La tarde caía suavemente sobre el territorio, tiñendo el cielo de un suave color naranja. Sandra se encontraba en su balcón, sentada en el suelo con un corazón inquieto.
Su mirada se perdía en la nada, mientras su mente estaba atrapada en el porque de la distancia que Erick había comenzado a poner entre ellos.
Desde que Eloy había reprendido a Erick por su comportamiento, este había decidido alejarse de Sandra y continuar su relación con Camila.
Erick había evitado cualquier contacto y incluso avía evitado darle algún tipo de explicación al respecto.
Ya aproximadamente una semana que Erick la ignoraba por completo, al punto de que al cruzarse por los pasillo de la mansión él simplemente mantenía su mirada al frente, como si ella no existiera.
La confusión se apoderaba de ella, cada día más herida por la falta de respuesta. Pero por orgullo y con el corazón encogido, decidió dejar de buscarlo.
Mientras su mirada se perdía en la nada, su mente divagaba en recuerdos que parecían tan lejanos y que en realidad no lo eran. Las risas compartidas, las miradas furtivas durante los momentos del día, la promesa de Erick al decirle que la haría sentir bien durante todo este proceso.
-¿Porque no tomas el teléfono y hablas con Nicolás, podrían planear una salida y logras distraerte? -Propuso Vela.
-No creo que sea apropiado -Le dijo.
-¿Es en serio? -Replicó de manera sarcástica -¿Te pareció apropiado el hecho de que Erick viniera te despertara sentimientos y luego te volviera a tratar como si valieras tan poco, o peor que ahora ignora tu existencia por completo? -Le dijo sin tabú, asiéndola sentir aún peor.
Sandra tras las palabras de Vela tomo la decisión de que no perdería su tiempo con alguien que no la tomaba en serio, sacó su teléfono y, con un leve temblor en los dedos, decidió escribirle a su amigo.
-Hola, Nicolás. ¿Te gustaría salir esta semana? -Le escribo y la respuesta no tardó en llegar
-Claro, me encantaría. ¿Qué te parece mañana al medio día? -Sin más Sandra asintió, para volver a perderse en sus pensamientos.
***
-Tengo que admitirte que la pase increíble -Le dije a Nicolás quien me acompañaba da la entrada de la mansión.
-No es por presumir ni ser engreído, pero podrías pasarla mucho mejor si me aceptarás una salida al parque de diversiones al que te he invitado y si es por seguridad puedes decirte a Kiara y a Ethan que vengas con nosotros -Me dijo y sonreí a lo dicho.
-Hablare con ellos para luego informarle a Eloy -Le dije y asintió mientras su vista se veía contentada en otra cosa.
-¿Castle? -Me pregunte al verlo frente a las escaleras de la mansión desde me miraba fijamente hasta que decidió subir a su auto e irse.
Sin pensarlo y sin importarme la presencia de Nicolás corrí hacia la mansión y me fui directo hacia la oficina de Eloy, dónde todos estaban reunidos.
-Vi que Castle irse hace unos segundos ¿Sucede algo? -Dije al momento de adentrarme por completo al lugar.
Observé como me miraron preocupados cosa me puso mis sentidos en alerta.
-¿Sucedió algo con Shia? -Pregunte y vi como todos se miraban entre ellos.
-No, Shia esta bien -Me dijo Eloy.
-¿Entonces que paso? ¿porque esas caras? -Pregunte algo preocupada.
-Tus padres fueron estafados en una falsa misión de rescate por ti. Y ahora tu madre corre peligro y tu padre… está muerto -Aquella palabras fueron como una daga en mi corazón.
Sentía que el aire me comenzaba a faltar, mientras el nudo el mi garganta se hacia más grande, sin pensarlo dos veces salí de aquella oficina.
El mundo a mi alrededor se desmoronaba en un instante y un ligero hormigueo en mis manos se hacía presente junto a una sensación extraña que crecía como una sombra en mi pecho.
Salí a las afueras de la mansión, dónde me encontré con una escena que terminó por hacerme estallar.
Erick y Nicolás discutían por obvias razones para mi, me acerque a ellos y esos no tardaron en notar mi presencia.
-Estoy harto de ver a este imbécil parado frente a la mansión esperando por ti cada que le plazca -Me dijo Erick en un tono de voz elevado.
Reaccione abofeteando a Erick con fuerza, desbordando mi rabia sobre el.
-Cierra la boca -Le grite y este me miró sorprendido. -Estoy harta de sus malditas peleas, si no pueden estar en un mismo lugar sin dejar de pelear no los quiero cerca de mi a ninguno de ustedes -Les dije sin control alguno de mis palabras.
El aire se volvió denso, como si estuviera atrapada en una burbuja. Mi corazón latía con una rapidez desesperada, un tambor ensordecedor que parecía querer escapar de mi pecho.
La realidad se desdibujaba; los colores se volvían más intensos y las sombras más amenazantes. Sentía que mis pensamientos se dispersaban como hojas llevadas por el viento. Y a pesar de estar al aire libre el espacio a mi alrededor se estrechaba cada vez mas mientras cada respiración se sentía como un esfuerzo monumental.
Miraba a mi alrededor, buscando algo o alguien que me anclara a la realidad, pero todo era distante y borroso. Las caras de los chicos se convertían en máscaras, sus voces en murmullos lejanos.
Un sudor frío recorría mi frente y sentía que mis piernas se debilitaban, como si fueran de papel.
>Tienes que calmarte< Me dige, pero las palabras eran solo un eco en mi mente caótica.
El miedo se convertía en una serpiente que se enrosca en mi estómago, apretando con fuerza. Cada latido de mi corazón resonaba en mis oídos como un recordatorio de que estoy viva, pero también de que estoy atrapada en esta pesadilla.
En un momento de desesperación, siento que voy a caer. Busque apoyo, pero mis manos temblaban y mi visión se volvía nublada.
Es entonces cuando siento que alguien me agarra del brazo para llevarme hacia el y envolverme en sus brazos mientras me lleva al nivel del suelo, y su voz, clara y firme, me alcanza.