la cama a dormir. “Solo se quedaran Cristian y Mark para cuidarme durante la noche, ambos están fuera de la habitación, así que puedo descansar tranquila” reflexiono Lidia mientras que daba un suspiro y se tapaba con las cobijas de la cama, fue entonces que un extraño sonido se escuchó venir desde la ventana y esta se abrió repentinamente asustando a Lidia quien vio a Cion parada frente la cama.