El automóvil de Peter no es ni muy grande ni muy ostentoso como lo esperaba de un ególatra egocéntrico como él, sin embargo algo que no puedo pasar por alto, es el hecho de que parece muy bien conservado y que este auto, debe ser de un modelo viejo, sin embargo da la apariencia de ser recién salido de agencia, como si se hubiera conservado muy bien guardado todo este tiempo.
Peter maneja directamente hacia la escuela mientras yo miro con el ceño fruncido mi ropa.
-¿No podía ir a mi casa a recoger mi ropa?- pregunto molesta y un poco incómoda- No me apetece llevar la ropa de otra chica y más aún si aquella chica posiblemente está muerta- digo repentinamente y al momento me arrepiento y lo miro asustada de cual fuera a ser su reacción, sin embargo Peter ni se altera ni se inmuta, simplemente mira la carretera como si yo no hubiera dicho absolutamente nada, sin embargo hay algo en sus ojos que me provoca un retortijón en el estómago, especie de pena y tristeza que trata de reprimir.
-¿Está muerta verdad?- pronuncio sin poder evitarlo con un nudo en la garganta y esperando que no se enoje- ¿La has...?-
-Yo no la mate- me aclara de forma firme y con tono molesto- Y no pienso hablar de ello ni ahora ni nunca así que si preguntarás algo, que no sea respecto a Vanessa ¿Entendido?- gruñe.
Su tono de voz enfadado, aquel brillo culpable en sus ojos y aquella ira reprimida y cierto respeto que sentía hacia esa persona es algo que esta vez no puede ocultar.
Algo muy extraño sucede en mi interior es un especie de molestia cargada de furia extrema y odio hacia aquella chica, sin embargo también me siento algo… ansiosa.
Miro hacia la ventana reprimiendo una mueca.
-¿Eso que siento son celos Violeta?- pregunta divertido Peter con su habitual bipolaridad y no puedo evitar sonrojarme.
Por supuesto que no, claro que no.
Esta mirándome con esa expresión que tanto odio de suficiencia y diversión al creer que de verdad tiene poder sobre mí, que de verdad tiene ese poder en mí.
-Por supuesto que no- digo sintiéndome avergonzada y respondiendo en automático.
Una media sonrisa de su parte me hace saber que no me ha creído y sinceramente… Yo tampoco.
-No tienes de que avergonzarte- me asegura Peter- Bueno, si a mí me gustara un chico completamente fuera de mi alcance siendo una chica completamente insoportable, malcriada y común como tú lo eres, creo que también me molestaría oírlo hablar de alguna otra chica y más cuando esa chica significo algo para él- asegura tratando de molestarme y lo fulmino con la mirada totalmente rabiosa.
Imbécil.
-Para empezar el acosador aquí eres tú por lo cual si alguien gusta de alguien ese eres tú de mí; tú eres el que no puede dejarme tranquila en ningún momento, además yo no soy insoportable ni malcriada ¡Y no estoy celosa!- recalco apretando los puños y los dientes.
Ok tal vez un poco lo primero, pero lo segundo definitivamente no.
Peter se orilla en plena carretera y me mira con esos hermosos ojos azules que me derriten mientras sonríe de medio lado.
-Por supuesto que no pienso dejarte tranquila- asegura acercándose peligrosamente a mí sin siquiera dudarlo- Eres realmente irresistible eres… Como mi pequeño caramelo- asegura besando mi frente con tranquilidad como si aquello fuera un cumplido y se sienta de nuevo arrancando el auto como si solo hubiera frenado para darme amor o tranquilizarme y demonios que si funciono.
Siento una punzada de alegría en el pecho que trato de reprimir rápidamente antes de que Peter se dé cuenta pero su sonrisa me hace saber que no lo hice con la rapidez necesaria, aún así se guarda sus comentarios o sus burlas hacia aquel sentimiento como si supiera de antemano que estoy negándome incluso a mí misma lo malditamente mucho que me gusta este maldito vampiro.
Repaso en mi cabeza una y otra vez todas las preguntas que tengo que hacerle a Peter y que por supuesto no le hare pero la que más da vueltas en mi cabeza en este momento es... Dijo que soy irresistible... ¿En qué sentido habla y por qué me importa tanto?
-Dilo- dice simplemente adentrándose a la ciudad para tomar el camino a la escuela y muerdo mi labio inferior.
-¿Acaso no puedes dejar de espiar ni siquiera mis emociones?- gruño molesta, sin embargo suspiro-Pero… si quisiera preguntarte algunas cosas- digo simplemente y suspira.
-Sí, ya te habías tardado demasiado, empezaba a pensar que eras demasiado rara, tonta o lenta- asegura y muerdo mi mejilla para callarme un insulto.
En estos momentos dejare pasar sus comentarios.