Me Robaste El CorazÓn

CAPITULO 7: CUANDO EL PASADO TE ALCANZA

CAPITULO 7: CUANDO EL PASADO TE ALCANZA

 

Los días en clase habían vuelto a la normalidad, sonaba el timbre indicando la salida y las puertas del colegio se abrían, parado en la acera con varios paquetes en mano Héctor buscaba a Julián con su mirada, quería sorprenderlo.

  • ¡Hey Superman! –dijo Héctor en voz alta, soltando una carcajada.
  • ¡Tú eres loco!  ¿cómo me vas a avergonzar delante de todos? –reclamo Julián que se había convertido en el centro de atracción de los estudiantes por unos segundos.
  • Hola, aun recuerdas, me gusta eso. –decía mientras se acercaba al grupo de Julián.
  • Te presento a mis amigos Johnny y Teresa, a Daniela ya la conoces. –decía mientras tomaba la mano de Daniela.
  • Esto es para ustedes, son unas hamburguesas y están calientes.
  • Vaya las trajiste contadas, como si supieras que somos cuatro-
  • Vine a agradecerte y que veas mi nueva moto.
  • Y ¿eso? – pregunto Daniela.
  • Julián me dio el dinero, así me esfuerzo menos que con la bicicleta y puedo llevar más pedidos al día.
  • No te preocupes, eres mi amigo –decía mientras lo abrazaba.
  • Bueno me voy, tengo otros pedidos, nos vemos muchachos, saludos de la vecina Aida.
  • ¿Le entregaste lo que le envié?
  • Claro estaba feliz. Chao.
  • Chao- contestaron a una sola voz.

Daniela repartió la hamburguesa y junto a Julián las empezaron a comer mientras caminaban en dirección a su casa, el grupo de Miguel venia tras de ellos. A pocos metros para terminar la esquina del colegio, de un sedán gris nuevo se bajaron dos sujetos, Daniela instintivamente se frenó al escuchar que llamaban a Julián apuntándole con una pistola.

  • ¡Julián! –llamo en voz alta uno de los hombres, con cara de malo.

Julián se detuvo, al levantar la mirada, reconoció a uno de los hombres de el Tuerto, el otro nunca lo había visto.

  • Aja ¿Qué pasa? –pregunto Julián deteniéndose.

Miguel vio el arma en la mano de aquel hombre extraño y de fría mirada que apuntaban a Julián y se apresuró a detener al grupo de compañeros con un movimiento de manos, a lo que ellos retrocedieron, Miguel no retrocedió sabía que él necesitaría ayuda, Julián dedujo que el tuerto quería que volviera y en su desespero podrían herir a alguien por lo que se apresuró a preguntar nuevamente.

  • ¿Qué quiere el Tuerto?
  • Quiere que vuelvas un tiempo, te necesita.
  • No puedo, ahora tengo otras actividades.
  • Claro, como ahora te la das de riquito, se te olvido para lo que si eres bueno. -Decía el Chato, mientras el de la mirada fría mantenía el arma apuntada a Julián.
  • Te dije que no iré, que me deje quieto.

El Chato, se había acercado a Julián para decirle en voz baja;

  • No te busques más problemas, el Tuerto dijo que te tratáramos suave, pero la verdad no tengo ningún interés en que esto suceda, así vamos, súbete al auto por las buenas.

Julián quería proteger a sus compañeros  y a Daniela,  así que tenía que alejarlos,  con calma empujo a Daniela hacia el cercado del colegio y se aproximó al auto hacia donde estaba el hombre de la pistola, con tranquilidad intento abrir la puerta del auto, pero tomando un poco descuidado al del arma le dio un codazo en el estómago y forcejeo con él para poder quitarle la pistola, el chato  corrió a atacar a Julián, pero fue derribado por Miguel y Johnny que en conjunto le daban una parranda de puños a el chato, sonó  un primer disparo que fue recibido por espejo retrovisor derecho del auto haciendo añicos el pequeño espejo y desapareciendo  la bala tan rápido como llego, haciendo que Miguel y Johnny se tiraran al piso, los demás hicieron lo mismo acompañado de los gritos, Julián lograba  hacerse del arma y con gran destreza disparó el arma hiendo en la mano y la rodilla a su atacante, acercándose a el Chato le hirió igualmente en la rodilla y la mano a la vez que le decía:

  • Te dije que no te metas conmigo, al que está quieto hay que dejarlo quieto, no voy a trabajar con ustedes. Dile al Tuerto que no se meta con los míos, ni en mi mundo porque puedo ir y acabar con el suyo.

Los compañeros de Julián y Daniela estaban perplejos, era como una película la forma en que Julián tomo la pistola y no le tembló el pulso para disiparles.

  • Creo que será mejor que vayas Chato, recoge a tu amigo y déjame en paz, ponte pilas que se escuchan las sirenas.




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