Me Perteneces

Capítulo 47

Un año había pasado desde que Sandra descubrió su verdadera naturaleza, y desde entonces, tanto ella como Erick habían enfrentado desafíos que fortalecieron su vínculo y su determinación de protegerse mutuamente.

Poco tiempo después de su transformación Boris decidió aparecer a la vista de alguien por órdenes de Caín, el Dios Sol, después de mucho tiempo, convocando a Sandra a entrenamiento para poder controlar a sus compañeras. Para evitar que Vela y Inis, su portadora y antigua portadora de su madre tomarán el control de su cuerpo.

Ahora, en el cumpleaños de Shia, su prima, los dos emprendieron un viaje hacia la mansión Jensen que yacía rodeada de bosques densos.

Aunque Sandra apenas y había visto a Shia una vez en su vida sentía una mezcla de emoción y algo que no podía identificar… algo que la inquietaba pero de una manera emocionante.

Quizás el saber que era la loba negra, o el hecho de poder presencial aquella transformación, pero solo sabia que sería un viaje emocionante para ella.

Días después…

Sandra y Erick regresaban a la mansión. Cuando llegaron, se reunieron junto a todos los demás en la sala principal y les contaron lo sucedido.

Unos días después, Eloy citó a Erick en su oficina. Cuando llegó, su padre cerró la puerta detrás de él y lo miró con seriedad.

-Erick quiero mostrarte algo -le dijo incitándolo a seguirlo.

Eloy lo condujo por un pasillo secreto que estaba escondido detrás de una estantería en su oficina. El pasadizo estaba oscuro y polvoriento, como si no hubiera sido usado en años. Finalmente, llegaron como a una especie de cueva oculta, y lo que Erick vio lo dejó sin aliento.

Las paredes rocosas de aquel lugar estaban cubiertas de escrituras antiguas y dibujos grabados con precisión. Había símbolos de todas las especies, todo rodeado de palabras que parecían estar escritas en un idioma perdido. Eloy, encendiendo una antorcha que iluminó las paredes.

-Conseguí está lugar meses después de que decidimos reclamarla como nuestra.

Erick se acercó a una de las paredes. En ella había un dibujo que mostraba a una figura oscura, envuelta en sombras, con ojos brillantes y una mano extendida, como si estuviera lanzando ataques a las especies del mundo. A su alrededor, había caos: fuego, destrucción, y figuras de diferentes especies que yacían en el suelo.

-¿Que es esto? -Pregunto Erick al no entender nada.

-El fin del mundo que conocemos -Le dijo y Erick le miró preocupado.

-Ahora que Shia, se ha transformado esa mujer atacará con más fuerza que nunca y solo las dos híbridas podrán detenerla -Le dijo Eloy.

-Sandra y Shia están de nuestro lado -Le dijo Erick.

-Pero no los dioses, a ellos no les importa que suceda con nosotros. Y ellas son diosas -Le dijo mientras iluminaba una parte de aquellos grabados que reflejaba como el sol y la luna consumían los cuerpos de dos lobos, el blanco y el negro.

-¿Insinúas que nos traicionaran? -Le pregunto Erick.

-No si podemos lograr que ambas rechacen ese lado -le dijo seriamente -Si no lo hacen, y lo aceptan, ese poder las consumirá poco a poco hasta que las consuma por completó y no logremos reconocerlas ni ellas a nosotros -le dijo

-¿Y si no lo rechazan pero tampoco lo aceptan, y solo siguen sus vidas como ahora? -Pregunto.

-Morirán, y con ellas todas las esperanzas de salvar al mundo de las manos de la mujer -Erick se alarmó ante lo dicho -el choque de energías las debilitará al punto que no podrás siquiera mantenerse de pies -Le dijo.

-¿Como podemos hacer que rechacen ese poder? -Le pregunto.

-Diciéndoles la verdad, y más ahora que el tiempo está en nuestra contra. Pero ellas también tienen que saber que perderán parte de ese poder supremo por el que tanto se les alaba -le dijo simplemente para luego salir de aquel lugar y Erick tras el.

Erick comenzó a comprender que de ese rechazo dependía todo, dependía que ambas sobreviviera y siguieran junto a ellos cuando la guerra contra aquella mujer se desatará en el mundo sobrenatural. Porque si no, no habrá un mañana para nadie.

Erick, tenso su mandíbula. Su primer pensamiento fue que tenía que proteger a Sandra a toda costa, y aunque esto era más grande de lo que jamás había imaginado. Pero aunque estaban dispuestos a convencerlas, ahora todo dependía de la decisión que ambas tomaran.

Erick caminaba con determinación por los pasillos, cada paso resonando en su mente como un tambor. Se dirigía a la habitación de Sandra, la revelación de su padre aún pesaba sobre el, y sabía que no podía esperar para contárselo a Sandra y convencerla de rechazar aquella parte de ella que podría condenarla.

Al llegar, encontró a Sandra apoyada en la baranda, mirando hacia el vasto horizonte donde la oscuridad del bosque se mezclaba con las estrellas. Su figura se recortaba contra la luz de la luna, y Erick sintió una oleada de amor y preocupación. Se acercó lentamente.

-Sandra -dijo, su voz suave pero firme.

Ella se volvió, y sus ojos se encontraron. Había una chispa de curiosidad en su mirada, pero también una sombra de preocupación.

-¿Erick, que sucede? -le pregunto al verlo con un semblante serio y preocupación.

Erick tomó un respiro profundo, buscando las palabras adecuadas para explicar el asunto claramente.

Luego de ser totalmente sincero con Sandra, esta se acercó más a el, tomando su mano con firmeza. Su toque era un ancla en medio de la tormenta de emociones y pensamientos que lo rodeaba.

-Erick, no voy a abandonarte ni a traicionarte, rechazaré esa parte de mi, te lo prometo. -Erick sintió un calor en su pecho al escuchar sus palabras.

Sandra no estaba dispuesta a sacrificar su felicidad por un poder que solo le traería sufrimiento a sus seres queridos, aunque eso significara perder parte del poder que la caracterizaba por ser la primera híbridas de las dos especies más poderosas.

Ambos se quedaron en silencio por un momento, el viento suave acariciando sus rostros mientras de disponían a mirar hacia el horizonte. Las estrellas brillaban intensamente, como si fueran testigos de su promesa.




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