Estoy sentada en la estación de policía mirando mis piernas totalmente enojada y avergonzada después de que me han dicho que mis pruebas de orina han salido limpias de todo tipo de drogas, alucinógenos o toxinas y yo no puedo evitar la vergüenza de recordar que me lo dijeron frente a todos los presentes.
-Bien, ya llamamos a sus familiares para que vengan por usted, pero le advierto señorita que una exhibición más como aquella y puedo asegurarle que su próxima sala de espera será en el psiquiátrico de la ciudad ¿Entendido?- me pregunta el policía que me trajo aquí molesto y yo solo asiento con la cabeza apretando la mandíbula para callarme un insulto.
Me encuentro sentada en una banca en medio de dos chicos que han sido detenidos por pintar su escuela y una señora que al parecer fue detenida por prostituirse o algo por el estilo por lo que puedo deducir ante su apariencia.
El policía se aleja de mí a hablar con una mujer que llora en una banca vecina y no puedo dejar de pensar en todo lo que ha sucedido.
Estoy tan molesta, avergonzada y rabiosa.
-Vaya que tienes mala suerte- me dice uno de los chicos a mi lado que usa una gorra ridículamente grande y su aliento huele a cigarrillo lo cual me hace fruncir la boca.
-El oficial Wayner es el peor de todos- asegura el otro chico con piel grasosa.
-Ya lo veo- digo un poco molesta mirando hacia al frente.
Ahora no quiero que nadie me hable o me colme la paciencia.
-Soy Zack- me saluda el primer chico extendiéndome la mano y se la estrecho molesta.
-Violeta- digo por educación pero con la mandíbula apretada.
-Yo soy Brandon- dice el otro ofreciéndome su mano y se la estrecho a regañadientes.
Miro la sala esperando ver a mi madre o al desaparecido de mi padre entrar, esperanzada de verlos y refugiarme en sus brazos, de decirles la verdad y tener la esperanza de que ellos si me van a creer, cuando una cajetilla de cigarrillos se posa frente a mi rostro.
-¿Quieres uno?- me pregunta Zack y lo miro molesta.
Bien, trate de contenerme.
-No se puede fumar dentro de un lugar cerrado y es malo para la salud- gruño. Zack y Brandon se miran divertidos y comienzan a reír una vez que le digo aquello -¿Que es tan gracioso?- les pregunto posando la mano en mi cabeza molesta y Brandon me mira despectivamente.
-Los policías dicen que llegaste aquí por alucinar y ahora ¿vienes y te haces la santa?- dice riendo.
Está bien, lo lograron, no quería desquitarme con ellos, pero lo han logrado, me han hecho estallar.
Yo no estaba alucinando.
Me levanto molesta poniéndome frente a él y frunzo el ceño mientras le doy una cachetada si bien no con todas mis fuerzas, si con firmeza.
-¿¡Qué te sucede!?- pregunta Brandon furioso levantándose y mirándome con furia mientras sostiene su mejilla- ¡Maldita loca!- grita esta vez.
No sé qué me sucede, regularmente no me considero una chica agresiva pero le suelto un puñetazo directo a la nariz al escucharlo llamarme de aquella forma.
No estoy loca, ¡No soy una jodida loca! ¡Peter es real!
Zack reacciona con rapidez y se pone frente a su amigo dispuesto a golpearme en respuesta, pero una mano se lo impide tomando su brazo con brusquedad haciendo que Zack grite de dolor.
-Ni siquiera lo pienses- escucho decir a esa endemoniada y dulce voz que me deja helada.
Lo miro con miedo y horror mientras él me mira con una pequeña sonrisa divertida.
-La gatita vuelve a sacar las uñas, que divertido- dice con una ligera risa y yo doy un paso hacia atrás- Deberías ver tu expresión, espera, te tomaré una foto- dice con burla aun sosteniendo a Zack.
No…
-¿Qué está pasando aquí?- pregunta el oficial Wayner cuando Peter suelta al chico y mirando a un sangriento y tirado Brandon y después a mí.
Peter lo mira.
-Lo lamento oficial- se disculpa Peter posando una mano en su pecho- Mi hermana suele tener episodios de agresión y alucinaciones constantemente, lamento que haya golpeado a estos chicos, no entendemos cómo es que salió de su escuela especial pero vamos a resolverlo y a tomar cartas en el asunto- se disculpa Peter con una sonrisa y yo abro la boca con sorpresa.
-¡Él no es mi hermano!- grito rápidamente- ¡Él es quien me secuestro! oficial por favor no permita que me lleve, él no es nada mío ¡es un maniático!- grito aterrada.
Todos me miran ante mi escándalo y el oficial me evalúa por un momento.