Me perteneces

Capítulo 15

Siento un dolor punzante al momento en que los dientes realmente afilados de Peter se encajan en mi garganta. Trato de zafarme y de gritar pero la presión que ejerce Peter en mi cuello me impide soltar sonido alguno mientras que sus manos y su cuerpo pegado al mío me impiden moverme un solo centímetro de él, mientras este jadea extasiado contra mi garganta, absorbiendo mi sangre sin miramientos con total anhelo, como si hubiera estado deseándolo por mucho, mucho tiempo.

Los dientes de Peter son tan afilados y hábiles que entran con tanta facilidad como lo hace una aguja en la tela. El dolor que causa sentirlo dentro de mí se expande no solo en todo mi cuello sino que el dolor parece escalar y subir hacia mi cabeza y recorrerse hasta mi hombro, sin embargo de un momento a otro tan rápido como sentir los colmillos de Peter entrar en mí, ese dolor punzante se calma como si me hubieran puesto anestesia de un segundo a otro, como si hubieran detenido el dolor de una vez por todas.

Un calor confortante comienza a recorrerme el cuerpo entero casi enseguida después de aquello mientras relajo mi cuerpo casi en automático y dejo de luchar contra Peter; esto parece ser bien recibido de parte de él ya que suelta una de mis manos para tomar con delicadeza mi cabeza y apartarla de tal forma en que mi cuello quede más despejado para su deleite.

La calma y relajación poco a poco comienza a ser remplazada por un placer realmente exquisito que no se puede comparar con ningún tipo de placer que yo haya sentido en mi vida, siento la sangre brotar de mi cuello, los latidos de mi corazón palpitar en mis oídos casi como una melodía provocando que cada latido llene mi cuerpo de placer, mientras Peter tiene sus labios pegados ahora dulcemente contra mi cuello y acaricia mi mejilla para confortarme.

Me escucho gemir del placer sintiendo que voy a estallar, tengo ganas de gritar, siento como si una explosión de felicidad pura se abriera paso para salir de mí en ese momento y tomo a Peter de la cabeza para pegarlo aún más a mí como si aquel acto intensificara mi placer.

Poco a poco Peter se aleja de mí solo un poco para lamer mi cuello mientras ese placer infinito que me gustaría que jamás terminara se va alejando de mi cuerpo poco a poco dejando detrás de él una sensación de bienestar y calma.

Respiro de forma agitada.

Peter me mira a los ojos acariciando mi mejilla y puedo ver el brillo de sus hermosos y negros ojos mientras que de su boca se asoman rastros de mi sangre, manchando sus labios y parte de su barbilla y mejillas, mientras sus colmillos aún se asoman de su boca amenazantes.

Su mirada no es la misma que aquella noche aunque todo es igual que aquel día pero ahora no me parece amenazante ni mala, todo lo contrario a ello, me siento completamente reconfortada a pesar de que el dolor comienza a volver a aparecer aunque a menor escala, como si la anestesia estuviera desapareciendo mientras siento como mi cuello comienza a arder y dirijo mi mano a la herida, pero él me lo impide tomándola con delicadeza.

-Es mi veneno, mi sangre, mi saliva- me susurra al oído mientras su delicioso aliento me acaricia y cierro ligeramente los ojos- está actuando para curarte, en unos minutos no sentirás nada, lo prometo- casi ronronea contra mi oído haciéndome sentir más tranquila.

Suspiro mientras Peter me acuna en sus brazos y acaricia mi cabello con dulzura, mientras que mi cuerpo no reacciona como debería hacerlo ante la persona que nos acaba de atacar, en cambio de eso me siento… Diferente, me siento como si fuéramos más cercanos, como si su calor y sus latidos se fusionaran con los míos y ahora entre sus brazos fuéramos uno mismo, como si yo de verdad… Le perteneciera.

Comienzo a sentirme completamente cansada y con sueño mientras mi cuerpo tiembla y se siente debilitado por la pérdida de sangre pero Peter pone mi rostro frente al suyo en un ágil movimiento para terminar mirándome a los ojos y besar mi nariz con dulzura.

Sus ojos han vuelto a la normalidad, su rostro vuelve a ser el mismo de siempre después de que limpiara la sangre con mano y ahora vuelve a ser el otro Peter, aquel cálido y reconfortante Peter que me mira con anhelo, como si de verdad me amara, como si de verdad me conociera de toda la vida.

-Eres la cosa más deliciosa que existe en este mundo- me asegura mientras veo como sus ojos brillan expectantes.

No sé qué decir ante aquello, en realidad no estoy segura de que eso sea un cumplido, pero por algún motivo al escuchar aquello mi cuerpo parece sentirse feliz de complacerlo, como si mi cuerpo anhelara escuchar aquellas palabras, aun así la parte racional que aún queda en mi mente me dice que no me confíe, que el acaba de atacarme, que acaba de alimentarse de mí y que no tengo la menor idea de lo que va a suceder.

-¿Ahora sabes lo que soy cierto?- me pregunta besando con delicadeza mis labios mientras parte de mi sangre que aún se encontraba en él, se impregna en los míos.

Era obvio que la razón más lógica era decir que era un vampiro desde un principio, sin embargo no me constaba, digo ¿Qué tan estúpido sería decirle a alguien y acusarlo de ser un vampiro? pero ahora, estoy totalmente segura y cuando lo digo, no hay titubeos y las palabras no suenan tan descabelladas en voz alta.




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