CAPITULO 1: UN DELINCUENTE EN ACCIÓN Y LA PARTIDA DE UN SER QUERIDO
CAPITULO :1 UN DELINCUENTE EN ACCION Y
LA PARTIDA DE UN SER QUERIDO
- Por Dios ese tipo es ciego –decía el Sr. Javier a su mujer- ¿Cómo va chocar mi auto en pleno semáforo? Además, venimos despacio ¿estará dormido?
El sr. Javier conducía un marabú azul del año de la pera, pero en muy buen estado. Le acompañaban su esposa y sus dos hijos de aproximadamente nueve años de edad. Un tac tac en el vidrio del auto lo sobresalto haciéndole callar, a su lado un joven le hacía señales de que bajara el vidrio a lo cual asedio un poco asombrado.
- Buenas noches, discúlpeme no fue mi intención dañar su auto. - decía Morocho en un tono amistoso para calmar a los ocupantes del auto, mientras rápidamente les estudiaba para no perder el control de la situación.
- Buenas noches -le contestaba el Sr. Javier- bueno el golpe fue suave así que no creo que haya causado mayor daño joven, vamos a revisar y salimos de dudas – decía mientras mostraba una cálida sonrisa.
El sr. Javier intento abrir la puerta, pero el cuerpo de Morocho se lo impidió, no se había movido lo mas mínimo, haciendo que los temores del Sr Javier y su esposa salieran a flote. A lo que Morocho le acotó:
- Tiene razón, el golpe no causó daños, pero me apena decirle que me llevare su auto, este es atraco. – le decía al tiempo que le mostraba el arma automática que al instante afincaba en su cuello.
- Pero, pero, -no salían las palabras de su boca, una palidez fúnebre se había apoderado del rosto de los ocupantes del auto.
- Señora por favor vacié el bolso sobre su falda, ¡rápido y en silencio!
La mujer temblorosa hizo lo solicitado, retirando el bolso vacío aparto las manos de su falda permitiendo que el joven viera su contenido.
- Por favor el celular, -pedía Morocho e inmediatamente le era entregado en su mano por el Sr. Javier- recoja todo nuevamente y baje del auto con sus hijos, mantengan la boca cerrada, de usted decide si quiere ser viuda, ¿entiende lo que digo?
La mujer asintió con la cabeza, a la vez que obedecía, una vez fuera del auto, Morocho hablaba en voz baja al conductor.
- Sr. Javier baje del auto, tómese su tiempo para denunciar el robo, a su esposa no le agradaría saber que usted tiene por amante a su mejor amiga ¿verdad?
- ¿Cómo sabe usted eso? ¿me ha estado siguiendo?
- Exactamente, así que pórtese bien, tiene que cuidar de la salud de sus hijos ¿Cómo han crecido?
Morocho abrió la puerta del auto permitiendo que el Sr. Javier bajara, ya había hablado suficiente, tomando el puesto del conductor partió, condujo cambiando inmediatamente de carril, consecutivamente continuo por la avenida, en segundos el Malibú se convirtió solo en dos luces rojas más en la secuencia de vehículos que se desplazaban por la ancha avenida en esta inmensa ciudad.
Para morocho era un robo más de auto en su historial, pero por primera vez le asignaban un encargo de un auto viejo como este y hacer la entrega en un lugar diferente, no tenía nada que ver con los grandes del negocio automotriz, su intuición le indicaba que aquí había gato encerrado, disponía de unos minutos antes de hacer la entrega los utilizaría para revisar, necesitaba saber en que se estaba metiendo, era muy joven para ir a la cárcel por otro, ahora existían dos personas en su vida que dependían de él.
El morocho tomo un desvío de su ruta de entrega y condujo hacia el taller de su amigo Omar.
- Cierra la santa maría rápido por favor.
- ¿Qué está pasando? ¿este auto está caliente? -preguntaba Omar, era el dueño del taller, desde hace años conocía a Morocho, le ayudaba cuando podía y le aconsejaba.
- Si está caliente, Este es un contrato con el tuerto, pero parece que hay gato encerrado no entiendo ¿por qué pedir un auto viejo?
- Te doy 20 minutos y te borras del mapa no quiero problemas, toma la linterna y lo que necesites, pero por favor rápido y vete.